En diciembre de 2005, Lily Pérez se enfrentó a las urnas y perdió. Desde entonces, bajó las revoluciones, terminó con la alta exposición pública que arrastraba por años y comenzó a quererse un poco.
A los pocos meses de dejar su cargo de diputada, renovada, asumió la secretaría general de RN y desde ahí se ha cuidado de recaer en la vorágine de la contingencia, aunque el descubrimiento de una factura falsa en su rendición de cuentas al Servicio Electoral la puso en el centro del huracán, por algunas semanas, a fines de 2006.
Aún así, no se desvela y elige con pinzas las entrevistas que da. Son otros tiempos y ella los está disfrutando.
-Ha pasado un año desde las elecciones senatoriales, ¿cómo ves, a la distancia, ese momento?
“Ay, lo veo tan lejos (se ríe), de verdad. El tiempo se me ha pasado volando, como si hubiese sido más de un año”.
-¿Y cómo ha sido estar un año fuera del Parlamento?
“Ha sido súper bueno para mi familia, muy bueno en lo personal y cada vez que voy al Congreso –generalmente, voy todas las semanas a almorzar con los parlamentarios- fíjate que no siento ni un dejo de nostalgia. Solamente hay cariños que los mantengo con toda mi bancada, mi lote de diputados, con los cuales nos seguimos viendo, incluso fuera del partido. No echo de menos nada, al revés, siento que fueron tan misión cumplida mis dos períodos de diputado, entregué tanto, lo hice bien, que quedé súper satisfecha”.
-¿Fue difícil dejar la cuota de poder que da el Parlamento y que a ti te permitió asumir un fuerte rol fiscalizador?
“Es que como secretaria general tienes la misma o más. Ahora estoy a cargo de toda la negociación municipal, dirijo el proyecto “RN emprende”, así que la verdad es que estoy con tanto trabajo como antes. La verdad es que he mejorado mi calidad de vida.
“A lo mejor no todo el mundo lo entiende, pero yo no necesito un cargo para ser quien soy y... mira las encuestas. O sea, soy la misma Lily Pérez siendo concejal, diputada o siendo secretaria general y eso fue lo que me hizo tomar la decisión definitiva de aceptar este cargo; me di cuenta, en el mes de abril, que a pesar de no tener ningún cargo me seguían llegando cartas y denuncias, o sea, había una demanda de la gente por mi liderazgo que yo dije
bueno, tengo que canalizar esto, no puedo hacerme la lesa y quedarme radicada en mí, habría sido un poco egoísta”.
Aclara que no se siente amarrada de manos en su labor fiscalizadora que desarrollaba antaño. “Todo lo que me llega se lo derivo a Nicolás Monckeberg, o sea, tengo un sucesor en materia de fiscalización y él lo siente así. También a Alfonso Vargas, con ellos, la cosa de fiscalización la he continuado”, dice y agrega que en este momento está abocada, junto a los diputados, a la elaboración de un proyecto de transparencia que tiene como base proyectos de ella (impedir la litigación de parlamentarios en los tribunales y la protección de los funcionarios públicos que hacen denuncias de corrupción).
“Ésas son como chocheras de uno”, reflexiona y continúa: “no me pasa nada con haber dejado de ser parlamentaria, porque además fue mi opción; diputada no iba a seguir siendo”.
-¿Pero estaba la opción de ser senadora?
“Pero ya no era seguir siendo fiscalizadora. O sea, mi opción fue ser diputada dos períodos y agotar ahí todo lo que fuera fiscalización”.
-¿Y en generación de proyectos?
“Estoy contenta porque estoy con “RN emprende” que estoy trabajando con Cecilia Moral (de Piñera) y que ya lo estamos implementado en varias comunas. Tiene dos patas: uno es buscar mujeres, cuestión que iniciamos en la IV, V regiones y Metropolitana, a las cuales se les aplica un taller para desarrollar el liderazgo. La segunda es que de ahí salen muchas mujeres que se hacen cargo, en las sedes del partido, de implementar el “RN emprende” que son cursos de capacitación para mujeres de escasos recursos.
“Estamos súper contentas, porque, primero, nos ha ido súper bien con la convocatoria; segundo, estamos detectando muchas mujeres que están interesadas en ser concejalas”.
-¿Más allá de tu reinvención, la veta política sigue estando muy presente en la vida de Lily Pérez?
“Sí, te diría que mis prioridades no cambiaron a partir de diciembre de 2005, cambiaron mucho antes, en 1998, cuando murió Samuel, mi hermano, en términos de que yo no agoto mi vida en la política.
“Cuando asumí de secretaria general le dije a los periodistas que los domingos no contesto teléfonos ni doy conferencias de prensa y lo respetan, ya nadie me llama”.
-¿Qué fue lo que más te costo recuperar? ¿Bajarte de la máquina?
“Yo pensé que iba a ser más difícil la transición, pero fíjate que no, porque al final, en mayo tuvimos las elecciones internas del partido y tuve que participar de algunas giras, entonces, como que el desapego no fue tan brusco”.
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-¿Y hubo ese desapego?
“Sí, absolutamente y me doy cuenta cuando voy al Parlamento, siento cero nostalgia, siento que hice lo mejor en mis dos períodos, que fui una gran diputada y que eso está ahí instalado”.
-¿Se vive distinta la política fuera del Congreso?
“Creo que mejora tu calidad de vida. Siento que la vida parlamentaria, para un hombre, pero sobre todo para una mujer, te quita muchas cosas; te quita más de lo que te da en términos personales. Tienes que compensar todo con mucho esfuerzo, el desgaste es grande; yo iba y volvía todos los días a Santiago y terminé con mi columna destruida, de verdad. Hay cosas que te repercuten, pero no te das cuenta en ese momento, sino después.
Mira lo que yo hacía todos los días, es una vida muy dura y la gente no logra dimensionar ni entender la vida del parlamentario”.
-¿El juicio de los parlamentarios es...
“Injusto. Creo que los parlamentarios, así como un todo, se las buscan también, al hacer cosas inentendibles. Hay algunos que fomentan ese mal juicio, pero también creo que los medios de comunicación, en general, han frivolizado mucho la actividad parlamentaria, lo que hace que mucha gente buena –desde el punto que podría tener un rol mañana en el Congreso- lo repiensa cien veces.
“Te lo digo más brutalmente. Si una buena amiga mía, que le gusta la política, el día de mañana tiene que iniciar una carrera parlamentaria, yo le voy a decir que se lo piense mucho, no sólo por el descrédito del Parlamento, sino porque afecta la calidad de vida. Si tú ves, la mayoría de las parlamentarias está separada; es un tema muy fregado para las mujeres, tener una familia estable y sólida es difícil, hace que una tenga que entregarse mucho”.
-Pero eso es una realidad no sólo de las parlamentarias, sino que de las mujeres en política.
“Diría que en general sí, pero los viajes a Valparaíso lo profundizan.
“Estar en política hoy es un mundo muy cuesta arriba, muy cuestionado, pero hago la diferencia que el costo personal de la vida parlamentaria es brutal y si eres mujer, lo es más”.
-¿Qué permite proyectar eso entonces?
“Que la participación de las mujeres en política será muy compleja.
“Aumentar la tasa de participación no es un tema que pase por las cuotas –soy enemiga de ellas, porque creo que no modifican nada-, pero creo que la autodiscriminación de las mujeres para entrar a la política y tener una vida parlamentaria es súper razonable”.
-Se enfrenta un mundo donde los golpes y caídas son fuertes.
“Bueno, por eso he dicho que yo estoy de paso en la política. No me veo envejeciendo en la política, voy a estar hasta cuando esté motivada y mi motivación, en el corto plazo, es la próxima elección presidencial”.
-¿No tienes descartado, a futuro, retomar un cargo de elección popular?
“No lo tengo en mente. Estoy viviendo el ahora, estoy súper contenta con mi cargo de secretaria general, que permite hacer muchas cosas, influir en los proyectos de ley, o sea, tu nivel de influencia en los temas que me interesan, como probidad, los mantengo”.
-¿Pero no dices de esta agua no beberé?
“Es que es súper feo decir algo de lo que después a lo mejor te cobren la cuenta. Hoy día no soy candidata a nada y no me estoy candidateando a nada”.
-Pero en 3 años más tu nombre puede ser requerido por liderazgo.
“A ver, lo que sí tengo claro es que en esta pasada me interesa ser una persona que ayude y facilite la labor de la Alianza. Me interesa que seamos gobierno; si yo, como candidata a algo voy a servir para que eso pase, lo voy a evaluar en ese momento; es posible, pero no tengo hambre por ningún cargo, ni de alcaldesa, ni senadora... diputada, no, porque como ella ya hice lo que tenía que hacer”.
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