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Ideas que convencen a un escolar a no fumar

Sin una campaña que apunte directamente a ellos, serán los padres los encargados de apagarles la adicción.

29 de Agosto de 2006 | 13:51 |
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Decirle a un quinceañero que el cigarro produce cáncer es probable que no le provoque ninguna reacción. Demostrarle, en cambio, que su olor corporal cambió y que ahora huele a cenicero, tendrá otro efecto en él.

Porque a los adolescentes no se llega con los mismos mensajes antitabaco que a los niños o a los adultos, dicen los especialistas en adicciones. Ellos tienen claro que los mensajes para prevenir o detener el consumo de cigarrillos en adolescentes deben apelar a códigos, ideas y riesgos sensibles para ellos.

Un tema que deberá tener en cuenta el Ministerio de Salud (Minsal) que ya lanzará una campaña masiva para instar al 42% de chilenos fumadores a apagar una adicción que en 2004 causó 14 mil muertes en el país.
Como la campaña del Minsal se dirigirá al público general, el trabajo directo con ese 41,8% de escolares de 8° básico a 4° medio que fuma (cifra que los pone a la cabeza del consumo mundial de tabaco entre jóvenes) queda en las manos paternas.


Mal olor

Para los mayores de 12 años, que están en la edad de inicio promedio de consumo de tabaco, los mensajes preventivos deben "enfatizar en que no hay cigarro bueno, que el tabaco es una sustancia adictiva tan deteriorante y potente como la droga más pesada, y que produce mucho daño en las personas", explica Solange Anuch, psicóloga del programa antitabaco "A todo pulmón" de la Clínica Alemana.
En cifras
12,8 años es la edad de inicio promedio de uso de cigarrillos. La edad se mantiene estable desde 2001.


80,5% de los 60 mil escolares consultados por Conace declaró en 2005 haber fumado por primera vez antes de los 15 años.


59,1% de los escolares ve un riesgo grande en que una persona fume una o más cajetillas de cigarros al día.

El mensaje para los que ya están fumando debe ir más allá. Hay que mostrarles cómo el cigarrillo está afectando su vida actual: lo mal que huelen las sábanas de su cama, el hálito que expelen y su incapacidad para diferenciar o notar aromas.

"Debe ver que su biología está cambiando, que su cara se enrojece con facilidad después de hacer deportes y que se demora en volver a la normalidad", agrega la psicóloga Solange Anuch.

En estos mensajes directos, los brasileños fueron un paso más allá, comenta la doctora Susana Michalland, experta en tabaquismo que participó en la elaboración de unas guías antitabaco de la OMS para ayudar a los profesores a hablar sobre este tema en clases.

Los avisos de advertencia de sus cajetillas, agrega, hacen directa alusión a que el consumo de tabaco puede producir impotencia sexual, un tema sensible para ese pueblo. "También hay que desmitificar, porque hay una creencia generalizada en las niñas de que el tabaco sirve para adelgazar", agrega esta especialista, aludiendo al 45% de escolares chilenas que fuma, según la encuesta de Conace.

En cambio, sirve contarles que su piel pierde brillo y elasticidad con cada cigarro que se llevan a la boca, y que eso pueden comprobarlo simplemente comparando su piel con las de sus amigas que no fuman.

Las especialistas concuerdan en que al conversar con los quinceañeros sobre su consumo de tabaco no hay que caer en la descalificación. "El adolescente que se siente poco valorado, cierra de inmediato las puertas de la comunicación", advierte Solange Anuch. Por eso, los padres deben demostrarles que quieren ayudarlos a dejar el cigarro.

Por eso, la conversación tampoco puede ser "pontificadora". "Es bueno comentar la publicidad de cigarrillos con ellos, qué les parece. Ellos mismos terminan descubriendo que los modelos de sensualidad, éxito y competitividad que los avisos muestran son un engaño".


Con el ejemplo

Claro que nada de lo anterior tendrá resultados si el adulto que envía los mensajes no da el ejemplo. "¿Cómo le voy a hacer caso a mi papá si cuando me sermonea porque fumo tiene un vaso de whisky en la mano?", le preguntó un escolar a María Teresa Valenzuela, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, que recorre colegios de Santiago haciendo charlas antitabaco.

"Ellos están pendientes de la coherencia de los mensajes que les entregas y en eso no los puedes hacer lesos".

Por eso, los ejemplos que se dan en la casa son fundamentales e incluyen a los hermanos mayores. "Si los padres fuman, difícilmente podrán convencer a sus hijos de que no lo hagan. Si dejan de hacerlo por ellos, surten un efecto inmediato", agrega la investigadora.

También hay que entrar en los códigos de ellos, dice la doctora Michalland. "Si los vas a poner entre la espada y la pared, debe ser al estilo de ellos y desafiante: 'Si eres tan bacán, demuéstrame que puedes dejar de fumar'".




















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