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Vacaciones sin la familia

Presos de sus obligaciones laborales, deben dejar partir a la pareja e hijos y desdoblarse para cumplir con el trabajo y, al mismo tiempo, llevar la casa.

31 de Enero de 2007 | 15:47 |
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Las vacaciones, intensamente esperadas y concebidas como una instancia para descansar en familia, son para muchos un período de soledad.
Compromisos laborales o trabajos que derechamente no respetan el calendario exigen a algunas personas mantenerse cerca de la oficina y sacrificar un tiempo de relajo junto a los suyos, quienes se ven obligados a partir por su cuenta a la playa.

Son los llamados "viudos de verano", quienes al llegar al hogar luego del trabajo se cambian el terno para ponerse delantal y plumero.

"Las vacaciones son un período de relajo, de detenerse un poco del ajetreo de la vida diaria y justamente ese detenerse implica tener más espacio para mirarse a sí mismo, mirar al otro, disfrutar la naturaleza", comenta Raquel Rubio, master en Matrimonio y Familia de la Universidad de Navarra y académica del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de los Andes.

"Si no se cuenta con el partner, marido o mujer, va quedando fuera de ese contexto. Y al final si solamente comparten la vida cotidiana, el ajetreo del año, se pierden una rica instancia de mayor intimidad. Entonces es una pérdida para la conyugalidad y para la vida familiar", subraya.


Play Station para matar el tiempo

El ingeniero comercial Javier Rizzo (32 años) está acostumbrado a quedarse solo en Santiago durante el verano. La profesión de su esposa así lo exige.
Como arqueóloga habitualmente debe partir en verano al norte y como buena madre se lleva consigo a los dos hijos de la pareja (de 5 y 2 años), a quienes se resiste a dejar en la capital, pues no tolera estar lejos de ellos.

Rizzo tiene bien asumida su viudez veraniega. "Lo peor de esto es que extrañas a los tuyos, ya que la casa se vuelve silenciosa y aburrida. Sin embargo, también tiene sus cosas buenas, como es dedicarse a uno mismo. Ves tus programas preferidos, cambias el tipo de alimentación y te vuelves un poco más desordenado".

Por los quehaceres hogareños confiesa que no se hace drama. "Como siempre he sabido cocinar y hacer aseo, no tengo mayor problema, aunque honestamente intento no ser muy obsesivo con eso cuando estoy solo. Prefiero relajarme un poco y darme unas pequeñas vacaciones en ese sentido".

El tiempo libre dice que lo mata "jugando Play Station y viendo películas. No me interesa portarme mal, ni salir a bailar con mis amigos. Aprovecho para descansar".


"Siempre hay un partner"


Carlos René Cardoen (39 años), dueño de una cadena de heladerías y empresario del área de vía pública, sufre de viudez a medias.

En enero se queda solo en su casa de Buin, dedicado a los negocios, mientras su esposa y cuatro hijos (más un quinto en camino) parten a Vichuquén a veranear. En febrero se junta con ellos.

"No es tan dramático", confiesa, porque a punta de teléfono se mantiene comunicado. De la casa se encarga la nana y cuenta que prácticamente no pasa en ella, porque "giro en torno a la oficina".

Su soledad temporal dice que la invierte en salir a comer con sus hermanos o en armar algún panorama con amigos. "Siempre hay un partner para complementarse", asegura.
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