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Carrete, traiciones, cable a tierra

17 de Julio de 2006 | 09:48 |
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A raíz del primer derrame cerebral de su padre, la vida de Miguelo cambió rotundamente; se trasladó de nuevo a Santiago, se hizo cargo de sus "viejos" y debió buscar socios para sus pubs.

Durante esta época, también, conoció a la que sería su única mujer, la modelo Ana María Cummins, con quien tiene tres hijos, Miguel (18), Sebastián (15) y Nicolás (13). "Tengo otro hijo, mayor, que es de Concepción y se llama Felipe".

Cuando parecía que la vida empezaba de nuevo para él, con éxitos como cantante, una familia feliz y muy unido a su socio, el humorista "Checho" Hirane, el dolor lo golpeó de nuevo: su hijo del medio cayó a la piscina y quedó con parálisis cerebral.

El mundo se le dio vuelta, terminó la estrecha relación que mantenía con Hirane –incluso padrino de Sebastián-, se separó y empezó el carrete desenfrenado de la mano de Miguel "Negro" Piñera.

-¿Cómo empezó tu amistad con Checho Hirane?
"El tenía el 'Queen's Pub' en Reñaca y yo iba a darme unas vueltas por allá. Nos conocimos ahí. Él iba a mi café y hacía humor ahí, era under en ese tiempo. Hicimos buenas migas y él me ofreció poner un pub en Santiago. Nos asociamos y estuvimos más de nueve años juntos".

-¿Por qué se quebró esa relación?
"Pasaron varias cosas en la época del 'Romeo', me casé ahí, conocí a la Ana María en una despedida de soltera en el pub. Todos los lugares tienen un ciclo y éste duró más de lo que pensábamos. Lo hicimos para 5 años y duro… nueve ¡mucho!
"Puse otro lugar, ya estando casado, el 'Moros y cristianos' en La Dehesa, que también marcó su época para el adulto joven. Era muy entretenido".

-Tomaron caminos separados no más.
"Sí, yo ya era conocido, salía de gira por Chile y tenía mi negocio y nos fuimos separando".

-¿Cuando empezó la sociedad con el Negro Piñera?
"Quería pasarlo bien con la entrevista…lo estábamos pasando tan bien. No, mira, fue una época en mi vida en que justo había ocurrido el accidente de Sebastián, venía saliendo de una separación y el 'Moros y cristianos' se fue a la cresta, porque yo me fui a la cresta. Metido en la clínica no podía estar ahí y empezó a cagar el negocio y baaaaaaaa… todo el cuento. Quedé medio knock out".

-Y justo apareció el Negro.
"Claro. Se quiso asociar conmigo en el negocio y ahí como que se me soltaron un poquito las trenzas; tuve un poquito de rebeldía, también, personal; mucha depresión, además, y la cubrí con noche, con carrete, con la onda, pa' qué estamos con weás.
"Ahí nació el "Entre Negros" y seguimos con los carretes y Sodoma y Gomorra; lo pasé bien, la verdad, pero yo no era así en el fondo, nunca fui".

-Pero incluso pusieron un pub en México, en Playa del Carmen ¿no?
(Se ríe) "Nunca fue verdad eso; eso siempre fue de Ricardo Miller; el Negro decía que era de él… bueno, el Negro dice muchas cosas".

-Igual estuvieron varios años juntos.
"Nos fue muy bien los primeros tres años, después empezó a decaer mucho el 'Entre Negros' y vinieron los problemas. Yo soy re apechugador, de una familia con muchos valores, de esfuerzo, hijo de inmigrantes y, por lo tanto, del rigor.
"Yo creía que lo estaba pasando bien, pero fue una cosa necesaria frente a la bomba atómica que me cayó encima".

-¿Perdiste plata?
"Claro y vino la quiebra de Miguelo y ¿qué querís? Partir de cero, menos cero. Tuve que devolver dos departamentos de los que estaba pagando dividendos, devolver todo. Más encima, había prestado unos cheques para la sociedad, para comprar mercadería y no se pagaron, nada, hasta que me fueron a buscar los detectives".

-Y terminaste preso.
"Sí, poh, estuve detenido. Fue muy triste, una de las cosas dolorosas que he pasado en mi vida; vergonzoso, también. Estuve cinco días, en el tercer piso de Capuchinos, lavando platos, barriendo… tuve mi propio reality. Llegaron los amigos que tenían que llegar; otros que debían llegar, se escondieron, y aparecieron algunos que no esperaba y ahí estaban.
"Cable a tierra urgente. Me salí de todo, cambié de switch y me fui a vivir a Concón".

-¿En qué estás ahora?
"Estoy viviendo en Concón, al lado del mar; abro la puerta y veo en 180 grados el agua; tengo dos kayak, salgo adentro del mar; tengo un traje de buceo, y tengo mi pub, tranquilito, arriba en Concón.
"Como me está yendo muy bien como artista, trabajo mucho por fuera, tengo hartos eventos. Bien… me han pasado cosas increíbles, vino 'Rojo', 'Vértigo'".

A punto de cumplir 50 años, dice no arrepentirse de nada, porque lo ha vivido todo; sin embargo, una experiencia reciente le demostró que siempre hay algo nuevo que conocer y por qué luchar.

"En un viaje a Pucón, me encontré en el aeropuerto con Aucán Huilcamán (líder mapuche); había neblina, así que tuvimos que esperar; nos pusimos a conversar y tuvimos muy buena onda. Es un gallo muy choro, muy fuerte y seguro de sí mismo, con mucha espiritualidad", cuenta.

Tanta fue la relación que se estableció entre ellos, que Miguelo fue invitado de honor en la celebración del Año Nuevo Mapuche hace tres semanas. "Todavía se me pone la carne de gallina; fue muy ancestral. Me entregaron mucho cariño y me di cuenta de lo profundo de su causa –un pueblo negado toda la vida-, me interioricé mucho y estoy dispuesto a ayudarlos en lo que ellos necesiten. Esa noche pasé de ser peñi (hermano) a ser werkén (mensajero de su causa) y me regalaron la bandera mapuche. Fue una experiencia absolutamente nueva, no sé por qué me tocó a mí, pero ha sido maravilloso encontrarse con toda esa cultura y espiritualidad ancestral. Voy pa'l lado espiritual, absolutamente".
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