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La vida en blanco y negro

04 de Diciembre de 2006 | 15:38 |
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Sus inicios en la fotografía se remontan a su vida en La Reina, durante la educación media. Vivía en la casa que hoy ocupa la prebásica del Grange y tenía un amigo muy cerca, al otro lado del Country, que también se había entusiasmado con la foto.

"Empezamos a revelar en unos tarros de Nescafé; fabricamos unas ampliadoras con unas proyectoras de diapositiva, todo era como experimentando, un poco", cuenta y agrega que lo más gracioso es que aprovechaban el terreno del Country para burlar el toque de queda, así que salían de noche a tomar fotos y luego las ampliaban en lo que hoy es la sala de profesores del kinder.

Luego, al volver del exilio, Weinstein entró al "Foto cine club" durante casi un año y ahí ya empezó a trabajar con materiales más formales y revelando de manera más seria. "De ahí p' allá aprendí echando a perder... y harto. Trabajé mucho de noche. Esa cantidad de horas acumuladas en el laboratorio fueron muy importantes", dice.

-¿Empezaste trabajando en algún medio?
"No, trabajaba con un primo mío haciendo fotografía publicitaria y un poco de fotografía editorial para algunas revistas; te estoy hablando del '79, más o menos. También trabajé con algunas agencias chicas. El '81 empecé a hacer clases de fotografía; primero en Reifschneider y luego, cuando cerró, un grupo de profesores le compramos los implementos y formamos 'Foto Forum', que funcionó como quince años".

-¿Por qué la cerraron?
"La cerramos el '95, entre otras cosas, porque nunca fue comercial, andábamos al justito. Lo que sí nos vanagloriamos hasta el día de hoy de haber formado muy buena gente, pero –en algún momento- sentimos que cada uno tenía proyectos distintos y que ya no estábamos tomando la escuela con la seriedad que hacía falta y tampoco la escuela permitía financieramente que lo hiciéramos.
"Decidimos que era bueno morir con la bandera en alto y no empezar a hacer leseras".

-¿Qué pasa en Chile con la fotografía artística?
"Definitivamente, no te da nada; es sólo un gusto personal. Los fotógrafos que logran vender algo de ese trabajo son contados con los dedos de la mano y lo que logran vender tampoco les alcanza; así que tienen que dedicarse a otras cosas. Esa es una realidad en Chile y en el mundo entero.
"Son gente que trabaja en universidades, que investiga; muchos otros que trabajan en medios, ya sea de planta o que pituteen en varios y, una cantidad muy pequeña, que trabaja como fotógrafos de publicidad".

-¿En cuál de ésas estás tú?
"Yo hago bastante fotografía editorial; no estrictamente para medios, pero para memorias de empresas, por ejemplo. También algunas publicaciones académicas y de difusión.
"El desafío es ilustrar un concepto con una foto; eso me resulta muy entretenido y me ha ido más o menos bien haciéndolo. Hay que volver imagen algo abstracto y para eso hay todo un trabajo de reflexión y de carrete.
"También he hecho bastante foto fija de películas para difusión. En la medida que ese mundo se está digitalizando, muchas veces sacan las imágenes de la misma película".

-O sea que el mundo se les está restringiendo.
"Sí y no. Hay un equívoco ahí también, porque con la cantidad de páginas web que hay en este minuto que usan mucha imagen. Es decir, la forma tradicional de hacer fotografía está reduciéndose, pero hay un ámbito nuevo por desarrollar y que es enorme".

-¿Usas cámara digital?
"Sí"

-¿No te molesta?
"Sí, si me importa, pero necesito usarla, porque me ahorra mucho tiempo y plata; tiene la posibilidad de hacer la foto y revisarla de inmediato y no sólo eso, también despacharla altiro".

-Pero me imagino que "el ojo" es distinto.
"Sí, sobre todo, porque en una tienes un rollo con cierta cantidad de fotos y hay que estar muy consciente de cada una que haces; no es para nada automática, entonces, hay que pensarla mucho y tiene que tener un sentido. En la foto digital... ¡da lo mismo! La haces, después borras y después vas viendo. Es otra idea".

-¿Pierde un poco el romanticismo, no?
"Pierde el romanticismo, pierdes la concentración, haces otra cosa. Tiene diferencias, para mi gusto, en la intención, en la forma de producción y en el producto final. En la digital no se puede ampliar y revelar con las propias manos, pero es verdad que la calidad de la impresión digital es cada vez mejor.
"Cada vez pasa más que la diferencia entre la foto que yo hice con mucho trabajo, puesta al lado de la otra, es bien poca. Es ponerse mañoso negar ese mundo".

-¿Te gusta o no?
"Lo que pasa es que el proceso físico, óptico, es totalmente distinto; me gustaría que en un tiempo más alguien le pusiera otro nombre a la fotografía digital, porque –insisto- no es lo mismo".

Asegura que en un tiempo más, lo que él hace se va a parecer "–de aquí a poco- a lo que hoy es la litografía en piedra ¿cachai?, que es súper sofisticada, difícil de hacer y que tiene un valor increíble".

-Veo varias fotos en blanco y negro, ¿cómo lo haces para conseguir rollos?
"Con varios colegas importamos los rollos, porque en Chile ya es muy poca la variedad y la cantidad. Insisto en que no se puede acabar, será algo más preciado y más costoso. Pasará a ser un nicho mucho más pequeño".
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