TERAPIAS COMPLEMENTARIAS
Se estima que toda persona debería programarse una desintoxicación, para abrir canales de eliminación de toxinas y revitalizar sus defensas. Paulina Vargas, naturópata, terapeuta en estética holística y directora de Bow Spa, explica que la desintoxicación ayuda a recuperar la vitalidad y prevenir los procesos degenerativos celulares.
"Tiene una acción regeneradora que se traduce en el rejuvenecimiento de la piel, modelación del contorno corporal y equilibrio del peso". El plan del Bow Spa incluye medicina holística; naturopatía (controles alimentarios, depuraciones orgánicas, mentales y emocionales); desintoxicaciones linfáticas, de piel y colon; tratamientos estéticos y terapias de desbloqueo energético que buscan drenar la toxinas del sistema linfático y producir cambios favorables en la movilización energética del ser.
La base de este sistema es que no hay curación sin desintoxicación. "La celulitis, que es una acumulación de toxinas en el tejido conjuntivo, no se elimina sólo con masajes, sino que a través de un completo sistema de desintoxicación. Lo mismo el estrés, mejor si hay terapias que limpian las sobrecargas orgánicas", explica Patricia Vargas.
Circuito de aguas: Además de relajar, el agua limpia la piel. Por eso si el objetivo es renovar la piel este circuito resulta provechoso. Son cinco pasos, que debieran completarse en dos horas. Primero, 20 minutos en el sauna infrarrojo, que a diferencia de los tradicionales no satura el ambiente. Luego viene una ducha tibia, y de ahí a la tina de hidromasaje. El agua está a 39 grados, y los chorros están direccionados para distintas zonas del cuerpo. Después se sugiere la pileta fría, ya que el contraste de temperatura activa el metabolismo y ayuda a eliminar más toxinas. Al final se realiza una exfoliación en húmedo.
COSMÉTICA
Todo cambio de estación amerita un cambio de piel, por eso se recomiendan tratamientos que potencien la renovación celular y terapias de hidratación profunda. De lo contrario la piel lucirá opaca y sin vida, debido a la excesiva acumulación de células muertas y el escaso nivel de agua en sus distintas capas. Las agresiones ambientales propias del invierno como el frío y la contaminación, así como la calefacción, resecan y fragilizan todos los tipos de piel. Para revertir esos efectos basta con tres gestos: exfoliar, hidratar y nutrir.
El objetivo del primero es favorecer el recambio celular, que en condiciones normales se produce cada 28 días. Del ascenso de células sanas a la superficie no sólo depende la textura de la piel, sino su luminosidad. El uso de hidratantes es de los gestos de cuidado más básicos, pero que, sin embargo, requiere de refuerzos en la medida en que aumentan las temperaturas, y con ello baja el contenido hídrico de la piel. Idealmente debieran utilizarse cremas hidratantes que además humecten.
Es decir, que aporten lípidos a la capa protectora a fin de evitar la excesiva evaporación de líquido. Como recomendación final, debiera complementarse la rutina con fórmulas nutritivas, ojalá enriquecidas con vitaminas de acción antioxidante, capaces de neutralizar los radicales libres y prevenir el envejecimiento prematuro. Por lo general las cremas de nutrición se aplican durante la noche, ya que suelen ser de textura más untuosa, y actúan mejor mientras dormimos. Eso, debido a que en ese momento se activan los mecanismos naturales de reparación cutánea.
Al margen de las alternativas de la industria cosmética, también hay opciones de cuidado con recetas naturales, en las que se aprovechan las propiedades de frutas, hierbas y verduras. María Fernanda Cerda, experta en cosmética natural, recomienda exfoliar la piel con jabones de kiwi o frutilla, que actúan por el roce de las semillas y además aportan vitamina C. "Se puede comprar bases para jabón en tiendas especializadas, la que se derrite a bañomaría hasta que quede líquido, y se incorpora el puré de kiwi, de frutilla o ambos. Se revuelve bien, se vierte en un molde y se deja secar por 30 minutos".
Otra opción es exfoliar la piel con una mezcla de azúcar y miel de abeja. Se aconseja agregarle unas gotas de limón en caso de piel grasa.
Cumplido el gesto, la especialista aconseja poner sobre el rostro una gasa estéril con infusión de caléndula, que por sus propiedades descongestionantes le quita a la piel el aspecto enrojecido que puede dejar la exfoliación.
Para hidratar la piel, además de incorporar a la dieta frutos ricos en agua, como el pepino, sandía y melón, María Fernanda Cerda propone usarlos tópicamente. "Es muy útil hacer pulpa de pepino, mezclarla con yogur natural y aplicarlo en la piel durante 15 minutos. Luego se retira con agua tibia. También se puede hacer con pulpa de uva, que tiene la ventaja de tener componentes antioxidantes. Si se desea la mezcla también se puede aplicar en el cuerpo".
A esta rutina, que conviene seguir una a dos veces a la semana, la especialista recomienda sumarle un baño de leche cada siete días. La receta es simple: verter 300 gramos de leche en polvo (es importante que contenga materia grasa) en una tina de agua tibia, agregarle 5 cc de aceite de germen de trigo y, para que sea más sensual, pétalos de rosas y aceite esencial de rosas. Quienes quieren asegurarse además un efecto antioxidante, pueden sumarle una tasa de vino tinto.