Jamás cuenta qué edad tiene o cuándo nació y no hace excepciones. Explica, bien serio, que “no sólo es por pretensión, convicción y doctrina”, sino que tiene que ver con su trabajo, porque está expuesto a muchas cosas; entonces, prefiere ser un hombre solo, sin familia. “Que nadie sepa dónde vivo, ni que quieran cocinar en mi casa... nada, porque trabajo con un material de alto riesgo”.
-¿Porque trabajas con o en el ambiente delictual?
“No es broma esto. Si bien yo tengo muy buena llegada en las cárceles y la gente ha logrado entender mi trabajo, yo no soy amigo, necesariamente, de la gente a la que entrevisto. Soy muy honesto con ellos, no les prometo nada y me doy cuenta que me reciben no sólo porque me haya autorizado el director de Gendarmería, sino porque ellos lo quieren. Eso se los agradezco públicamente.
“Para lograrlo he tenido que ser tremendamente recto y serio, pero, aun así, hay gente a la que no le ha gustado el resultado de mi trabajo y, a lo mejor, malamente, pueden querer tomar otras determinaciones conmigo. De ahí mi estructura de hombre solo, mi resguardo natural”.
Asegura que cuando hizo “El día menos pensado”, su gran temor era que quisieran verle la suerte o el futuro, porque el futuro es suyo. “Recibí gran cantidad de cartas de gente que conocí que me quería conocer a través del tarot, las manos, la numerología, la carta astral... ¡No quiero! ¡Me da pánico que alguien me cuente mi futuro!”.
-¿De verdad no es vanidad?
“Si quieren pensar que es vanidad, perfecto, me da lo mismo. Pero no transo, no quiero ser transparente frente a eso. Me da temor, qué quieres que te diga, soy ser humano, al fin y al cabo”.
Aunque da vueltas y se ríe, finalmente cede y cuenta que es el segundo de cinco hermanos, tres mujeres y dos hombres. Estudió en la “Escuela Francisco Andrés Olea” en Serrano con Avenida Matta. “De cineasta y cariñoso que soy, he ido un par de veces a grabar allá y, como está idéntica, me hace recordar mi niñez”. Luego se fue a “Don Bosco” y finalmente al Liceo 9.
-¿Hobbies?
“No hacer nunca lo mismo. Como creador, tengo pánico a la repetición de mis actos, en todo sentido. Me gustan muchas cosas, pero nunca las repito. Es decir, soy un tipo absolutamente cambiante; medio gestáltico hoy en día, voy transformándome permanentemente... me gusta no ser, no tengo personalidad, no tengo nada, cambio a medida de las circunstancias.
“Esto es sumamente profundo, porque es lo único que me permite conocerte a ti, por ejemplo, y entender que me transmites cosas y que, cuando me pare, seré algo más o algo menos que cuando me senté. Sé que parece una frase muy hecha, pero cuando entrevisto a un tipo en la cárcel, esta filosofía de vida que tengo, me permite hacer esa experiencia parte mía. No quiero tener personalidad, me pueden cambiar con dos o tres razones”.
- Aterricemos, ¿practicas algún deporte?
“Sí, baby fútbol y tenis”.
-¿Te importa el físico?
“Agradezco a la televisión que me tenga que importar, de verdad. Basta que coma un poco más, para que alguien me diga Uy que está gordito y eso me da lata. Uno trabaja en un mundo del parecer, no del ser”.
-Entonces, ¿te cuidas?
“No, sé que soy un tipo pasado de peso y hago deporte, pero no voy al gimnasio ni nada de eso. Trato de ser absolutamente normal”.
-¿Te gusta leer?
“Leo, aunque menos de lo que quisiera. Comienzo muchos libros, no los termino todos”.
-¿Algún autor preferido?
“Los tuve... García Márquez, Baldomero Lillo... voyeuristas, que ven lo que nadie ve”.
-Música...
“Yo debo tener algún problema de nacimiento, porque no puedo retener nada en la música, pero me gusta. A pesar de todo, me sigue gustando Michael Jackson, pero también Sinatra y Barry White, Alejandro Sanz... de todo. Pero si me pides que tararee una canción o recuerde una letra, no puedo y tengo temor a decirlo, porque me parece que puede ser una negación a algo”.
-¿Eres tan mujeriego como te cuelgan?
(Silencio) “Jaja. Esas son las preguntas chinas, como digo yo. Si digo que no, soy un pelotudo y si digo que sí, soy un atrevido. Ninguna de las dos me conviene.
“Lo único que te puedo contestar a eso, es que a la gente le parecen cosas y eso a mí me gusta, porque trabajo en el mundo del parecer, jajaja”.
Le gusta la forma coloquial con que la gente se relaciona con él en la calle: “Me gritan ¡Carlitos! y mi drama es que no sé si es gente que conozco o no, pero me gusta provocar eso en la gente. Yo sé que les parezco confiable”.
Dice que no tiene frustraciones ni deseos no cumplidos, porque, como no se fija metas, sólo hace. “Me gusta hacer cosas y que ojalá resulten, pero mi placer es hacer... soy un poco hedonista, si tú quieres”.
-¿Te consideras buen padre?
“Yo creo que buenísimo”.
-¿Cuántos hijos tienes?
“Cinco”.
-¿De cuántas mujeres?
“Ahí me la pusiste dura, jajaja. Pon que me reí harto rato ¡Por Dios que me vas a desperfilar!”
-¿Vicio privado?
“Lo que más me gusta es quedarme en la cama, temprano, leyendo el diario o viendo un partido de fútbol”.