EMOLTV

“Un sector de las ciencias sociales tienen una mirada bastante sesgada”

La reconocida historiadora asegura que algunos cientistas e historiadores están construyendo historia cruzados por la ideología y augura que Chile está más reconciliado de lo que una minoría quiere hacer creer.

29 de Marzo de 2007 | 16:33 |
imagen
Es una mujer de armas tomar. Se propuso hacer una contribución a la historia del país y logró dar cuerpo a uno de los programas más fascinantes de los tiempos contemporáneos, “Cita con la historia”, y a uno de los centros de investigación más importantes de nuestro pasado reciente.

Hoy, dedicada a proyectos personales y a rescatar pequeñas o grandes historias de emprendedores en Chile, Patricia Arancibia sentencia que nunca habrá una sola verdad histórica de lo ocurrido en las cuatro décadas pasadas y tampoco un solo juicio histórico sobre Pinochet.

“Creo que es súper importante tener en cuenta la concepción que se tiene de la historia como disciplina, porque hace mucho tiempo, más de un siglo, que la historia dejó de ser una ciencia objetiva. La historia es más bien una disciplina, que como dirían los griegos es ‘doxa’, o sea, es opinión, por lo tanto, es siempre subjetiva. Es un sujeto, un historiador, que analiza un objeto, el hecho histórico, el pasado y lo ve siempre, siempre desde su propia perspectiva”, advierte.

-O sea, en la historia no habrá una verdad absoluta.
“Por ningún motivo, en historia no existe la verdad, existen muchas verdades, existen verdades dependiendo desde donde analizas el pasado; si desde la elite, desde el pueblo, si desde Napoleón soldado o Napoleón general”.

-¿Es un error, entonces, tratar de construir nuestra historia pasada tratando de sostener una sola verdad?
“Lo importante es que no existe una verdad; tanto es así que los hechos históricos los vas rehaciendo cada época. Por eso, el historiador sigue vigente, estudia el pasado, pero lo hace a partir del presente y ese presente es cambiante. No es que haya una sola mirada sobre la guerra civil del ’91 o sobre la UP. Hay tantas miradas como historiadores hay y ésas van a ir cambiando a medida que el clima epocal, por decirlo de alguna manera, va cambiando, cambiando las generaciones”.
“Cambia la mirada del mismo historiador, si es una persona seria va ir integrando las nuevas fuentes, testimonios; eso le va a permitir repensar su historia y en eso no hay ningún problema”.

-¿En Chile, hemos estado construyendo historia cruzada por ideologías?
“Diría que un sector de las ciencias sociales, incluyo sociólogos, cientistas políticos, filósofos e historiadores, tienen una mirada, la mayoría de ellos, bastante sesgada a partir de una ideología. Entonces si vas a una librería te encuentras con muchos libros de la historia de Chile, pero un porcentaje altísimo ya ha juzgado la época contemporánea”.

-¿Y se puede hacer eso? Algunos dicen que no se puede escribir historia habiendo vivido los procesos de los que se escribe.
“No, eso es falso, porque la historia es siempre subjetiva. La idea de que el historiador no puede mirar los hechos del presente está muy unida a la idea de que la historia es objetiva y que, por lo tanto, el tiempo te da una mayor perspectiva para hacer el análisis”.

-¿Y qué pasa con los que ya juzgaron?
“Me parece que, lejos de ser historiadores, han pasado a ser panfletarios. Puede ser fuerte la palabra, pero son personas que han dejado de lado una mirada más amplia; el historiador no es juez, nunca juzga, que es una de las primeras cosas que te enseñan cuando entras a estudiar. Lo primero que te dicen es que la función del historiador es comprender, no juzgar, es un sabio, el que analiza todo y deja que el lector, el otro, tome su decisión. El historiador narra, describe, saca del silencio los hechos y los lleva a la luz, pero tal como son sin ponerles una connotación ideológica. Ahora, creo que eso es muy idealista y el 90% juzga”.

-¿Para hacer la historia contemporánea de Chile vamos a tener que dejar pasar tiempo, entonces?
“Sí, pero no tiempo para tener perspectiva. Para hacer un análisis más claro del Chile contemporáneo se necesita más conocimiento; creo que los historiadores han estado juzgando a partir de una mirada y no han tenido ni tiempo ni interés en ver la otra mirada. Necesitamos más conocimiento, hay mucha ignorancia en los juicios”.

-¿Y hay dificultad para encontrar la información?
“No, lo que pasa es que, sobre todo en historia contemporánea, es un trabajo muy pesado. Hay muchas fuentes, se tiene que ser capaz de seleccionarlas a diferencias de los tiempos antiguos en que se tienen muy pocas y a partir de esas fuentes reconstruyes. En historia contemporánea está todo, lo importante es que pase tiempo para que las cosas se decanten. Es muy difícil poder explicar la UP para la gente joven que no la vivió o juzgar el gobierno de Pinochet como una unidad, cuando en ella hay muchas fracturas. El gobierno de Pinochet no es un gobierno, ahí está la mirada de Pinochet, la mirada de los militares, la mirada de la oposición, la lucha de los que querían una economía social de mercado versus los que querían una más centralizada. Se juzga como un todo, sin desmenuzarlo y a eso me he dedicado”.

-¿Qué tanto marcan a los países los procesos traumáticos?
“Mucho, en los momentos de crisis, los pueblos como las personas, dejan una huella muy profunda y quedan marcados en su carácter y en su psicología, en su forma de mirar el mundo. Chile es un país telúrico, un país que ha vivido el drama de la geografía, aislado, que no es el centro del mundo, sino el fin del mundo y eso marca absolutamente lo que somos.
“Por otra parte, ya más en lo interno, de la historia, han habido crisis políticas profundas. La revolución del ’91 es un hito súper importante como lo es el ’73; en la guerra civil hay 10 mil muertos, muchos más que los chilenos muertos en la Guerra del Pacífico, mucho más que los chilenos, peruanos y bolivianos muertos en la guerra. En el ’73 se produce un quiebre que no se puede entender si no se ve que la década anterior, la del ’60, fue una década revolucionaria”.

-¿Se puede dejar en el pasado los hechos traumáticos? ¿Cuántas generaciones deben pasar?
“Es difícil ser pitonisa. La revolución del ’91 nos demoramos muy poco, menos de tres años, porque fue una lucha entre elites donde hubo más una lucha por el poder que ideológica”.

-¿No podemos aventurar cuánto nos vamos a demorar con la crisis del ’73?
“Creo que la crisis es mayor porque ideológica, pero hay ejemplos de que se puede. España vivió una guerra civil, muy fuerte, muy polarizada, y después una dictadura y lograron después de 30 años superar esa situación”.

-Ese ejemplo sirve para lo siguiente, ¿es necesaria la reparación para superar los hechos?
“No, en España no se reparó absolutamente nada, entre los alemanes y franceses tampoco, entre los alemanes y rusos nunca tampoco. Aquí hay una fuerza de una minoría y de una ideología que es muy disciplinada que nos está llevando a una situación muy especial.
“Yo diría que éste es un país súper reconciliado, lo que pasa es que los extremos, particularmente el vinculado a los derechos humanos y el PC, viven de esto y por lo tanto, si te reconcilias pierdes tu sentido de vida. Entonces ellos deben mantener vivo ese recuerdo, pero si haces una encuesta, el tema de los dd.hh. y Pinochet no supera el 3% en relación a la corrupción, delincuencia, educación y pobreza que son temas muchos más transversales”.

-¿Las generaciones que están naciendo hoy no van a arrastrar la división?
“No, para nada, los que los hacen en las calles son representantes de esa minoría y son hijos de esa minoría a los cuales, a mi juicio, se les está haciendo un daño atroz. Pero en líneas generales, en esta mirada macro, diría que vamos por un súper buen camino. Nosotros nos podemos sentar y discutir sobre el contexto en el que se dieron las cosas, pero no vamos hacer lo que se hacía en el ’70 que era sacar la pistola o pegarnos un puñete”.

-Pinochet murió. ¿Es necesario que mueran los protagonistas para dejar esto en el pasado?
“Que haya muerto Pinochet no ha cambiado absolutamente nada en relación a un año atrás, porque ya Pinochet estaba muerto en el sentido político. Ya no era un hombre que fuera un actor relevante.
“Lo que se necesita es cultura, educación, conocimiento, la capacidad para poder analizar cualquier tipo de fuente, no sólo la de un lado”.

-¿Cuánto va a demorar el juicio histórico sobre Pinochet?
“Nunca va a haber un juicio histórico, van a haber tantos juicios como historiadores y va a ir cambiando ese juicio de acuerdo a las épocas. O sea, no es lo mismo el análisis que hacemos hoy de Pinochet del que vamos a hacer el 2020 y el 2050, porque las épocas le van dando a la sociedad ciertas preguntas que serán distintas a las que nos hacemos hoy. En una sociedad muy politizada esto es importante, pero en una sociedad en que la política no sea tan importante no va a ser juzgado de la misma manera; siempre va a ir variando”.

Continúa leyendo:
Al frente de una "boutique" hacedora de historia

Una mujer que esconde sus dolores
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?