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"Lo pasé mal en la isla y, después, llego para acá y lo paso peor"

Decidió entrar al reality del 13 por su enorme afán de aventura, pero la experiencia lo decepcionó. No sólo cree que no supo manejar los códigos que se manejan en ese tipo de programas, sino que, además, echó mucho de menos a su regalón, Renatito, y terminó operándose de los meniscos al volver por una lesión que sufrió durante la competencia en la isla caribeña.

26 de Diciembre de 2006 | 10:20 |
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Está muy flaco y con cara de cansado; parece que la experiencia del reality de Canal 13 "Expedición Robinson" no le sentó nada bien, por lo menos en el aspecto físico. Sin embargo, sigue con enormes energías a cargo de sus múltiples emprendimientos, porque se declara un hiperkinético empedernido.
Nos recibe en su oficina de "Urbano Producciones", donde también funciona una escuela de teatro, danza y expresión corporal; justo encima del "Patio Bellavista", una especie de feria de artesanía para extranjeros ubicada en Pío Nono. Munster es, también, uno de los gestores de este proyecto que pretende convertirse en un espacio que dé que hablar en la vida cultural en la capital.

A pesar de sus otras actividades, sin duda por estos días su vida está marcada por la curiosidad que despierta su participación en el reality y la sensación que ésta le provocó. Cuenta que se decidió a aceptar la oferta del 13 por afán de aventura –"quizás la última de mi vida"- , ya que pensaba que se trataba de una experiencia increíble, en un lugar paradisíaco, sometido a pruebas para las que se sentía preparado porque le encanta el deporte y que, además, le pagaban muy bien.

-¿Fue lo que esperabas?
"La experiencia en sí es otra cosa. No lo pasé muy bien… en realidad, re mal".

-¿Tanto así?
"Sí, hubo pocos momentos buenos; la convivencia fue terrible. No le echo la culpa a nadie; creo que yo lo pasé mal, quizás porque me compliqué y me tomé muy en serio el asunto".

-¿Fuiste demasiado competitivo?
"Claro, pero, además, metí un tema valórico en la cosa de las relaciones, donde eso no tenía ninguna importancia. Jugué con reglas que no eran del juego, sino de la vida y, al parecer allá no importaban".

-¿A qué te refieres con eso?
"Mira, por ejemplo, cuando yo quiero eliminar a alguien, lo hago por las razones que se esgrimen dentro del juego –no compite bien-, pero empezar a descalificar a la gente, decirle que es falsa o mentirosa, que es aquí, que es allá, eso no tiene que ver con nada… ¡si es un juego!
"Cuando la gente empieza a manejar la sobrevivencia a ese nivel es bien desagradable, sobre todo cuando te lo dice gente que no le ha ganado a nadie. La cosa empieza a ser muy dura y empiezas a cuestionarte si no te equivocaste al aceptar".
-¿Sentiste esa sensación con todos los participantes?
"Noo, hay gente muy valiosa como Carlos Cruzat y la Marcela Roberts".

-Pero con ellos fue con los primeros que te peleaste.
"Para que veas, a partir de ese enfrentamiento por una cuestión puntual, nació el decirse las cosas a la cara. Cuando te encuentras con gente así, te das cuenta que uno puede haber tenido una pelea feroz, pero de eso aprendimos y de ahí para adelante fuimos muy, muy cercanos".

-¿Y los demás?
"Es tan complejo que es casi para analizarlo sociológicamente, había una manipulación extrema en cada momento. Para resumirte mi cuento, creo que no funcioné con los códigos con que se funciona allí y por eso lo pasé muy mal".

-¿No es eso lo que busca el programa, que se generen esos conflictos?
"Sí, pero si yo hubiera entendido el juego y lo hubiera jugado como la Janis Pope, que es experta, y, entonces, disfruto con eso, soy el malo, juego el papel, preparo estrategias… ahí te creo; pero, no, mis conflictos eran verdaderos y yo lo pasaba pésimo".

-¡Es un reality!
"Siií, pero todos estaban pintando el mono. Claro, no es culpa de nadie; la culpa es mía por no haber entendido los códigos, por eso lo pasé muy mal.
"Lo pasé mal en la isla y, después, llego para acá y lo paso peor, porque mi mujer sufre como condenada por todo lo que está viendo y entonces, simplemente, digo por favor, que termine luego, para salir de ésta ¡Horroroso!"

-¿No valió la plata que te pagaron?
"¡Casi no!, casi, casi… ahí es cuando uno suma y resta. Si tuviera la oportunidad de hacerlo de nuevo, te juro…"

-Pero, cómo, ¡lo harías de nuevo!
"No, no, por ningún motivo. Lo que quiero decir es que si mágicamente existiera la posibilidad de volver atrás, escucharía a mi mujer que con su sabiduría femenina me advirtió que fuera preparado y manejara los códigos. Pero no, yo a la primera (hace chocar sus manos como en un combo) estrellándome contra el toro, miéchica; poniendo el cuerpo".

-Ésa es tu personalidad ¿o no?
"Sí, pero yo también soy un gallo que tiene una mediana madurez y que ya debería aplicarla y no estar ahí, poniendo el pecho como que si todavía estuviera en la universidad. No, no, uno tiene que empezar a armarse por la vida. Hay que ser más inteligente".

-Finalmente, la rabia es contigo mismo.
"Sí, sí, tengo rabia conmigo; aunque aquí hayan muchos culpables y en la edición armen un tongo que no te explico y que veo un par de personajes y me dan ganas de… Bueno, las cosas caen por su propio peso y ya la vida les ha cobrado la cuenta a algunos".

-¿Esta sensación no te hizo querer perder para devolverte?
"Yo tenía fechas, objetivos; en un momento dado, cuando cumplí cierto objetivo, dejé de luchar. No en el sentido de la competencia, pero sí de las relaciones y de abandonar las ganas".

-¿Fue como meterte a la farándula criolla?
"No, no era un cuento de farándula para mí. No es que la desprecie; simplemente no es mi cuento. Yo hubiera agradecido que hubiera otro actor más o haberme juntado con gente que hubiera sido un poco más interesante, algunos del otro grupo".

-¿Qué te molestó tanto?
"Es que te cuentan el cuento de una manera que uno lo ve y piensa oh, éstos son una tropa de imbéciles, como no hablan algo decente. La conversación era siempre puro cahuín y a mí me importaba un rábano; trataba de conversar con la gente de temas extra reality y ésos no sirven para la edición del programa".

-¿Tuvo algo que ver que fueras uno de los mayores?
"No sé, creo que no supe hacer un personaje, no jugué; fui y traté de ser yo y me convertí en líder e hice cosas sin parar, como soy yo… ¡el pecho altiro!"

-¿No será cosa de ego, también?
"No, si no es ego, yo soy un tipo emprendedor; no espero que me llamen, me meto a concho y hago, actúo. Creo que esas cosas fueron las que me hicieron mal durante el reality".

-Entonces, haber sido eliminado fue un alivio.
"Fue una contradicción; por un lado, claro, qué lata salir ahora que queda poco, pero, por otro… ohh (pone voz de placidez), una sensación tan cálida, incluso una cosa física, como de arrullo y saber que en una hora más iba a estar tomándome una bebida, comiendo algo, duchándome. Era el dulce camino de regreso a casa; sentía a mi guatón en los brazos, a mi mujer que me protege… ¡exquisito, te juro! Como en una nube, como flotando; se me pasaron todas las odiosidades, me despedí de todos y me fui al hotel".

-Todavía es fuerte cuando te acuerdas.
"Sí, fuerte, muy fuerte. Si fuera un gallo solo, tal vez, pero con familia es muy duro separarse tanto tiempo".

-¿Qué te dejó de positivo la experiencia?
"Me sirve para la vida, sobre todo para las relaciones personales, con la gente; para ser más tolerante y tratar de disfrutar más las cosas que uno tiene, porque, de repente, las pasas por encima y no valoras que tiene una tremenda familia, grandes amigos… muchas cosas".

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