El diseñador Rubén Campos explica para qué sirven estas pasarelas y les otorga relevancia para poner a Chile en el mercado de la moda. Mañana parte el primero en Espacio Riesco.
15 de Septiembre de 2006 | 18:17 |
No uno, sino tres Fashion Week anuales, serán los que lanzarán a Chile al mercado de la industria de la moda.
A horas de que se inicie la primera pasarela del Fashion Week Santiago, en Espacio Riesco y organizado por Renato Papiccio, se conoció que en octubre, el productor Piero Zoffoli realizará la versión Chile Fashion Week y, en marzo de 2007, hará lo mismo el grupo argentino Pampa.
Los ejecutivos detrás de estos Fashion Week tienen experiencia en estas lides. Papiccio es el socio de Roberto Giordano en el país; Zoffoli es el autor de los recordados Cachantún Fashion que dejarán de existir ante la nueva propuesta; y el grupo Pampa está a cargo de las dos versiones del Fashion Week de Buenos Aires, uno de los cuales tuvo lugar la semana pasada.
Considerados la mejor plataforma para la moda de un país, los Fashion Week se han multiplicado por el mundo, teniendo sus mejores montajes en Milán, Barcelona, Madrid, París, Nueva York, Sao Paulo, Rio de Janeiro y Buenos Aires, además de las pasarelas que se realizan en países orientales como la semana de la moda en Libano.
En Chile, la primera versión del Fashion Week coincide con la inauguración de una retrospectiva de los 20 años de alta costura del diseñador chileno Rubén Campos, que se inaugura mañana en el Instituto Cultural de Las Condes.
También calza con el estreno la exposición “35 años de moda”, del fotógrafo Roberto Edwards y que tendrá dos versiones en las galerías de Isabel Aninat de Alonso de Córdova y Parque Arauco. Edwards, quien anunció su retiro de la fotografía de moda, recopiló sus trabajos en revista Paula desde 1970 a 2005 y las separó en dos períodos.
Rubén Campos y la alta costura
El modisto chileno con 20 años de experiencia, Rubén Campos, se declara emocionado con el hecho de que su trabajo sea reconocido en vida a través de la retrospectiva que se inaugura mañana. Campos participó en el Fashion Week de Buenos Aires de la semana pasada, y si bien no estará en el Fashion Week que se inicia también mañana en Santiago, se prepara para estar presente en la versión que hará en marzo el grupo Pampa.
Como experto, asegura que aunque el ‘pret a porter’ ha logrado consolidarse en el mundo de la moda, pero que la alta costura “no muere”. “Todo tiende hoy hacia lo básico, porque el pret a porter tiene un abanico de posibilidades. La alta costura, en cambio, se ha hecho más elitista y se ha instalado casi como un arte, donde el diseñador marca tendencias”.
Rubén Campos reconoce que en Chile han surgido muchos nuevos diseñadores que se están abriendo espacio, pero no todos pueden ser considerados creadores de alta costura. Por lo mismo, se aventura a señalar que en este selecto grupo siguen estando casi los mismos: José Cardoch, Luciano Brancoli, Luis Eduardo “Pollo” Covarrubias y Click.
Consultado si el país está a la par con la moda de otras latitudes, Campos afirma que la moda es cada vez más rápida, “muere y aparece otra y así se comporta en el mundo entero. Por eso, la alta costura es lo que trasciende, queda; un vestido de alta costura no muere”.
-¿Cómo se comportan las chilenas? ¿Nos seduce la altura costura o sucumbimos ante el pret a porter? “En el fondo, la alta costura marca las tendencias y de ahí salen las derivadas, el basic, el pret a porter. La alta costura es muy exquisita y las mujeres que la usan se dejan asesorar, todas las cosas son a medidas. Ellas no son las ‘fashion victim’, ellas no compran moda, porque la moda muere cuando aparece otra moda. Todo tiende a que compres lo básico, lo uses y vuelvas a comprar lo siguiente; te vuelves una adicta a la moda, tienes tus closet llenos y los vacías y vuelves a llenar sin rescatar tu estilo y tu esencia, cosa que sí hace la alta costura”.
Rubén Campos coloca en el grupo de mujeres que usan alta costura a Cecilia Bolocco, pero aclara que en el diario vivir ella recurre al ‘pret a porter’. Hay otras, explica, que “se visten el día y la noche conmigo”.
El diseñador considera “sorprendente” que en Chile no se hubiesen hecho antes Fashion Week, más cuando éstas son plataformas importantísimas para mostrar la creatividad local. Reconoce que la moda en nuestro país no tiene el mismo valor que en Argentina y otros circuitos más cercanos como Brasil, pero aún así rescata que se estén haciendo cosas para convertir la propuesta chilena en algo interesante, que pueda lanzar a los nuevos diseñadores.
-¿Temes que los diseñadores que se presentan en este Fashion Week no estén a la altura? “No, no es eso, creo que todos los diseñadores tienen su nicho dentro del mercado. A Chile le falta un remezón de la moda, que se vea que requiere mucho trabajo, que es una industria”.
-¿No se corre un riesgo al presentar diseñadores emergentes en vez de consolidados? “Los Fashion Week son para eso, son para lanzar a los diseñadores emergentes, para darles una plataforma y puedan mostrar su creatividad, pero también para enseñarles lo que está pidiendo el mundo de la moda. Se trata de que los Fashion Week sean una rueda de negocios y una oportunidad para que los diseñadores vean lo exigentes que son los compradores a nivel mundial. Se trata de aparecer en los circuitos de moda a nivel internacional y tengamos un lugar”.