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"¡No soy un sin corazón!"

El sarcasmo y la ironía lo caracterizan y provocan amor u odio en quienes lo conocen o lo leen. No tiene términos medios, está claro, pero no hay duda de que siempre dice lo que piensa. Feliz con su "boutique" creativa (su agencia de publicidad), espera con calma el nacimiento de su primera hija, Lourdes, en diciembre.

26 de Diciembre de 2006 | 10:20 |
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¿Quién es Carcavilla? Lo han catalogado de distintas formas, pero principalmente como "un irreverente", término que él detesta pues considera que sólo tiene la lengua muy afilada, el pensamiento rápido y la ironía a flor de piel.

Seguramente muchos lo abominan, por ejemplo por sus recordados comentarios acerca de la televisión en el periódico "The Clinic", entre ellos la actriz Soledad Pérez o Daniel "Huevo" Fuenzalida.

A otros, sin duda, les provoca gracia y risas por montones, porque, claramente, es el pensamiento hablado de muchos que no se atreven a verbalizar las mismas cosas que a él le importa un comino lanzar al aire.

Es divertidísimo, ameno, gracioso y su pinta, como de niño mateo grande, sin duda, lo acompaña. El pelo despeinado, los pantalones caídos, una bufanda multicolor al cuello y chaqueta de cotelé y –cómo no- esos anteojos de marco ancho que siempre lo han caracterizado… con un detalle: se rompieron hace poco y no los ha llevado a arreglar, así que ¡los pegó con scotch! Eso sin hablar de esa voz ronca y aterciopelada que se ve constantemente interrumpida por la risa.

Se ríe a carcajadas cuando se le pregunta por su trayectoria y dice "trayectoriaaa … si todavía estoy en eso".

-¿Por qué decidiste estudiar periodismo?
"Porque estudiar periodismo es bien cómodo. Uno no tiene que tener las cosas muy claras y te permite… (se queda pensando), bueno, es como un recreo; mientras uno decide qué hacer con la vida, puede estudiar periodismo, jaja".

-¿Recreo?
"Sí, como una especie de recreo fantástico después de la rigurosidad del colegio donde estudié. Además, te permite desarrollarte en otras áreas; puedes dirigir, reportear, escribir… hacer un montón de cosas".

-Especialmente cuando uno no tiene muy claro qué estudiar.
"¡Exactamente! A mí me hubiera gustado estudiar teología; si miro para atrás ahora, habría estudiado feliz teología".

-¡Ya, hablemos en serio!
"En serio te lo digo, jajaja, o filosofía, me habría encantado ¡Imagínate! Estar trabajando a estas alturas en el Vaticano; estar pensando cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler… ¡maravilloso!".

Fue uno de los alumnos fundadores de la carrera de periodismo de la Universidad Diego Portales; su generación fue la primera en egresar. "Bueno, terminé la carrera, porque yo siempre termino lo que empiezo, como norma, no dejo nada a medio camino", cuenta.

Su práctica profesional la hizo en "La Segunda", como reportero policial: "Vomité mil veces desenterrando cadáveres y además con muy mal manejo, horroroso".

-¿Lo pasaste mal?
"Pésimo. Además, los periodistas policiales son algo así como una especie de tiras, que se manejan entre ellos, que manejan los códigos de la policía y yo parecía un pájaro en corral ajeno. La verdad es que era súper difícil entrar en ese mundo".

-¿Y cómo te evaluaron la práctica?
"Más o menos, pero pasé. La Pilar Vergara me quería mucho; encontraba que me vestía bien y le encantaba que fuera este niño rubio… ¡amorosa!"

-¿Después te fuiste a la Red?
"Sí, empecé a trabajar en prensa, pero justo llegó Paulsen a hacer los noticiarios 'Punto', que estaban inspirados en un modelo canadiense, muy libres. Mostrabas las imágenes, contabas las historias; entonces, no era tan necesario el rigor. Además, era un canal más bien pobre, así que había que usar más la creatividad que el rigor periodístico, porque no teníai (sic) ni los autos ni la plata pa' los pasajes ni los contactos para cubrir la noticia en duro.
"Ahí me fue muy bien, porque como había que usar más ideas que ese rigor, ahí –fuff- me liberé y tuve la posibilidad de hacer varias notas".

-Ahí empezó a surgir tu propio estilo.
"Exacto, como que pude soltarme".

Paralelamente, comenzó a hacer los libretos para varios programas de ese mismo canal, como "El desjueves" y a hacer notas para "Cóctel", que conducía Kike Morandé. Ahí conoció al director Reynaldo Sepúlveda quien se lo propuso a su cuñado, Gonzalo Bertrán, para que hiciera las notas "diferentes" del Mundial de Fútbol Italia '90 en canal 13.

-¿Eras un periodista payaso?
"Noo, tenía harta libertad, era divertido y mucha gente se descolocó o no lo entendió. Hacía todo tipo de tonterillas.
"Después querían que me quedara estable en un programa –como el típico desgaste de los personajes del 13- y ahí no lo hice más. No me interesaba el 'tony periodismo' y toda esa weá; ni liderarlo ni hacerlo. Fue una faceta de humor que me pareció entretenidísima, pero no era mi intención quedarme haciendo ese tipo de notas".

-¡No tienes ningún miedo al ridículo!
"No, nada y en esa época menos aún".

Aunque siguió haciendo libretos para distintos programas y series de televisión, su gran momento llegó de la mano de la aparición del canal 2, Rock & Pop y los espacios –casi de culto- "Gato por Liebre" y "Plan Z", de la mano de sus amigos inseparables Carolina Delpiano, Rafael Gumucio, Pedro Peirano y Álvaro Díaz.

-Después te fuiste a Inglaterra, ¿a qué?
"Quería cachar un poco qué era la televisión inglesa, no fui a estudiar, fui a ver mucha televisión, porque no manejaba el idioma ni tenía la plata para quedar en una escuela inglesa, a pesar de que postulé. Así que vi mucha televisión, y de la buena, encerrado durante un año en mi casa en Londres, jajaja".

-Bien distinta a la de acá.
"Sí, pero hay algunos intentos, ¿has visto 'Chile íntimo' de TVN?, es increíble, puras imágenes, fotos, documental; está bueno, a las 11 de la noche. Es un programa carísimo, pero se ganó un fondo y está hecho con tiempo, con plata… ¡súper bien! Es un chiche".

Después del "año sabático", se incorporó al equipo de "The Clinic" y, paralelamente, cambió de rubro. Junto a su hermano Marco Antonio creó Carcavilla S.A. una agencia de publicidad que define como "una boutique creativa".

-Sacaste roncha en todos lados con tu columna "Maldita TV".
"Era muy leída, pero me odiaban. Es que, a veces, era muy duro, decía unas cosas tremendas".

Recuerda que hace poco estaba viendo el programa "Biografías" referido Teresita Reyes, cuando, de repente, aparece nombrada su columna y su crítica a la participación de la actriz en un espacio pagado que promocionaba pastillas para adelgazar. "Sale que la columna le provocó un estado depresivo altísimo. Yo estaba comiendo y veo en la televisión, al marido y al hijo que decían nosotros íbamos a ir a matarlo", se ríe, pero esta vez es una risa nerviosa.

-¿Qué sentiste?
"Susto y, también, me duele, poh, si uno no pretende hacer daño y menos a alguien tan bondadoso como la Teresita Reyes. Ahora, claramente, el programa era una cosa tremenda. Sí, por supuesto me arrepiento mucho de haberle hecho daño, no era mi intención ¡No soy un sin corazón!"

-Era una columna bien dura, ¿no la leías dos veces?
"Estaban escritas con harta ironía, con harto desenfado. No eran contractivas ni pretendían arreglar el panorama de la televisión, sólo llamar la atención y preguntar ¿qué pasa con este circo que nos tiene a todos de cabeza? ¿cómo podemos seguir conviviendo con esto?".

Pero dejó atrás el periódico y hoy escribe una columna en La Nación Domingo y conduce "Ciudadano Zero", en la radio del mismo nombre, donde, justamente, se dedica a conversar con personajes comunes y corrientes que "jamás saldrían en un estelar".

-¿Se ha morigerado un poco tu lengua?
"No, no, no; tal vez ha ido tomando un poco más de estilo. Estoy más viejo… tengo siquiatra; uno va como ordenándose un poco".


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