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La aventura política que la llevó a hacer campaña en micro

25 de Enero de 2007 | 10:19 |
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Su currículo dice que estudió filosofía en la Universidad de Chile y que tiene gran experiencia en administración pública. Sus antecedentes deportivos, en cambio, no destacan más que la práctica de la jabalina mientras estaba en el colegio “La Maisonette” y que alguna vez practicó kayak… en el mar.

Este último dato, sin embargo, la grafica tal cual es. Una mujer que no le teme a los desafíos. Ni siquiera el de hacerse cargo de una institución que –desde su creación en los albores de la democracia- ha sido cuestionada por irregularidades en el manejo de los recursos.

Catalina Depassier, claramente una ejecutiva, cambió el rumbo de la institución. Llegó a poner orden y no se amilanó ante nada, ni siquiera cuando anuló tres concursos públicos que estaban en marcha para nombrar directores o cuando más de alguien, del mundo deportivo, dijo que no tenía ninguna experiencia como estar en el cargo.

-No calza con tu historia el que hayas estudiado filosofía, ¿qué te llevó por esos derroteros?
“Estudié filosofía porque cuando tenía 18 años, no sé… creí que iba a ser la Simone de Beauvoir (larga una carcajada). De hecho, no hice los ramos de pedagogía”.

-O sea, te querías sentar a pensar.
“Sí, y eso es súper raro en mí porque soy muy hiperkinética. Cuando joven tenía una hiperactividad muy jodida y un déficit atencional severo, severo (remarca) que uno de mis hijos heredó. De verdad, leía mucho, me creí muchos personajes, me cuestionaba mucho la existencia, pero pasaron los años y me tuve que poner a trabajar”.

En 1989 entró al Centro de Estudios del Desarrollo, liderado por Gabriel Valdés, a trabajar en un programa de desarrollo municipal y permaneció ahí hasta 1992, cuando se crean cinco nuevas comunas y ella decide ir a poner en práctica lo aprendido, en Recoleta. “Siento que muchas veces los gobiernos hacen política, muchas veces, desde las cuatro paredes, entonces yo decidí dejar de teorizar”, explica.

Se quedó ahí, después de pasar por diferentes cargos, hasta el 2000, año en que se fue a la Subsecretaría de Desarrollo Regional como jefa de la unidad técnica de asistencia municipal. De esos tiempos tiene muy buenos recuerdos de sus jefes, Francisco Vidal y Adriana del Piano, “una mujer maravillosa, muy convocante. Fue mi primera experiencia con una jefa mujer y fue un gran, gran tiempo”, comenta.

Su carrera en la administración pública se vio abruptamente interrumpida cuando en 2004 le ofrecieron ser candidata a alcaldesa por la Democracia Cristiana.

-¿Qué te llevó a probar suerte en una elección popular?
“Más que probar fuerte eso calzó con un proceso personal. Fue la experiencia más particular que he tenido en mi vida, estaba pasando por un momento súper complicado en lo personal y generalmente, busco este tipo de desafíos para reinventarme.
“Primero me ofrecieron una municipalidad que la Concertación podía ganar, lo que era una responsabilidad enorme, pero considere que era una irresponsabilidad porque no tenía la plata para la campaña. Por eso, terminé en Vitacura, que es la comuna donde vivo, me pareció súper desafiante porque tiene una pobreza y abandono escondido”.

-¿Tenías una veta política interna?
“No, para mí fue descubrirme a mi misma”.

-¿Eras activa militante? ¿De familia?
“Entré a militar como a los 18 años, cuando estaba en la universidad, donde por el régimen militar se vivía la política intensamente. Mi papá tenía una profunda admiración por Allende y Frei Montalva y a mí me tocó verlo, yo fui al Caupólican y ese discurso no se me va a olvidar nunca y era una enana. Me motivó mucho y me declaré en mi… (se censura) DC.
“A mí nadie me invita a reuniones el domingo en la tarde, no soy de ningún lote, nada: Soy la transversalidad total, más bien tengo afecto por personas”.

-O sea, esta incursión fue una excepción a la regla.
“Absolutamente”.

-¿No tienes en vista una carrera parlamentaria?
(Frunce el ceño)”Nooooo, bueno, no puedo decir de esta agua no beberé. Si me hubieses preguntado lo mismo en octubre de 2004, yo te habría dicho que tendría que estar loca; de hecho mucha gente pensó que estaba trastornada, menos mis hijos, que fueron fundamentales”.

La subsecretaria recuerda buenos y malos momentos de una campaña “pobre, pobre, pobre”. En los primeros, que como tenía poca plata para competir con la gran cantidad de gigantografías de Raúl “Tronco” Torrealba, se subía a las micros a hacer proselitismo. En los segundos, que cuando fue al Saint George, colegio donde estudian sus hijos, a repartir panfletos, algunos apoderados de compañeros de sus hijos que la conocían se negaron a recibirlos con cara de ‘ni por nada’.

“Habían profesores que se reían de ellos (mis hijos), los molestaban cuando yo criticaba a Torrealba… Ésa cuestión me afectó, ahí te das cuenta que la política fomenta mucha agresión”, cuenta.

-¿Es ideologizada?
“Los ABC1, que están informados, sí, y somos muy odiosos, al final de cuenta”.

Tras su fracaso en las urnas- aunque obtuvo un inesperado 24% de los votos- retornó al mundo municipal (Maipú), donde estaba cuando fue llamada por la Presidenta Bachelet ha hacerse cargo de Chiledeportes.

-¿Fue muy duro asumir en este cargo con tanta gente del deporte criticando tus capacidades?
“Nunca me imaginé todo lo que se iba a provocar y ahí me di cuenta de la exposición que tenía. Yo cometí un gran descriterio que fue ser súper veraz y cuando me preguntaron si venía del mundo deportivo contesté que iba al gimnasio. No sé, podría haber inventado, pero no”.

-¿Fueron mezquinos?
“Siento que fueron injustos y prejuiciados, habían muchos intereses, pero hoy, todos los grandes críticos que tengo me respetan. Al tercer día de llegar me fui a un plenario del COCh –todos me decían que estaba loca- y desde ahí nunca más me criticaron. Sostengo y creo que me misión es armar buenos equipos y mejorar la gestión de Chiledeportes y establecer buena coordinación con el mundo deportivo”.

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