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Aprender a reconquistar la libertad de a poquito

22 de Agosto de 2006 | 08:59 |
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David Albala supo antes de entrar a pabellón que probablemente no volvería a caminar; el médico le dijo que lo importante era que se concentrara en la rehabilitación. "En ese minuto sentí muchas cosas simultáneamente, pero lo más fuerte fue Ah… entonces no hay problema, este gallo me acaba de decir que me concentre en la rehabilitación, y yo lo único que necesito para trabajar es mi cabeza y mis manos. Lo decía en voz alta y lo repetía".
El diagnóstico fue confirmado después de la cirugía: había quedado parapléjico; es decir, no podría mover su cuerpo desde la altura del pecho hacia abajo.

-¿Qué fue lo primero que pensaste?
"Que nunca más iba a poder trabajar, que iba a tener que ser siempre dependiente de mi mamá y que nunca más nadie me iba a querer. Ahí le digo al doctor ¿Usted me puede matar?, claramente me dijo que no.
"Bueno, fue lo primero que sentí, porque te están comunicando eso apenas despertado de la anestesia y todo lo que tú sabes sobre la discapacidad es atemorizante".

-¿Cuándo dejas de pensar así?
"Al cabo de 48 horas y decido vivir mi rehabilitación como un desafío y la empiezo a disfrutar mucho. La pasé muy bien en el hospital. (Se ríe) Era todo entretenido: aprender a usar la silla de ruedas; cómo salir de la cama a la silla y de ahí a la colchoneta; hacer pesas; aprender a usar la silla en la calle; aprender a autovalerme en el baño; a sondearme… Todo, lo pasaba chancho, porque me daba cuenta que la libertad se iba reconquistando de a poquito".

-¿Siempre has sido tan positivo?
"No es ser positivo; es, yo digo, tener una actitud militar. Hay un problema y OK…¡al ataque! Más allá del problema, lo importante es no darse por vencido.
"El objetivo es lo que manda, no el problema. No sólo en este tema, sino también en el trabajo, en la vida entera".

-¿Siempre fue así?
"Sí, siempre, porque tenía que hacerme cargo de la frustración, enfrentarla. Cuando las cosas no resultan, uno se frustra. Yo tomo una alternativa para llegar al objetivo y no frustrarme, aunque no sea la manera original; es como una mentalidad de contingencia".

-¿Temor al fracaso?
"El fracaso no existe; existe el abandono. A la larga, es siempre mejor perseverar que abandonar".

-¿No te aburre que a partir del documental te pregunten mil veces lo mismo?
"Es que también podría no interesarle a nadie".

-No pregunto por ellos, sino por lo que sientes tú.
"No me importa, porque lo que yo he buscado es aminorar las dudas, los mitos, reducir –quizás- la ignorancia frente a la discapacidad física o sensorial. El que haya estado en mí la historia, me ha permitido hacerlo, porque no es la historia de otros, sino la mía y, por lo tanto, tengo total decisión y control sobre lo que digo y lo que hago. Lo que he dicho y lo que he hecho ha sido muy concientemente, pues permite aportarle a la vida de la gente, una perspectiva diferente, no es más que eso".

-Es una manera distinta de sensibilizar, por ejemplo cuando sientas a famosos en la silla de ruedas, porque uno no conoce en carne propia las limitaciones a las que se ven enfrentados y tal vez así más personas traten de hacer algo frente a eso.
"Sí, está bien, pero también encuentro que el tratar es poco, porque lo que hay que hacer no es tanto".

-¿Qué es lo que hay que hacer?
"A qué te referí… a construir rampas y plataformas… llevamos décadas, décadas. No cuestan nada de plata y te sirven a ti con el coche de la guagua, a la anciana en silla de ruedas, a todos y para todo… hasta al gallo para que lleva el balón de gas. Es simplemente una herramienta de accesibilidad que no está puesta ahí -no porque no existan los recursos ni la tecnología para hacerla- sino porque alguien decidió no ponerla, concientemente".

-¿No querer ponerla? Así de fuerte.
"Si, poh. Porque si están los recursos y la tecnología, ¿por qué no está?"

-Tal vez por el individualismo exacerbado que nos ha llevado a no mirar al otro.
"Entonces, es no querer ponerlo".

-Pero es una mirada respecto al prójimo, no sólo a los discapacitados.
"Bueno, poh, ya te dije que la rampa beneficia a todos".

-Hablo de algo más amplio que sólo la rampa.
"No, claro, son un montón de cosas".

-¿Este tema te preocupaba antes del accidente?
"No, poh, si no conocía a nadie con una discapacidad, ¿por qué habría habido de tener una preocupación al respecto?"

-La gente que tú dices que no quiere hacer la rampa tampoco conoce el tema o, tal vez, no conoce a nadie discapacitado.
"Sí, pero el que no quiere hacer la rampa es un ingeniero o un arquitecto. Alguien que debiera estar preocupado, porque existe una legislación que lo obliga desde el 2003. No estoy hablando de la señora Julia de la esquina, sino de gente que sabe que tiene que hacerlo y no lo hace".

Añade que también él podría haber quedado con la discapacidad y no haber querido hacer nada por los demás. "El punto es que cuando tengo vinculación, me hago cargo de ella. ¿Cuánta gente está vinculada a algo y no se hace cargo? Yo me hago responsable y trato de expresarlo o de mostrarlo".
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