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“Los hechos pasan, pero las personas quedan”

El periodismo es su trabajo y lo apasiona, por eso el nuevo ciclo de reportajes “ANNónimos”; pero su vida familiar, sus hijos y sus costumbres sureñas son el complemento para que se sienta feliz y realizado con lo que ha logrado desde que salió de su natal Chiloé hace ya muchos años.

23 de Enero de 2007 | 09:27 |
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Tímido y celoso de su intimidad, el periodista Ramón Ulloa se pone muy nervioso frente a la cámara fotográfica. Se nota que le incomoda, está muy tenso, le cuesta relajarse y esbozar una sonrisa. Nadie pensaría que pasa el día frente a las cámaras, pero de televisión, en Canal 13. Él explica que son sensaciones distintas, frente a la de fotos hay que posar... "invade"; a las de televisión, en cambio, está tan habituado que ya ni siquiera se da cuenta de que debe mirarlas. Tal vez es que ésas representan al telespectador que mira desde el otro lado y al que el periodista quiere informar.

Tampoco le gusta hablar mucho de él mismo, pues asegura que está para presentar e investigar noticias, no para serla; sólo hace una excepción porque desde el martes pasado conduce un programa nuevo en el canal católico – “ANNónimos”- que se inserta dentro de la programación Bicentenario, ésa que busca mostrar otras realidades y recupera los espacios que ayudan a los chilenos a reflexionar cuando estamos a punto de cumplir dos siglos como nación.

Poco a poco se va soltando, pero, incluso cuando todavía está un poco a la defensiva, se le nota lo orgulloso que está de formar parte de este equipo que busca “darle una vuelta de tuerca a la noticia”; retomar aquellos temas que están o estuvieron en la noticia, pero que, por problemas de tiempo y espacio, no fueron profundizados. Un ejemplo es el programa del martes pasado respecto a la guerra de Las Malvinas, que se refería no a la manida historia de los jóvenes que fueron a combate casi sin entrenamiento, sino cómo recuerdan esos momentos y qué pasa con ellos, pero desde la perspectiva de uno de los combatientes.

-¿Por esta oferta te quedaste en el 13 y no emigraste a Chilevisión a principios de año como te habían ofrecido?
“Por un compromiso personal y profesional. Efectivamente tenía una buena oferta y me parecía un nuevo camino por recorrer; cuando estábamos en eso, le otorgaron a prensa (del 13) el espacio para hacer reportajes que hace tiempo queríamos”.

-¿Qué importancia le asignas a que el departamento de prensa tenga su propia área de reportajes?
“Los periodistas de prensa de todos los canales no tienen el tiempo para desarrollar más el trabajo que hacen. Yo creo que también les pasa a los de crónica de los diarios que les gustaría estar un día en el cuerpo de Reportajes; con el agravante que en televisión tienes sólo un minuto o un minuto y medio para hacer la nota y quedas con la sensación –es un poco dura la palabra- de frustración profesional de querer hacer más cosas y no se puede, porque los noticieros no son para eso. Tampoco se le puede seguir el hilo o el desarrollo a una noticia; en definitiva, probarte que puedes hacer otras cosas, otros formatos.
“Cuando apareció la oportunidad de que esto se pudiera hacer, decidí quedarme, porque en la disyuntiva de irme, me dijeron que me hiciera cargo del proyecto”.

Afirma que, aunque suene a cliché, coincidieron sus propios intereses con el ofrecimiento de la dirección del canal, que era hacer un programa de reportajes en prensa, “pero que fuera distinto a las propuestas ya existentes”.

Explica que, hasta ahora, este tipo de espacios se enfocaban a la denuncia o el gran impacto; con cámaras ocultas y seguimiento de varios meses. “Entre eso y la nota de prensa, queda un medio camino que no estaba cubierto”.

-¿Pero no es el impacto lo que vende y da rating?
“A lo mejor lo nuestro no es tan vendible como el resto de los formatos, pero si hacemos una cosa abierta, humana, seguramente no provoca tanto impacto, pero es algo de lo que adolece en estos instantes la propuesta programática.
“Yo estoy convencido de eso, a mí me gusta ese tipo de periodismo, creo que hace falta y que es un aporte y desde esa perspectiva comenzamos a desarrollar e idear una propuesta periodística que nos permitiera centrarnos en las personas sin necesidad de cámaras ocultas ni nada de eso. Todo con el consentimiento de los protagonistas, todo muy humano y muy real”.

-Con seres comunes y corrientes.
“Claro, no vas a encontrar en nuestro programa agentes oficiales, a un diputado, un jefe de algo, un ministro, salvo raras excepciones. Está centrado en personas que tratamos de detectar en las distintas historias y que creemos que tienen harto que contar. Están relacionadas, sí, pero no son los idearios de alguien en particular, sino historias vistas desde otra perspectiva, desde la mirada de la gente que estuvo o está involucrada en el tema. Los hechos pasan, pero las personas quedan”.

-¿Cómo eligen los temas?
“Tiene que haber un dato que nos conecte con la realidad; que replique en uno, que deje algo, que sea parte de un tema mayor, pero contado en forma particular.
"Por ejemplo, en el de Las Malvinas nos llamaron la atención dos cosas: el profundo impacto que causó en la propia Argentina la película ‘Iluminados por el fuego’ y el dato duro, que ronda todo el programa, que han habido más muertos en las post guerra que en la guerra misma; se han suicidado 450 soldado versus los 350 que murieron en combate. Eso es un tema oculto, que a nadie le gusta tratar”.

Insiste que el otro gran objetivo del programa es reflexionar sobre temas importantes, trascendentales, como la guerra y tratar de evitarla, porque sólo implica costos, que no terminan en el momento en que se deja de disparar. “Instala un tema de reflexión, esa es la motivación”, dice.

Son ocho capítulos; algunos unitarios como el primero y otros que presentan dos reportajes distintos. Tres capítulos están listos; otros en proceso de edición y los últimos tres en desarrollo.

El equipo lo forman dos productores, Ramón Ulloa como editor, y Alipio Vera, Elías Sánchez y Paz Montenegro como periodistas. Además de todos los reporteros de prensa que pueden encargarse de algún tema ya pre producido por el equipo.

-¿Qué papel juegan los periodistas en la historia?
“La función del periodista es de acompañar al protagonista. No está contado en primera persona, pero es el encargado de establecer el nexo, la empatía entre el protagonista y el telespectador, tratando de ponerse en el lugar del público. No es un periodismo inquisidor, sino que trata de ayudar a contar la historia.
“Hay una intención de narrar el suceso, porque hay un bien superior involucrado, no sólo por contar. Es una noticia humanizada al máximo”.

Para ejemplificar lo que dice, cuenta que uno de los capítulos toca el tema de la donación de órganos, pero no desde la perspectiva del donante ni del receptor, sino de la persona que “procura” los órganos, quien consigue la donación con la familia del posible donante. Esa persona es la que cuenta la historia y, desde su visión, se conocen las aristas del tema. “Ése es un gran trabajo, pero, nuevamente, anónimo”, enfatiza.


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