Vestido con pantalones grises y beatle negro, nos recibe en su consulta de Providencia. Habla como profesor dictando cátedra, lento y calmado, para que se entienda cada una de sus explicaciones.
Su experiencia clínica es vasta, así que sirve de guía para adentrarse en el tema de las fantasías de los chilenos en materia sexual.
Roberto Rosenzvaig piensa que las fantasías sexuales no han variado mucho en los últimos años. Cree que el repertorio de imaginería erótica sigue siendo más o menos el mismo.
Riéndose, explica que lo que pasa es que cuando se habla de este tema, la gente tiende a imaginar fantasías sexuales muy elaboradas, de revista, que no son las habituales de las personas. "En general, se refieren a las fantasías que uno quisiera llevar a cabo con la propia pareja", dice.
-¿Cómo cuáles?
"La verdad es que están bastante alimentadas por los medios, en términos de
fantasee, fantasee, que su sexualidad se va a ver enriquecida, o de los juegos de salón tipo sexuales que le plantean a la pareja qué cosas hacer, como disfrazarse o cambiar de roles, por ejemplo. Ello facilita este tipo de conductas cambiantes.
"Pero las fantasías, comúnmente, son más del tipo de una playa solitaria, el mar, una cabaña con las llamas y las pieles en el piso, algún tipo de disfraz, cambio de roles, utilizar algunos juguetitos sexuales… eso depende del nivel de soltura o riesgo que tomen las parejas".
Cuenta que "sólo en la capital deben existir 40 sex shops y, si existen, será porque venden, ¿no? Cuando uno los recorre puede tener una medida de lo que son las fantasías de la gente. Y, generalmente, si miras quienes están allí, son parejas hétero; a pesar de que algunos negocios tienen surtido para juegos homo".
-¿También quienes ven los canales de televisión eróticos?
"Si te preguntas quién es la gente que está suscrita a Playboy, te das cuenta que es de clase media alta y matrimonios jóvenes. Tipos solos o mujeres solas que tengan estos canales, puede ser, pero no creo que sean la principal clientela, porque sólo tendría una finalidad masturbatoria.
"Por lo tanto, están recibiendo un modelo a través de las imágenes, un modelo conformador de fantasías. Ya no son propias de tu repertorio interno, sino que están siendo alimentadas o sugeridas a través de estas imágenes. Si ves Playboy, tienes para todos los gustos, todo hétero; cuando es homosexual son sólo mujeres, no hay hombres homo".
-¿Por qué la diferencia?
"Esta discriminación es porque, claramente, esto es para varones. Un varón, por lo general, no se excita viendo escenas pornogay y sí con escenas lésbicas".
-¿A qué se debe?
"Uyy… esa pregunta… ¿por qué los hombres se excitan al ver a dos mujeres tirando?"
-¿Las mujeres no?
"Sí… se excitan. Bueno, ¡algunas sienten un rechazo enorme!, pero otras se enganchan, porque eso hace que desplieguen sus propias fantasías, también, las que no siempre están a flor de piel.
"Pero básicamente aquella está destinada al varón, que se excita, porque su fantasía básica es el triángulo y él se imagina allí. No ve a las dos mujeres solas, y él mirando de afuera tipo voyerista, sino en medio de ellas".
También se refiere a un canal argentino de cable –TNT- que le parece bastante explícito y de mayor crudeza que el Playboy y, a veces, muy poco sutil. "Depende a qué hora enganches este último, porque tiene desde el porno más soft hasta el hardcore".
-¿Estos programas influyen en los productos que se ofrecen en los sex shops?
"Claro, se adecuan a las propuestas que vienen desde estos difusores del erotismo. Por ejemplo, la ropa de látex, que antes no existía en Chile; así como todos los elementos para prácticas sadomasoquistas. Entre comillas sadomasoquista, porque si ves lo que venden, te das cuenta que es para juegos".
-No es para hacer daño de verdad.
"Date una vuelta por allá, te repito, y dime si ese látigo le puede hacer daño a alguien. Es decir, los sadomasoquistas de verdad no van a los sex shops, compran una fusta y consiguen esposas… es otro el concepto".
Aunque no puede basarse en estadísticas ni nada por el estilo, dice que los compradores de este tipo de elementos, así como de ropa íntima -que puede ir desde la más fina a la más explícita- no tienen rango etáreo definido y que ha sabido de parejas de sobre 60 años que acuden a estas tiendas.
Para Rosenzvaig una de las grandes revoluciones en materia sexual fue la aparición del sildenafil (Viagra es uno de los nombres comerciales). "Revolución en materia de sexualidad masculina, que se pone a la altura, realmente, de la anticoncepción. Porque es una medicación eficaz con muchas ofertas que permite, ahora, hasta 36 horas de vigor. Hace que hombres que padecían de disfunciones eréctiles que les limitaban poderosamente su capacidad, ahora puedan jugar tranquilos".
-¿Y la mujer?
"Con una buena salud, con una sustitución de terapia hormonal que permita que siga lubricando bien, que tenga intacta las paredes de su vagina, que tenga buena tonicidad, la mujer puede tirar hasta la edad que se le de la gana; hasta que tenga ganas de tener sexo".
-¿El deseo disminuye con la edad?
"Sí, porque disminuyen las hormonas. En el varón está clarísimo que a partir de los sesenta, de los cincuenta, pero de los sesenta la curva se acentúa poderosamente.
"Pero tiene mucho que ver con el estilo de vida. Hoy día, los gimnasios no tienen límite en el perfil de edad. Cuanto más abuelitos sean y más vitales se sientan, eso redunda en una actividad más significativa en la sexualidad".
-Cambiemos un poco de tema, ¿qué hay de la polémica que se formó porque dijiste que las prostitutas no eran buenas amantes?
"No me acuerdo que dije exactamente, pero si yo tengo que pensar qué es ser buen o mal amante, para mí la calidad de buen amante debe ser emocional y afectiva.
"Ahora, si tuviera que pensarlo del punto de vista rigurosamente técnico, alguien puede sentirse muy erotizado o excitado con una persona con la que no tenga ningún tipo de conexión. Y no tiene por qué ser una prostituta o prostituto; basta que recorras cualquier lugar nocturno donde van hombres y mujeres solos, que deciden estar esa noche juntos y pueden pasarlo muy bien o muy mal".
-Pero ¿qué significa ser buen amante para ti?
"Significa estar conectado con la otra persona y saber actuar de forma tal que puedas satisfacer las necesidades del otro y reclamar lo que te satisfaga a ti. En el mundo del comercio sexual es todo una ficción… si alguien quiere jugar esa ficción y sentir que eso es ser buen amante, allá él; pero la prostitución es ficción por la que se paga".
-¿Qué piensas de los swingers?
"Tal como lo dije en un artículo en mi
portal, es sexo por el sexo en sí mismo. Esas parejas jamás piensan que sus preferencias sexuales tengan nada de anormal; por el contrario, creen que lo que hacen sería el deseo de la mayoría, pero que los otros simplemente lo reprimen, y que se refugian en las relaciones extramaritales. Ellos, por el contrario, se sienten libres de la hipocresía moral de la sociedad en que viven.
"Los swingers muestran que los deseos sexuales pueden adoptar formas de realización colectiva totalmente diferentes a las tradicionales, el tema es si estas formas llevan a un camino de autorealización individual y en pareja, o si no son más que modos de escape al compromiso afectivo y emocional".
