Aunque su aspecto ha cambiado mucho desde sus inicios en el periodismo -cuando llevaba el pelo corto, estaba siempre muy bien afeitado y formalmente vestido-, conserva esa personalidad más bien retraída y quitada de bulla. Claro que hoy es mucho más conocido por ser “el rey de los realities” que por su carrera propiamente tal. Además, ahora usa el pelo largo, tomado en un moño, tiene barba y se viste bastante informal. De una cosa no hay duda, eso sí, le encanta la televisión y su trabajo, y cree que el reality es el único programa estrictamente televisivo en su estructura dramática.
Después de salir abruptamente de canal 13 por razones más bien extra profesionales, TVN no dudó en contratarlo para que se convirtiera en el director del primer reality de formato netamente nacional, Pelotón, que comienza en enero y que mostrará a un grupo de hombres y mujeres enfrentado a vivir la vida de un recluta, pero televisada. No cabe duda que la estación televisiva confía plenamente en esta nueva apuesta, porque en la conducción puso a uno de sus mejores hombres, Felipe Camiroaga.
Sin embargo, a Nicolás Quesille no le gusta ser reconocido sólo por esta última faceta de su carrera; serio, dice: “Quesille es igual a periodismo, medios de comunicación, noticias... he hecho muchas cosas, un montón”.
-Sí, pero hoy te reconocen como "el niño-genio de los realities", ¿cómo llegaste a este tipo de programa?
“Parte por la observación de un fenómeno industrial televisivo durante mi permanencia en España. Me di cuenta, más allá de la teoría –porque yo había escuchado hablar de los reality shows-, de qué manera calaban en el público. Y más que de la observación de los programas de televisión, me llamó la atención lo que pasaba con la gente. Llegaba a la universidad, al trabajo, veía en la calle como todo el mundo hablaba de los que había pasado el día anterior en el programa”.
Cuenta que le llamó mucho la atención que, por ejemplo, en el caso de “Operación Triunfo”, al día siguiente de aparecer las galas de canto en pantalla, en las calles había CDs grabados de la propia televisión con lo ocurrido en la noche. “El fenómeno en España es muy fuerte”, insiste.
Tanto lo impresionó el suceso que empezó a pensar cómo replicarlo en Chile; se puso a estudiar el tema con más detención, llamó a algunos amigos y mandó mails a gente influyente en los canales chilenos comentándoles lo que observaba en Europa.
Terminó sus estudios en la madre patria, hizo la tesis en cómo armar un canal de noticias pan regional –“ése es todavía mi sueño, mi objetivo profesional”- y regresó al país. A su llegada prestó pequeñas asesorías al departamento de prensa de Canal 13 y al de programación de TVN.
Estaba en eso, cuando Canal 13 compró los derechos de “Protagonistas de novela”, que finalmente se llamó “Protagonistas de la fama” y, sabiendo la dirección de la estación que Quesille tenía interés en hacer un reality, se lo ofrecieron.
“El canal me pasó un equipo de productores ‘filete’-los mejores- y se asoció con Promofilm, donde había gente con mucha experiencia en realities. De la conjunción de estos factores más mis ganas desmedidas de hacer este tipo de programas, surgió el fenómeno reality, televisivamente, en Chile”, relata.
-¿Las ganas desmedidas?
“Sí, es que me entretiene hacer cosas nuevas; me aburro fácilmente y ahí había una veta por explorar y creo que se hizo bien. Tuvimos muchos aciertos y una cantidad grande de errores, también; pero fuimos aprendiendo de eso y ya hacia los últimos realities los superamos y por eso el éxito.
“Los dos últimos de canal 13 no fueron tan exitosos como los anteriores, porque el canal prefirió no correr ciertos riesgos que corría antes”.
-¿Por qué?
“Yo creo que por razones más bien de índole editorial. El canal prefirió salirse de las reglas más estrictas del reality y eso, a mi juicio, enfermó un poquito al género. Incluso así “La casa” y “Expedición Robinson” serán evaluados como dos de los programas más vistos de la parrilla del año pasado del 13, porque el canal tuvo un mal año”.
-¿A qué le atribuyes el poder de este fenómeno?
“A que se trata del primer género, literariamente hablando, auténticamente televisivo; no hay ningún otro género que esté en las pantallas de televisión que nazca de ella misma. Vamos viendo: los noticieros vienen del periodismo; la ficción viene de la tradición dramática; el show, del varieté o el teatro
¿Qué es el reality? ¿de dónde viene? De cámaras de televisión que captan lo que ninguna otra tradición literaria podía tomar, que es la vida diaria. Entonces, cuando nosotros descubrimos este gustito...”
-Pero eso es morbo ¿o no?
“Llámalo como quieras, pero yo no lo creo así, me parece que es descubrir un lenguaje nuevo. Mira lo que pasa cuando aparece el control remoto –tú y yo somos de la misma generación-, nos dedicamos a cambiar la tele y bla, bla, bla, porque tenemos un juguete nuevo ¿Qué es lo que pasa cuando llega la grabación estéreo a Chile y escuchas una estrofa en cada parlante?... Cuando tienes una cámara de televisión y hace un
zoom que el ojo no lo puede hacer, la gente tiene un juguete nuevo, igual que antes con otras cosas”.
-¿Se va a pasar?
“Sí como pasión, pero después se consolida, igual que el estéreo o el control remoto. Tuvo una explosión muy fuerte y después se consolidó y no sólo en Chile, sino en el mundo; no hay parrilla programática de un canal generalista en el mundo que no tenga un reality.
“El género ocupó un lugar porque hay audiencia y hay avisadores dispuestos a poner la luca ahí. Hay un círculo virtuoso”.
-¡Virtuoso!
“Depende como lo hagas, porque el reality es un género tan amplio que depende cómo lo hagas, puedes llevarlo a un objetivo u otro. En Chile, el único que apelaba directamente al morbo fue ‘Gran hermano’ –que ni siquiera era chileno-, los otros son apuestas dramatizadas”.
-¿Cómo así?
“Lo que se hace es tomar algo que pasa naturalmente y convertirlo en una pequeña novela. La gracia es llevarlo a ese código. Finalmente no hay sólo morbo detrás, te engancha por proyección dramática”.
Asegura, además, que este es un género que las nuevas generaciones sienten como propio y que a los mayores les parece más lejano, porque “finalmente, para los jóvenes son como las teleseries de nuestra época”.
Explica que “el reality, como género, es una cuestión muy amplia, que luego tiene sub formatos, como el encierro, el tipo docu (documental); otro como ‘El baile’, que toma sólo un pedacito”.
-¿El reality no se inmiscuye en la vida privada de las personas?
“No, el reality necesita cámaras, es telerealidad; la farándula se mete en la vida privada y para eso sólo necesitas un opinólogo que se pare a hablar de alguna persona”.
- Hablemos del hoy, ¿cómo ha resultado hasta ahora el cambio a TVN?
“Muy bueno, porque tengo más libertad y he visto un canal que funciona más horizontalmente, donde los jefes deciden, pero hay apertura a que los equipos se desarrollen y a conversar con ellos.
“Se trabaja bien y, lo mejor de todo, es que me sirvió para cambiar de canal interno, de cambiar de aire. Me fui de canal 13 y a las dos horas tenía pega en TVN... eso para mí fue una muestra de confianza tremenda. Ahora, nada asegura a nadie en la tele jamás, que te vaya a ir bien el próximo año. La tele es así”.
-¿Tan tajante?
“Así es y tenemos que tener agallas para aguantar el triunfo y para soportar el fracaso. Así es y esta cuestión es sin llorar”.
-¿Cómo surge “Pelotón”?
“Como concepto surge de una reunión de gente del canal que estaba conversando sobre la situación de los realities. Había un pendiente en el área dramática, que era hacer algo relacionado con estos mundos cerrados; así surgió la idea de hacer algo ligado al mundo militar y vimos que calzaba con la estructura del programa. Nos contactamos con gente experta en guiones de reality y, efectivamente, es el primero de factura propia, pero tiene detrás la experiencia de otros seis o siete realities”.
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