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Un modelo de mercado laboral acorde a la sociedad que queremos

La directora del Trabajo cree que no se puede pretender bajar los niveles de delincuencia o problemática juvenil si como sociedad privilegiamos, cualquiera sea el motivo, largas jornadas de trabajo que llevan a los padres a no estar en la casa.

08 de Marzo de 2007 | 17:47 |
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Logró más exposición de la que hubiese deseado en los días previos a la Navidad. Sí, porque no le templó la voz para acusar a los grandes comerciantes de estar violando un acuerdo que ellos mismos habían suscrito, en forma voluntaria, sobre el cierre de los locales los días previos al 24 de diciembre.

Su aparición, que ciertamente no era la primera, hizo a algunos recordar a una de sus antecesoras en el cargo, María Ester Feres, quien también se distinguió por ser sincera y frontal.

La abogada Patricia Silva Meléndez llegó a la Dirección del Trabajo en marzo dispuesta a seguir fiscalizando las normas contenidas en el Código Laboral en pos de que los trabajadores laboren en condiciones de seguridad, dignidad y legalidad.

Tiene las cosas muy claras, como que hasta ahora ha sido imposible declarar a algún sector productivo libre de infracciones, aunque hay unos que tienen condiciones laborales mucho mejores que otras.

-¿En qué sectores se ve más indefensión?
“Uno se vuelve más exigente con las grandes empresas; uno puede comprender que alguien que tiene un pequeño negocio –sin justificar su incumplimiento- tenga ciertas condiciones reprobables, pero cuando se habla de grandes empresas, de los sectores exportadores, resulta inconcebible las cosas que se ven, a veces tan precarias.
“Hay sectores donde los trabajadores no cuentan con baño –cuestión que muchos considerarían imposible- ni tampoco con agua potable como se ve en los sectores acuícola, entonces uno cuestiona por qué se relativizan tanto los derechos de los trabajadores, no sé que pasa que a todo el mundo le parece normal que se trabaje en esas condiciones”.

-¿Qué es lo que explica que los trabajadores acepten permanecer en esas condiciones? Los estudios de los últimos años revelan que muchos chilenos tienen temor de perder su trabajo.
“La inestabilidad, el temor a perder el empleo es lo que hace que muchos trabajadores acepten condiciones de trabajo que muchas veces no son dignas o que pudiendo buscar fórmulas para mejorar sus condiciones, no se atreven. En este país, no se reconoce todavía el derecho que tienen los trabajadores de organizarse a través de sindicatos que es sin duda una de las herramientas para mejorar sus condiciones laborales. Tienen mucho temor al despido y eso hace que la gente no se quiera involucrar, que acepte lo que venga”.

-¿Pero son amedrentados por el empleador? Si no te gusta, que pase el próximo.
“Esas son frases que nos describen algunos trabajadores, pero no puedo pensar que el empresario, en general, porque hay casos, la utilice para amedrentar. Lo que sí es cierto, lo que es claro es que hay una conciencia por parte del empresariado de que a la gente le interesa mucho cuidar su trabajo, mantenerse; ahora, no digo que produzcan amedrentamiento”.

-¿Hay alguna posibilidad de bajar estos niveles de inseguridad que expresan los chilenos, o simplemente, la economía marca la pauta?
“El tema de la inseguridad de los trabajadores tiene mucho que ver con la calidad de las relaciones laborales de las empresas. Si hay buenas relaciones, ciertas condiciones que permitan a la gente sentirse contenta, feliz, desarrollando lo que quieren hacer, creo que el nivel de inseguridad bajaría. Tiene que ver con lo grato o no que es un ambiente en el cual se pasa tantas horas de la vida. O sea, cuando hay un malestar generalizado no sólo tiene que ver con si me pagan bien o a tiempo, o hay baño, si no que la forma como se realiza el trabajo, el clima laboral, el sentirse parte de un proyecto empresarial”.

-¿Cuáles son las normas que más se vulneran en Chile?
“Diría que, en general, lo que dice relación con el cumplimiento de la jornada debe ser una de las infracciones más cometidas, a pesar, de que nuestro Código Laboral permite una serie de fórmulas para pactar el trabajo, adecuar la jornada a turnos. Hay una serie de alternativas que tiene el empleador, pero se constata permanentemente que en la mayoría de los sectores las infracciones a la jornada es lo más regular. Otro que se presenta son las normas de higiene y seguridad, que incluso tienen que ver con la vida de los trabajadores”.

-¿La no cancelación de la previsión y de Fonasa es un tema importante?
“Lo que pasa es que la ley permite declarar las imposiciones sin pagarlas y eso ha provocado un fuerte incumplimiento por parte de los empleadores de enterar los montos. Me imagino que la reforma previsional deberá garantizar de alguna forma que no sólo se retenga, sino que se pague los montos involucrados”.

-¿Cómo se comporta el Estado como empleador? Sorprendió que ustedes multaran a Correos de Chile.
“Las empresas del Estado se rigen efectivamente por el Código Laboral y nos corresponde fiscalizarlas y, personalmente creo que no hay que hacer ningún distingo entre las empresas estatales y privadas.
“Creo que el Estado, por un tema de ser garante de los derechos de todos, debiera ser un ejemplo en su condición de empleador. Se trata de quien está encargo de respetar y hacer que se cumplan los derechos garantizados constitucional”.

-Los empresarios se quejan de tus fiscalizadores. Concretamente dicen que ustedes andan con la actitud de persiguiendo al bandido.
(Se sonríe) “Es natural que el fiscalizado se queje del fiscalizador, pasa lo mismo con los carabineros cuando a uno le sacan un parte. Nosotros, efectivamente, cuando llegamos a una empresa en un proceso de fiscalización –ya sea por denuncia de los trabajadores o por programas de nosotros- se sienten muy expuestos y muchas veces sorprendidos en infracción. Uno no puede esperar que los empresarios nos alaben”.

-¿Descartas cualquier tipo de discrecionalidad?
“A ver, somos una institución de 2 mil funcionarios con 81 oficinas a nivel nacional. Podemos pensar que si hay situaciones en las que los empresarios se sientan vulnerados en sus derechos, el mismo procedimiento nuestro entrega la posibilidad de reclamo administrativo de inmediato y también está la vía judicial. Siempre está salvaguardado el reclamo o eventual duda frente a una multa cursada; muchas veces nuestras acciones son revocadas en los tribunales, pero... es difícil esperar que los empresarios tengan una buena evaluación de la Dirección del Trabajo”.

-¿Qué evaluación haces de la relación de los trabajadores y el empleador? Si uno se quedara con las declaraciones de las dirigencias como la CUT o CPC da la impresión que son mundos que aún no se encuentran.
“Hay mucha desconfianza. Quisiera poner un ejemplo: cuando nosotros instalamos una mesa tripartita de un sector tan importante como el del comercio, que afecta a tanta gente, y se logra un acuerdo, los presidentes de los gremios y trabajadores lo firman y no se da cumplimiento, tú no puedes esperar de los trabajadores más que desconfianza en el diálogo social. Creo que ese tipo de manifestaciones te quiebra las confianzas”.

-¿Pero también es cruzado por el factor ideológico?
“Sí, siempre, por ambas partes. Cuando me encuentro con empresarios que desconocen a los sindicatos como legítimos representantes de los trabajadores, estamos frente a una cuestión ideológica absolutamente. Y por otro lado, te puedes encontrar que en las organizaciones sindicales también lo están.
“Vamos a mejorar las relaciones laborales en Chile, limando estas asperezas, cuando se reconozcan como legítimos interlocutores, representantes de los trabajadores”.

-Quisiera que hicieras una reflexión. A partir de lo ocurrido con el comercio en Navidad y la polémica por abrir bancos los fines de semana, ¿crees que en Chile se está sobre valorando el trabajo por sobre otros bienes como una vida sana, una familia estable?
“Creo que cada vez que abordamos este tipo de tema como los descansos de día domingo o el horario de cierre de los establecimientos comerciales, efectivamente se está teniendo una mirada país, cuál es el país que queremos. Sobre valorar la ganancia, las horas de trabajo por sobre fortalecer los espacios de compartir con la familia, los tiempos de recreación dicen relación con esa mirada.
“Creo que los discursos en nuestro país son dispares, son paralelos. El discurso de protección a la familia, de preocupación por la delincuencia, de la educación en los colegios no se puede mirar desde una sola dimensión. En esos temas, la forma cómo se organiza el mercado laboral es fundamental; no está ajeno a ellos sus consecuencias en la familia y en la sociedad misma. O sea un mercado laboral que te exige trabajar unos niveles de jornada tan extensos como se están instalando en el país, donde ya no hay casi un sector que permanezca libre los domingos, estamos hablando de una vida familiar y de esparcimiento y relajo reducida, sin tiempo y sin espacio.
“Cuando decimos que la gente no debe trabajar los días domingo no es porque sí o porque mira que malos somos. (Con voz irónica) Dejemos que la gente trabaje el día domingo...

-Si quiere ganar plata extra...
“Claro, o trabajar hasta las 12 de la noche si quieren hacerlo... No, no es eso lo que queremos. No reclamemos luego por todas las otras falencias que le cargamos a la familia como los niveles de delincuencia, drogadicción, de padres y madres que no está nunca en la casa. Cuando hablamos de descanso los días domingos o cumplimiento de jornada laboral estamos tratando de conciliar vida laboral con vida familiar. Cuando nos preguntamos por qué no son felices los chilenos, de esto estamos hablando, todo se va conjugando y, en definitiva, el punto es que no todo puede ser trabajo.
“Si estamos organizando el mercado laboral, que es pilar fundamental para definir qué sociedad queremos, tenemos que decidir qué valoramos más como ciudadanos. Valoramos más las horas de trabajo que el tiempo que se puede pasar con la familia. Valoramos más que los niños entren a trabajar jóvenes porque es mejor a que estén en la calle o que estén estudiando. Estos temas no son ajenos y no son menores”.

-Ciertamente aquí no es sólo el empresario el responsable por querer más ganancias. También lo es el trabajador que quiere hacer horas extras para tener más ingresos.
“Estamos de acuerdo que están todos los actores involucrados, ahora hay que tener claro eso sí que el que debe cumplir las normas del trabajo es el empleador. Estamos claro, porque sino la responsabilidad se nos diluye mucho.
“Por eso tienen que haber políticas públicas, leyes que las apoyen y también acuerdos sociales que apunten en esa misma dirección”.

-Cambiemos de tema ¿Algo ha pasado en el chileno que está dispuesto a pagar la multa y cometer infracción? En otros tiempo eso habría sido impensable con lo respetuosos que se era del sistema.
“Es cierto que en algunos sectores, donde el nivel de utilidades es tan fuerte, las multas son la caja chica, o sea, se prefiere pagar y mantener la infracción sin ningún cargo de conciencia.
“Ahora, es verdad que tenemos que cambiar de mentalidad. Aquí nos estamos acostumbrando a que si no se fiscaliza no se cumple y en eso tengo muy presente lo que ocurrió cuando se promulgó la Ley del Tabaco, donde los periodistas se metían a las oficinas públicas fumando para denunciar que nadie decía nada. ¡No!... las leyes se hicieron para cumplirlas y sin duda hay organismos que tienen que velar porque ello ocurra, pero la primera obligación es del ciudadano que debe limitar su actuar”.

-O sea, la ley no se debe cumplir porque está la policía o fiscalizador detrás.
“Exacto, la ley se debe cumplir porque detrás de ella se da cuenta de un acuerdo, de un consenso social. Efectivamente, ha habido un relajo...

-Esto tiene que ver con valores.
“Claro, se debe tener conciencia de las cosas más allá del rechazo social que se produzca, uno debe tener conciencia de que hay conductas que no se deben acometer porque son malas.
“En el tema de la infraccionalidad laboral eso parece que no está internalizado y además, esto produce otro hecho igual de importante; las empresas que cumplen con las normas quedan en absoluta desventaja frente a otras del mismo rubro que no las cumplen, hay una competencia desleal allí, porque se produce a menor costo que pagan los trabajadores”.

-¿Esto sustenta entonces el hecho de que ustedes tengan que cumplir el rol del malo?
“Exactamente, nuestro trabajo sería muchísimo más aliviado e incluso podríamos focalizar nuestro trabajo hacia sectores efectivamente más precarios si nosotros pudiéramos tener la certeza de que si no estamos, de que si no vamos, la norma se va a cumplir. Tenemos que seguir incluyendo en nuestros programas sectores que, por su nivel de desarrollo y fuerte imagen, no deberían ser considerados, tenemos que ir a empresas de renombre que todavía incumplen la jornada laboral, algo absolutamente dispar con los avances que hemos tenido como país”.


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