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"Creo que la sexualidad presenta cambios bastante profundos"

El psicólogo sostiene que los cambios en los roles femeninos y masculinos ocurridos en el último tiempo han provocado, también, transformaciones en la sexualidad. Por una parte, se ha aprendido a aceptar la diversidad y, por otra, se ha admitido que tanto hombres como mujeres, durante el curso de su adolescencia pueden tener experiencias homoeróticas, sin por eso quedar pegados en esa constitución de orientación o identidad sexual.

10 de Octubre de 2006 | 09:05 |
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Aunque desde que llegó a radicarse en Chile, a principios de la década de los noventa, se lo encasilló siempre como sexólogo, se apresura en corregir que él es un psicólogo especialista en terapia de pareja.

El error se debe, tal vez, a que llegó al país apenas terminada la dictadura, en pleno proceso de apertura y, por ser argentino y más desprejuiciado, se le busca como voz autorizada cada vez que el sexo se vuelve tema de discusión.

Sin embargo, Rosenzvaig insiste una y otra vez que el sexo es parte importante de la relación de pareja, pero uno de los ingredientes, no el exclusivo y que son una serie de factores los que influyen en el éxito de ese vínculo.

Explica que los roles femenino y masculino son profundamente cambiantes y que, en estos momentos, las transformaciones han sido muy aceleradas. "Algunas de ellas son bien conocidas, como que la mayoría de los varones no requiere ya de esa especie de coraza emocional, sino que la masculinidad hoy también presenta condiciones de sensibilidad, de empatía e inteligencia emocional, de contacto afectivo. Esto no significa que todos (recalca la palabra) los habitantes de una sociedad cambien en forma idéntica. Habrá muchos que siguen siendo exactamente igual que antes y otros que QUIEREN seguir siendo idénticos", explica.

-¿Y en la mujer?
"Creo que tiene que ver con una mayor capacidad de empoderizarse, de luchar, de no adoptar roles victimizados o roles que muestren una femineidad dependiente de una especie de cobertura de paraguas protector masculino."

Asegura que esto no significa que debamos pensar en hombres afeminados o con particularidades femeninas y mujeres con características masculinas. "Eso es un absurdo –dice- somos diferentes".

-¿Cómo se notan estos cambios en la sexualidad?
"Lo que voy a decir es materia de discusión, porque algunos dicen que yo exagero con esto de los cambios. Pero, para ver los cambios, uno tiene que ponerse casi a vuelo de pájaro y mirar fenómenos sociales con cierta distancia.
"Creo que la sexualidad presenta cambios bastante profundos. Hay dos fenómenos que son demarcatorios de ello".

Rosenzvaig dice que la primera de estas manifestaciones es la aceptación de la diversidad. "El chileno está cada vez más en condiciones de aceptar la diversidad sin condenarla. El tema de la homosexualidad es bien claro en este sentido. Aceptar la diversidad no significa que alguien desee constituirse en homosexual como figura de identificación".

-¿Cómo así?
"Aceptar la diversidad es que hay un uno distinto que merece ser tan valorado y respetado como un heterosexual".

-¿Tanto la homosexualidad femenina como la masculina?
"Creo que con las lesbianas todavía la actitud es distinta, no se admite bien su diversidad sexual. Le cuesta más a la sociedad visualizar a estas mujeres que eligen amar y desear a otras mujeres".

La segunda característica de estos cambios en la sexualidad -y que le parece sumamente importante como transición- es que, "tanto hombres como mujeres, durante el curso de su adolescencia pueden tener experiencias homoeróticas, sin por eso quedar pegados en esa constitución de orientación o identidad sexual".

-¿Por qué se da esta atracción por el propio sexo?
"Se da particularmente en las mujeres; mucho más que en los varones en este tiempo. Son capaces de tener experiencias homoeróticas y no sólo homoafectivas –que ha sido históricamente frecuente en las mujeres, en término de relaciones más estrechas-.
"Ya hace muchos años, a principios del siglo pasado, Freud sostenía que todos éramos bisexuales. Él lo sostenía a partir de una premisa biológica, posteriormente cambia y luego vuelve a retomar la idea".

-¿Qué significa que la constitución básica sea bisexual, en términos prácticos?
"Significa que los seres humanos tenemos la potencialidad de desear a personas del mismo sexo o de diferente sexo. Potencialidad –subrayado dos veces-, pero la cultura estructura, sobre esa potencialidad, un camino.
"Si ese camino lo designamos como natural, estamos diciendo que todo lo que se aparte de allí es casi patológico; pero la naturalidad es una construcción, un invento de la sociedad, que puede llegar a afirmarse de cualquier función del ser humano".

-Es decir, es una convención social ser heterosexual.
"Claro, es lo que la sociedad define como natural. De pronto, también podría establecer como natural algo que pudiera ser una aberración".

-¿Y la relación entre heterosexualidad y reproducción, entonces?
"Sí, está claro que somos seres biológicos y que para reproducirnos necesitamos de un macho y una hembra, eso está clarísimo y ese es el camino hacia la reproducción. Pero la reproducción no es un mandato, tú puedes elegir reproducirte o no y eso te muestra la variabilidad que tienen las opciones".

Agrega que "una cosa es la reproducción y otra, la atracción erótica. Por eso la potencialidad de la que hablaba antes, está conducida por la cultura –en su inmensa mayoría- hacia la heterosexualidad, ¿pero eso significa que las fantasías o deseos se apagan? Muchas personas están concientes de esos deseos; algunas, pocas, los llevan a cabo; por eso la bisexualidad crece".

-¿Crece?
"La bisexualidad es un fenómeno absolutamente invisibilizado. Hoy en día comprendemos que es cada vez más frecuente de lo que pensábamos, pero difícilmente confesable, por muchas causas.
"Si la tolerancia hacia la diversidad se expresa hacia los homosexuales, mujeres o varones, difícilmente se expresa hacia los bisexuales. Siguen siendo un territorio de prohibición".

-¿La sociedad los mira como quienes no asumen su atracción por el mismo sexo?
"Exacto. Dentro de las posibilidades está la negación de los propios deseos o fantasías homosexuales.
"Te diría que esa vieja aseveración de que cuanto más homofóbico eres, más habría que dudar de tu propia sexualidad, es bastante cierta".

-¿Es cierto que la bisexualidad es mayor en los sectores conservadores que no asumen su homosexualidad?
"La bisexualidad empezamos a entenderla como un fenómeno mucho más masivo con el tema del Sida, con su contagio heterosexual. Sí, es cierto, tú puedes decir que ciertos y determinados hombres se han contagiado por ser promiscuos sexualmente, pero gran parte de esos hombres se contagiaron en relaciones homosexuales.
"Yo, en lo personal, en este momento estoy tratando cuatro hombres bisexuales".

-¿Tratando?
"No los estoy tratando sobre su orientación sexual, sino sobre sus contradicciones de vida".

-Que se acepten tal cual son.
"O no. En una época, también, creímos que la bisexualidad era una forma de enmascarar la homosexualidad y que en definitiva los o las bisexuales no existían y, sí, existen. Son personas que pueden amar a otro hombre o a otra mujer, tanto hetero como homosexualmente".

-¿Y que pueden mantener relaciones paralelas o primero con un sexo y luego con el otro?
"Exactamente. Muchas mujeres, particularmente, han tenido experiencias homosexuales a lo largo de un período de su vida y, luego, se han casado y han tenido hijos. Al revés, también.
"En los hombres, la cuestión es un poquito más complicada, porque generalmente los varones homosexuales enmascaran y tienen prácticas furtivas. Muchos de ellos tienen la contradicción de que no quieren ser infieles".

-¡Qué difícil!
"Claro, porque ser bisexual no significa no tener conciencia moral; por lo tanto, para estos varones hay un elemento de padecimiento, ya que sienten que están mintiendo, que están engañando, se sienten inseguros, tienen miedo, por montones de razones. Eso es lo que uno trata, no la orientación sexual".

Aclara que hay dos fenómenos claros: la homoafectividad y homoeroticidad, que no necesariamente son iguales. "Uno se puede sentir más vinculado en términos emocionales o afectivos con alguien de su propio sexo y no por ello sentirse erotizado por esa persona".
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-¿Los hombres se han vuelto más afectivos?
"Están más abiertos en Chile, ahora, a vincularse en términos afectivos con otros hombres, en forma profunda, más íntima. Yo creo que los varones ya no hablamos solamente de fútbol o de cómo nos va en la pega; ya podemos compartir angustias y hablar de qué nos pasa, de qué estamos sintiendo, con un amigo.
"Básicamente, esto se da en los menores de 30. Ahí se nota. Entre 30 y 40 ya son menos y después de 40, ya están perdidos… siguen juntándose con los amigos para 'el club de Toby'".

-¿Y las mujeres más infieles?
"El tema tiene que ver con la apertura de los espacios, porque si el destino de una mujer era estar atendiendo a los niños y no trabajaba ni conocía a nadie, las posibilidades de infidelidad eran mucho menores que ahora que hay una apertura en términos de trabajo, de relaciones".

-¿Se debe sólo a eso?
"No, otro fenómeno interesante es que el nivel de expectativas ha aumentado y el nivel de exigencias también. La gente no se declara satisfecha por cualquier cosa; por lo tanto, están más dispuestos –hombres y mujeres- a probar cosas distintas buscando satisfacción".

-¿La infidelidad es sinónimo de pareja rota?
"Me cuesta trabajo pensar que sin la existencia de un determinado conflicto en algún área o un distanciamiento, se pueda ser infiel".

-¿Significa haber dejado de querer?
"O que se quiere a otro nivel; es decir, que el cariño y la ternura, reemplazaron a la calentura… es un tema muy frecuente por el que hombres y mujeres buscan la calentura en otra parte".


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