A pesar de venir de un nivel social acomodado, desde muy niña le interesaron los temas sociales y de desigualdad, cuestión que la llevó a involucrarse en diversos temas como la familia, los niños y, también los reclusos.
Al asumir el Presidente Aylwin fue nombrada directora ejecutiva de la Fundación de la Familia, cargo que desempeñó hasta el año 1994. Luego, en el gobierno de Frei, fue jefa del departamento de programas del Servicio Nacional de la Mujer, Sernam y más tarde, se convirtió en la secretaria ejecutiva de la Corporación Innovación y Democracia entre los años 1998 y 1999.
Ese año fue designada subdirectora de Gendarmería hasta que en 2001 asumió como gobernadora de la Provincia de Chacabuco, función que desempeñó hasta marzo 2006.
Hoy, al frente de Integra, Loreto Amunátegui insiste que el desafío principal de la fundación no es sólo llegar al pre escolar. “No podemos preocuparnos sólo de esa niña o ese niño que va al jardín infantil, sin tener ninguna conexión con lo que le está pasando a su madre, a su padre, a sus abuelos, a las personas con las que vive. Tenemos que conectar a esas personas con el ambiente emocional y educativo que nosotros estamos entregando, porque eso también es una forma de elevar su calidad de vida”.
-Además la forma en que el niño se comporta en el jardín es un espejo de lo que le está pasando en la casa.
“Claro, muestran el tirón de pelo, cómo se agreden... hay mucho por hacer, pero yo tengo la tranquilidad de que la fundación se ha profesionalizado mucho y hay estudios que dan cuenta de lo bien que está evaluado el currículo de Integra.
“Está demostrado que un niño que viene de los jardines de Integra, entra en mejores condiciones emocionales y educativas a la básica... ¡Eso es muy importante!”
-¿Qué esperas lograr como directora ejecutiva?
“Quiero dar un salto más allá de aquí a cuatro años y por qué no soñar con informatizar; que tengan, también, el acceso que han tenido mis hijos, tus hijos a jugar con el computador, a hacerlo como propio, a que esté incorporado a la casa o, por lo menos, a su sala de clases”.
Aclara que ésa es una meta que ella busca además de la impuesta por el Gobierno de llegar a las 800 salas cuna a fines de año en coordinación con la Junji (Junta Nacional de Jardines Infantiles).
-¿Cuentan con el personal adecuado?
“Se está capacitando en forma muy rigurosa, pero muy acelerada, también, a todos los equipos que formarán las nuevas salas cuna. Hay un trabajo muy serio”.
-¿La relación con la Junji sigue tan estrecha como en el período de tu antecesora?
“Estela Ortiz y yo no tenemos prejuicios que nos separen. Aquí hay un mandato, lo que nos interesa son los niños y sus familias; tenemos que llegar a tener una cobertura nacional que aborde a más niños que estén en situación de vulnerabilidad social. En ese ámbito, Junji, Integra, quien cumpla la tarea, es bienvenido; por lo tanto, nos dividimos las tareas en función de las capacidades instaladas. No hay competencia alguna; al contrario, sólo suma para llegar a la meta presidencial”.
-¿Cómo nace esta vocación por lo social en ti?
“Creo que la influencia del colegio fue muy importante... bueno, partió por la Iglesia, las monjas, la relación con el arzobispado. Desde muy chica hice trabajo en las poblaciones. Además, mi familia tiene mucha conciencia social.
“Yo me sentía bien privilegiada y miraba con harto espanto las desigualdades; eso fue lo que me hizo entrara a trabajo social. Después se me desarmó un poco el naipe, pero siempre he tenido vocación por los otros”.
Insiste en que “uno debe dar desde lo que uno es, sin disfrazarse. Somos iguales a pesar de las diferencias: somos de carne y hueso; es prosaico, pero uno va al baño y se muere también. Por lo tanto, todo lo demás es transitorio. Trabajar para la mayor equidad me parece fundamental. Hay que tratar que nuestros hijos tengan las mismas oportunidades que los demás, que no influyan apellidos ni el lugar donde la gente nació o estudió”.
-¿Sigues militando en el PPD?
“Sí, cuando retornó la democracia sentí que más que nunca debía seguir trabajando en los social, que desde ahí podía entregar mi aporte. Me pareció que el PPD era un partido instrumental, abierto, liberal, que había una gran diversidad, no había encajonamiento y que, independientemente de que haya sufrido algunas alteraciones por el camino, sigo pensando que me siento cómoda ahí, porque he podido desarrollar mi vocación de servicio”.
-¿Qué hacías en Gendarmería, entonces?
“También tiene que ver con lo social, absolutamente. Para mí fue muy dura la pasada por ahí, pero hasta el día de hoy la añoro”.
-¿Por qué tan duro?
“Era un ambiente muy machista y yo fui la primera subdirectora mujer. Conocí una realidad que ni siquiera se da en los hogares vulnerables, de pobreza extrema; creo que las condiciones de muchas de las cárceles chilenas son absolutamente atentatorias contra la dignidad de las personas.
“Una cosa es que estén privados de la libertad de circulación –por eso están dentro de una cárcel-, pero otra cosa es que producto de hacinamiento se llegue a esos estadios. Efectivamente, la situación carcelaria es dramática y no se soluciona sólo con la construcción de cárceles”.
-¿No?
“No, porque va a haber un crecimiento también de la delincuencia y ha habido fallas en las medidas alternativas a la reclusión, que es donde se debiera poner el énfasis. Los municipios, las empresas, el sector privado, la sociedad en su conjunto se debe hacer cargo que el tema de la delincuencia no es sólo del Estado, es de todos nosotros”.
Explica que mientras no se tomen medidas para rehabilitar en alcoholismo y drogadicción y no se logre reinsertar a los internos en la sociedad, la situación de la delincuencia es como una rueda sin fin, provocada, una vez más, por las tremendas desigualdades de nuestra sociedad.
-¿Aceptaste el cargo inmediatamente?
“Sí, me encantó la idea de servir en un ámbito desconocido y fui dale que dale conociendo cárceles, hasta que mi terapeuta me dijo ya, está bueno, porque llegaba literalmente destruida.
“Fue una gran experiencia; todo suma, nada resta, es un tema que yo tengo en la vida”.
También recuerda su tiempo como gobernadora con mucho cariño. “Fue una experiencia bien enriquecedora; me gusta el gobierno interior, también. Me gustó mucho la coordinación de todos los servicios públicos y terminar un poquito, entre comillas, experta en políticas públicas de todos los sectores. Pude hacer cosas bien interesantes”