La ingeniera comercial Cecilia N. (34) se preparó toda una vida para trabajar de 08:30 a 19:00 horas, no tenía idea de mudar o bañar, pero estaba tranquila con su maternidad. De regalo le llegó el "Larousse para Padres" y el "Duérmete niño", además salió de la clínica con "nana" puertas adentro y enfermera particular por tres semanas. El golpe vino cuando ésta se fue: "Sentí una angustia irracional, incertidumbre a lo desconocido, a hacerme cargo de un ser impredecible. Pasé de ser una mujer fuerte a andar llorando en pijama".
En una sociedad donde la mujer se ha preparado para competir de igual a igual con el hombre, las historias de Carolina se repetirán. Una encuesta Mori (2005) a 600 santiaguinos mostró que al 61% de las mujeres jóvenes (18-25 años) lo que más les importa es su carrera, por sobre tener hijos. Otro sondeo de Comunidad Mujer, en 5.000 mujeres, halló que su mayor preocupación (43%) es el trabajo o la dificultad para encontrarlo.
"Las mujeres se han vuelto inseguras por la multiplicidad de roles que desempeñan. Al tener que rendir en varios frentes es normal no ser tan eficientes en todos", dice el psiquiatra Enrique Jadresic, especialista en salud mental femenina.
Instinto femenino
Habilidades esenciales |
El concepto de madre "suficientemente" buena implica ejercer ciertas funciones. Ojalá integrarlas sin perder naturalidad, pero si no resulta, no amargarse; otras personas pueden sustituir en alguna de estas tareas.
Sostén: capacidad de sostener física y emocionalmente al bebé en todo momento y estados de afectividad e impulsividad.
Cuidado: cuidados concretos y reales del bebé (muda, baño, etc), y estando en sincronía con él (mirarlo, acariciarlo, etc).
De espejo: La mirada de la madre le devuelve al niño su propia imagen (mostrarle caras de sorpresa, repetirle sus balbuceos).
Contención emocional: ponerse en su lugar, empatizando con sus emociones y traducirlos al lenguaje del niño.
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Por lo demás, "las mujeres que profesionalmente son muy exitosas, tienen muchas veces que sacrificar ciertos aspectos femeninos y es probable que sientan dificultades en la esfera afectiva", agrega la sicóloga de la Universidad Católica dedicada al tema de apego, María Pía Santelices. Eso hace difícil conciliar la maternidad con el trabajo.
¿Será que se está perdiendo el instinto materno? ¿Por qué tanto manual de autoayuda?
En absoluto, coinciden los expertos. Todas las mujeres cuentan con un componente biológico que las capacita para acoger al recién nacido. Con el parto y la lactancia se libera ocitocina, hormona que, entre otras funciones, favorece la sensación de placer en el cuidado del hijo.
"No es que algunas mujeres tengan menos instinto, sino que quizás se han acostumbrado a controlar más su entorno (teniendo dinero o poder)", dice Jadresic. Y al embarazarse, a veces se sienten inseguras porque se ven en una situación donde no controlan nada. Quienes son dueñas de casa, en cambio, suelen ser más dependientes, por lo tanto aceptan mejor la falta de control que implica el embarazo y la llegada de un niño".
Para la sicóloga tampoco puede desconocerse el nuevo contexto socio-cultural, y que no pasa sólo por lo laboral. Hoy existe el tema de los derechos del niño y la sicología también lo mira desde temprana edad como un ser que puede tener patologías. Todo esto, "sumado a que ahora se planifica la cantidad de hijos que uno desea, hace que las expectativas dadas al rol de mamá sean más demandantes y la hagan sentirse más exigida".
Por último, "si además ven que surgen manuales, talleres, etc., no es raro que venga un sentimiento de insuficiencia", afirma el doctor Jadresic.
Familia y trabajo |
La investigadora del Centro Internacional de Trabajo y Familia de la U. de Navarra, Nuria Chinchilla, realizó esta semana una conferencia sobre estos dos mundos, en la que mostró -a partir de un estudio propio en 30 países- que las competencias más valoradas en las empresas se aprenden precisamente ejerciendo el rol de madre o padre. Éstas son algunas: liderazgo, iniciativa, toma de decisiones, trabajo en equipo, empatía, capacidad de comunicar, saber entregar y recibir "feedback".
Diversos estudios han mostrado que las mujeres que trabajan viven más satisfechas que las que están todo el día en casa. Los especialistas coinciden con la hipótesis, pero en la medida que haya un equilibrio; se necesita también de una legislación y de empresas que favorezcan la dualidad de roles.
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En todos los estratos
No es sólo un tema de las madres-profesionales "top". María Pía Santelices y un equipo de sicólogos realiza talleres para promover la sensibilidad materna y el apego seguro en embarazadas de la red de salud UC (San Joaquín y Puente Alto). Iniciativa que nació por la necesidad detectada por los equipos de salud, pues las mamás están requiriendo un apoyo más personalizado en el embarazo y crianza.
Ser una mamá poco conectada con las necesidades del hijo no generaría trastornos en el desarrollo del niño siempre que éste establezca un vínculo de apego seguro con otro ser significativo (papá, abuela, nana, etc.). Aunque sí le pasa la cuenta a la díada madre-hijo: "Si la madre está ausente en los primeros años de vida puede que no se constituya en figura de apego significativa para el niño y a futuro el lazo sea más distante", dice la sicóloga.
Los especialistas recomiendan estar atentos si la situación pasa a mayores, si la madre simplemente no logra empatizar con su hijo o se siente demasiado agobiada; entonces sería tiempo de pedir ayuda profesional. Cecilia lo hizo y hoy está feliz de llegar de su trabajo a bañar o dar de comer a su niña.
Lo ideal es que los talleres o libros sobre maternidad acompañen, pero no intervengan tanto con directrices rígidas que no dan cabida a la subjetividad. "Las madres ojalá oigan su voz interna, lo que creen que es mejor para el hijo", dice Santelices.
Un buen intento en el ejercicio de la maternidad es conectarse con la propia experiencia infantil y rescatar las cosas que fueron positivas para uno.