¿Qué factores provocan insatisfacción en una relación de pareja? A la hora de enumerarlos, los especialistas apelan a la incomunicación, la falta de espacios propios, la rutina y la incapacidad para llegar a acuerdos. Sin embargo, poco se ha hablado de las dinámicas que posibilitan que esa pareja pierda su capacidad de comunicarse, de compartir y negociar espacios.
Determinar cuáles eran las dinámicas que predominaban como fuentes de insatisfacción en las parejas chilenas fue el objetivo de la doctora en Sicología Diana Rivera, terapeuta de parejas del Instituto Chileno de Terapia Familiar y profesora de la Escuela de Sicología de la Universidad Diego Portales, quien realizó una extensa investigación cuantitativa en 94 parejas chilenas, para determinar cómo el apego entre sus miembros y el desarrollo de distintas habilidades relacionales influían en la satisfacción o insatisfacción con su relación amorosa.
Para realizar este estudio, la especialista entrevistó a parejas de apoderados de distintos colegios de la Región Metropolitana, Valparaíso, Viña del Mar y Talca. Todas estaban preferentemente en sus primeros quince años de matrimonio - porque, según los especialistas, es en este período donde se dan los más altos niveles de conflicto- , y la mayoría de ellos tenían hijos chicos o en la primera adolescencia.
A cada uno de los miembros de la pareja se le pidió que contestaran un cuestionario individual, donde debían ponerse nota ellos mismos y a sus parejas en el desarrollo de distintas habilidades relacionales que la investigadora, previamente, había tipificado como las que más influían en las dinámicas de pareja chilenas: saber confortar al otro; poder manejar los conflictos; apoyar el ego del otro; intentar reparar el daño causado por una pelea; ser afectado por lo que le pasa al otro; apertura en la expresión de los sentimientos y seguridad con la relación de pareja. Luego, les pidió que se evaluaran en sus niveles de ansiedad dentro de la relación - miedo a sentirse rechazados o no queridos por el otro- y de evitación, o qué tanto ocupaban la estrategia de aislarse del otro para evitar cualquier posible dolor de la confrontación.
Cruzando ambas evaluaciones, Diana Rivera concluyó que son tres las variables principales que determinan satisfacción o insatisfacción dentro de una relación de pareja: el tipo de apego desarrollado entre ambos miembros, la calidad de los afectos que se entreguen y si uno de los miembros padece una depresión. Así, las parejas que presentaban un apego inseguro, que no eran capaces de entregarse afectos positivos, y aquellas donde él o ella estaban pasando por un período depresivo, eran menos capaces de regular sus emociones, de manejar conflictos, de crearse espacios en conjunto, compartir y negociar, lo que terminaba haciéndoles sentir una fuerte insatisfacción en su relación de pareja.
La importancia de un "apego seguro"
Cuando Diana Rivera cruzó las notas que las parejas se ponían en el desarrollo de sus habilidades relacionales, con el estilo de apego que habían desarrollado (concluido a partir de sus respuestas sobre la ansiedad y la evitación en la relación), notó que aquellas que tenían un apego seguro sentían que desarrollaban mucho mejor su capacidad de confortar al otro, de manejar conflictos y de sentirse conformes con la relación. De hecho, sus evaluaciones fluctuaban entre el 5,5 y el 6,5. Las parejas con apego inseguro, en cambio, bordeaban sus notas entre el 4 y el 5,5. Un ejemplo es el manejo de conflictos: mientras que las parejas con apego seguro se evaluaron con un 5,7, las con apego inseguro sólo se pusieron un 4,7.
El apego, explica la terapeuta, es la tendencia natural de los seres humanos de conformar vínculos estrechos, con una figura predominante a quien se recurre cuando se está en un momento de aflicción, estrés, dolor o novedad. A lo largo de la vida, las personas, van cambiando su figura de apego. "Cuando somos más pequeños, es la madre o el cuidador principal, con quien aprendemos a conformar una imagen de nosotros mismos y de los otros, y a vincularnos con las personas. Luego, los amigos. Y una de las tareas amorosas de una relación es que esa figura se traslade a la pareja".
¿Qué personas desarrollan un apego seguro? Las que tienen un bajo nivel de ansiedad y bajo nivel de evitación, responde Diana Rivera. "Es decir, son personas que están abiertas a las relaciones, que exponen sus emociones, confían en que van a ser apoyadas y queridas por los otros. Las parejas con apego seguro no sólo se encuentran más satisfechas con su relación. El otro se convierte en una figura confiable, en la cual te puedes cobijar, en donde esperas ser contenido y apoyado emocionalmente. Cuando el otro no está, y no es confiable, los niveles de satisfacción marital comienzan a bajar, y se traducen en esta sensación de soledad, de no poder conversar, de sentir que ya no hay espacios para compartir".
Los apegos inseguros, en tanto, son todos aquellos en que se evidencian una alta ansiedad o una alta evitación. "Las personas con un estilo de apego preocupado tienen miedo a no ser queridos, a ser rechazados, pero buscan activamente el contacto, porque tienen miedo a no tenerlo. Un ejemplo es la mujer que permanentemente está buscando contacto con el marido, preguntándole si la quiere, sobreinterpreta las distancias como desamor y desinterés. Después viene el apego desentendido: personas que no presentan ansiedad, pero tienen un temor inconsciente al rechazo y son hiperindependientes, confían mucho en sus capacidades personales. Por último, el estilo de apego temeroso tiene altos niveles de ansiedad y evitación: son personas solitarias, muy temerosas del contacto con el otro. No confían en los otros pero tampoco en sí mismos".
Entrega de afectos positivos
La segunda fuente de satisfacción/insatisfacción es la capacidad de entregarse afectos positivos. Aquellas parejas donde ambos miembros no se expresan esta positividad, tienen altos grados de insatisfacción marital.
"La positividad requiere que las personas tengan mucha conciencia del clima emocional que colocan en la relación. Muchas veces ambos se quieren y se estiman, pero llegan a sus casas con mala cara, no se preocupan de la relación, sus conversaciones se basan sólo sobre hechos negativos que les han ocurrido, llegan siempre cansados. Eso no es colocar afectos positivos en la relación", ejemplifica Diana Rivera.
Entregarse afectos positivos, agrega, tiene que ver con estar atento al otro, manifestarle cariño, "querer poner un clima emocional que sea grato, nutritivo y que hace que las personas se sientan satisfechas con la relación. Es más a que yo te cuente cómo me siento, más que una simple apertura. Porque hay gente que es abierta, que habla, pero habla de toda la depresión que lleva encima. Si vas a contar sólo lo malo que te pasa, los malos ratos, puedes ser muy abierto, pero aportas muy poco a la satisfacción marital".
¿Por qué es tan importante la positividad? "Porque los climas emocionales son fundamentales para las relaciones. Por ejemplo, en una sala de clases, para que haya un buen rendimiento no sólo tiene que haber un buen profesor en términos técnicos. También depende de cuál sea el vínculo que el profesor establezca con sus alumnos. Un profesor amable, entretenido, amoroso, va a hacer que sus alumnos aprendan más que uno que tenga la misma experticia profesional que otro que sea lejano, genere rechazo o sea hipercrítico. La emocionalidad de los seres humanos es lo más importante, el elemento amoroso, contenedor, es uno de los aspectos fundamentales para que las personas se sientan satisfechas con las relaciones. Es lo mismo que en el trabajo: la gente es mucho más productiva cuando se siente valorada, atendida y remunerada en la justa medida".
La depresión masculina y femenina
Un tercer aspecto de insatisfacción, según las conclusiones, es la depresión que pueda vivir uno de los miembros de la pareja. En su investigación, Diana Rivera concluyó que aquellas parejas donde ninguno de los dos miembros sufría una depresión tenía una mayor satisfacción marital que aquellas donde uno de los miembros de la pareja estaba sufriendo esta enfermedad. Y esa cifra de insatisfacción era aún más elevada cuando era el hombre el deprimido.
"Yo creo que este fenómeno se da por un tema de distribución de roles de género. La depresión es socialmente aceptada entre las mujeres, pero no entre los hombres, porque sobre su figura recae la fortaleza familiar", sostiene la terapeuta. Otro hallazgo significativo que reveló su estudio fue que las diferencias en satisfacción no eran significativamente estadísticas entre las parejas sin depresión y aquellas en las que ambos presentaban la enfermedad. "Esto se puede dar porque en ambos casos, hombre y mujer están en la misma sintonía, sintiendo el mismo dolor. En el caso de los deprimidos, los dos se sienten un poco acompañándose el uno en el otro, sufriendo la misma pena".