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Una mujer que esconde sus dolores

26 de Enero de 2007 | 11:22 |
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A los 54 años, Patricia Arancibia se muestra realizada. “No tengo ningún problema con que pongas mi edad porque no los represento”, dice poseída de una seguridad admirable.

Sentada en su escritorio, rodeada de libreros atiborrados de libros (los hay por toda su casa de tres pisos), prende un cigarrillo tras otro.

“No tengo secretos”, afirma cuando uno comienza a adentrarse en su vida privada. Por eso, es fácil imponerse de que estuvo dos veces casada en el pasado –se declara “viuda dos veces”, porque sus ex maridos ya fallecieron- y que está próxima a contraer nuevamente matrimonio con un abogado con el cual sostiene una relación por más de seis años.

De su primera unión, muy joven y que duró pocos años, tiene una hija, Nicole, de 29 años, que presenta un retraso mental importante y, aunque no es del todo autónoma en sus desplazamientos exteriores, trabaja desde hace mucho tiempo (hoy lo hace en el Museo Histórico), lee y se fascina con la música.

“Es una niñita muy especial, más que consentida, ha sido muy estimulada”, afirma a la par que se declara una madre aprensiva.

-¿Qué significó para ti tener una hija discapacitada?
“La Niki es una alegría muy grande, pero también un dolor. Me costó muchísimo asumir el tema de la Nicole, sobre todo, porque vivo en el mundo de los libros, mi familia es muy intelectual y ella es la única miembro de la familia que tiene un problema de esta naturaleza.
“Es doloroso y creo que es una cruz que uno lleva para siempre. De hecho, no quise tener más hijos, me dio miedo”.

-¿Te cuesta asumir el dolor? ¿Cómo enfrentaste tus dos fracasos matrimoniales?
“Soy muy poco dada a tomar lo que me ha pasado en la vida como fracaso. Soy muy optimista de la vida, y al contrario, tomo todo lo que me ha pasado como algo positivo. Si esto pasó es porque en definitiva tenía que pasar y si tenía que pasar es para mejor es como mi máxima. Siendo historiadora no soy de las que cree que el pasado fue mejor, siempre mi proyección es hacia adelante.
“Lo de la Nicole también lo positivizo, primero, por lo exquisita que es y segundo, porque yo no tengo los problemas de las otras mamás que están aproblemadas porque sus hijas se sacan un tres o van a salir en la noche o llegaron con el primer pololo o que el tema de la drogas. En todo eso, yo paso”.

Patricia reflexiona que los dolores de su vida –la muerte repentina de su padre de un paro cardíaco cuando ella tenía 17 años, el nacimiento de Nicole, la condena de su hermano Enrique- los ha vivido como procesos que le permiten ser mejor.

“La Nicole a mí me ha dado tolerancia, yo vivo en mi casa con una persona que es distinta y por eso, lo ideológico no es tema. No tengo problemas para estar con un comunista o un Patria y Libertad, me tiene sin cuidado porque hay cosas más importantes. Valoro mucho la amistad, las relaciones interpersonales, que son vitales para mi vida, al igual que las emociones, los sentimientos, la familia. Ése es mi mundo”, dice.

-Tu hermano está condenado a cadena perpetua por el caso Prats en Argentina. ¿Cómo vives eso?
“Con mucho dolor frente a la injusticia. Sé que es inocente, es una convicción profunda y por eso he hecho todo lo que he hecho. Hemos hablado con ministros, obispos, cardenales, con el Papa, hemos contado nuestra verdad, pero entendemos que los contextos políticos impiden que se haga justicia, especialmente en Argentina.
“Esperamos que en Chile el juicio termine y hay que tener presente que aquí, mi hermano ni siquiera está procesado”.

-¿Te sientes sola en esto?
“No, me he sentido siempre apoyada por mis amigos, nunca han disminuido por ser hermana de y cuando lo han hecho me da pena no por mí, sino por ellos.
“Tampoco siento que mi carrera haya sufrido un freno, pero es porque yo no quiero, como que he puesto una barrera. Hay una cosa súper importante; nunca he sentido odio y aunque es una cruz, una mochila muy fuerte, no permito que me bote; se lo debo a mi madre que ha tenido una fortaleza increíble para sus 83 años”.

-¿Te has puesto una coraza? ¿Te haces la dura?
“No soy dura, lloro. Sí, soy mucho más débil de lo que aparento, pero es que sino hubiera cloteado. Mi fortaleza está dada por los afectos.
“Puedo ser hasta ingenua, tengo una mirada del mundo optimista; creo en las personas, soy una persona súper confiada, muy esperanzada en que el otro no te va a hacer mal porque sí”.

-¿De dónde sale tu fuerza?
“Creo que de mi mamá. Nosotros somos diez hermanos, mi papá fue marino, mis hermanos, abuelo, tíos han pertenecido a las Fuerzas Armadas y en mi casa el dicho era hay que morir con las botas puestas”.

-¿Estás a la defensiva? ¿No te cansa?
“No, hace tiempo en que no estoy a la defensiva, si no, no te podría estar hablando. Tengo súper procesado lo de la Nicole, lo de mi hermano, mi situación sentimental la tengo estabilizada. Creo que mi base emocional es sólida y tiene que ver con mis afectos; tuve una infancia feliz y mis problemas externos, con el mundo, comenzaron con la muerte de mi papá.
“No soy una persona sufriente, ni mucho menos, soy una gozadora de la vida, de los amigos, de la comida, del pucho, del café; si me voy a morir, me voy a morir pasándolo chancho. En el eneagrama soy el número 7, personas que esconden el dolor, que lo racionalizan, procesan y positivizan”.


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