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"Un actor con prejuicios no es actor"

23 de Enero de 2007 | 09:56 |
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Pablo Cerda, es un hombre con todas las características físicas que debería tener un galán. Sin embargo, él prefiere no pensar en ello, porque ese papel no está dentro los que más le gustaría hacer. Con su tono de voz seductor y su pinta de Tony Curtis, asegura que es un amante del arte contemporáneo.

Su celular le ha sonado dos veces, las mismas en la que explica que está dando una entrevista al diario. Se quita y se pone sus lentes oscuros un par de veces y se acomoda tomando nuevas posiciones.

¿Te ves en un papel de galán? ¿Te gustaría o tienes algún prejuicio?
“No me gustaría ser el estereotipo de galán. No tengo ningún prejuicio, pero lo que sucede es que no me llama la atención este arquetipo. Me interesa jugar y pasarlo bien y esos personajes que sufren y que no tienen ningún tono no me gustan. Creo que en TVN me ha ido como me ha ido por lo generosos que han sido al darme papeles redimibles. Podemos dialogar juntos con la producción. Juego y ellos me dejan jugar con los personajes. Estos son papeles que siempre tienen una vuelta de más. Realicé roles rescatables que siempre permitieron que fueran muy trabajables y que no tenían ningún matiz como de malo, bueno o de sufrimiento. Pero si me tocara alguno, feliz lo hago, ¡de todas maneras!, porque es parte del actor hacerlo, independientemente de que te guste o no. Lo haría con el mismo entusiasmo y energía que le pondría a cualquier otro buscando, otra tuerca para recrearlo”.

¿En qué momento te diste cuenta que te gustaba la actuación?
“Cuanto terminé el colegio me fui un año para Cuba y allí estudié algunos meses de medicina alternativa. Era deportista de alto rendimiento y las cosas dieron otro vuelco y regresé a Chile. No me gustaba el teatro, pero me conecté con él y me gustó mucho”.

¿Dónde estudiaste?
“Estudie actuación en la Escuela de Teatro Fernando González, en el club del teatro y allí empecé hacer varias cosas. Egresé en el 2003 y el año pasado, estuve en Roberto Zuco. Trabajé en un par de obras y, luego entré a la televisión. ¡En realidad, no he hecho grandes obras! Actualmente tengo una necesidad brutal de teatro. Me tomé el 2006 muy tranquilo para tener tiempo para mí y la familia. Tengo muchos proyectos para el 2007”.

¿Trabajaste en otra cosa que no fuera en la actuación?
“En danza contemporánea. ¡Me gusta mucho! De hecho tengo una gira con el Teatro Municipal. Tengo varias cosas por retomar y entre ellas la danza. Actualmente dicto clases de movimiento en la escuela de Fernando González. También trabajo en video, desde hace dos años, vengo haciendo registros y la idea en un futuro es irme por esa línea. Me llama la atención el trabajo detrás de cámaras, no sé si como director, pero sí me gusta mucho”.

¿Tenías algún prejuicio de trabajar en TV?
“No, definitivamente no. Si eres actor no debes tenerlos jamás. De acuerdo como se manejan, hoy, los sistemas comunicacionales, uno no debe tener ningún prejuicio. Se debe estar donde está el arte y éste también está en la televisión. Una persona que está dentro de este medio de la actuación no debe tener este pensamiento si bien el teatro es un género de mucho respeto y madre de muchas artes. ¡Un actor con prejuicios no es un actor! Debe tener siempre claro la importancia de crear redes y proyectarse como artista integral. Trabajar en teatro, en televisión o el cine hace parte del género contemporáneo. Conectarse fuera de Chile también es crear nuevas redes”.

¿Cómo calificas tu corta vida como actor y cómo te proyectas?
“Aprovechada al máximo. Soy un hombre muy obsesivo. Llevo efectivamente muy poco en mi carrera artística. ¡Considero que no he hecho nada en realidad! Tengo que hacer mucho todavía. Yo me proyecto trabajando en la parte de iluminación, fotografía, video y cámara de video. Es lo que me gusta. No me interesa mantenerme frente a la televisión para tener un protagonismo televisivo. No construyo a partir de la fama, porque no necesito vanagloriarme por lo que hago. Si me sacan de un lado, voy a otro lado o me muevo distinto. Uno debe juntar de a poco para recoger la cosecha que es, finalmente, la propia satisfacción”.

¿Has tenido alguna mala experiencia en tu carrera?
“Nunca. Todo ha sido positivo, unas experiencias han sido más duras que otras, pero nunca nada tan malo como para considerarlo como negativo. Soy muy positivo y creo que yo le veo las cosas buenas a todo”.

¿Eres de los que percibe que la actuación es una profesión precaria?
“¡Es dura poh!, no es fácil ser actor. En realidad yo le doy gracias a Dios por lo que me ha tocado. Para mi fortuna, tengo un sueldo como todos los demás. Pero ser actor es una profesión ardua. Sobre todo porque actualmente hay mucho actor y demasiadas escuelas de teatro”.

Acaba de firmar por canal 13 y formará parte del grupo de nuevos machos que estrenará en marzo la estación católica; en la teleserie “Papi Ricky” será parte de un triángulo amoroso con Tamara Acosta y María Elena Swett.

¿Por qué te cambiaste al canal 13? ¿Más dinero?
“No me muevo en función de dinero, a pesar de que es fundamental. Es primordial no perderse en temas como ese, aquí lo importante son las retribuciones que uno obtiene a través de la propia satisfacción profesional. He tenido la suerte de rodearme de gente que me ha hecho ver otra cosa. Todo viene con una necesidad de conocer otros aires, de un motor por no aferrarme a las cosas y deslizarme hacia otros lugares y de no apegarme a lo concreto. Estoy siempre en búsqueda de lo inesperado. En TVN me encontré con gente maravillosa, allí crecí y tengo un colchón que ha sido mi experiencia. Abrir otras puertas y conocer otros sistemas de trabajo es continuar creciendo. Soy el mismo en cualquier lado y mi disposición para trabajar es la misma en TVN, en canal 13 o en cualquier otro lugar”.

¿Canal 13 fue quien te llamó?
“Sí. Ellos fueron los que me llamaron y conversamos sobre el interés mutuo. También estuve en conversaciones con otros tres canales. Esta es una oportunidad para responder a una necesidad de no apegarme y de estar en contacto con la búsqueda de lo inesperado.

¿Qué desafío implica el proyecto en el 13?
“Implica seguir trabajando, pero esta vez sobre la inseguridad. Volver a trabajar sin un piso como si fuera la primera vez. Conocer un espacio distinto con gente nueva, implica otras formas, es como vivir con otra familia donde ignora sus costumbres. Eso me da cosquillas en la ‘guata’. No conocer a nadie es radical y bueno. ¡Ese cosquilleo que te da como si fuera la primera vez, es básico! La vida me ha enseñado que no sabe hasta que punto la seguridad existe realmente. Me interesa tenerla siempre como una búsqueda para renovarme y desplazarme con lo nuevo, en cada papel y en cada trabajo que hago”.

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