No fue difícil contactar la entrevista, para una agenda tan apretada, pero sí hubo exigencias. Dentro de ellas, pidió que le tomaran fotos en su auto nuevo, el nombre del fotógrafo y mucha puntualidad.
La cita fue en su casa, en El Arrayán; llegó atrasada, bastante, acompañada de su asistente Juan Pablo que no la dejó sola ni un minuto. Después de las disculpas correspondientes, se tomó su tiempo para cambiarse y posar para la sesión de fotos.
Carolina Parsons puede pasar por diva, pero es una mujer normal que camina con dificultad cuando se trata de bajar escalones de piedra con tacos altos, cosa que le pasaría a cualquiera. Habla inglés, italiano y portugués; lo hace en forma acelerada y aunque no se expresa con modismos chilenos, a veces, cae en el ‘espanglish’.
Descalza, con sus piernas arriba de la silla, poco maquillaje, el cabello finamente cepillado, luciendo cándida y con una belleza fresca y natural, no pareciera estar en los momentos finales del ‘scouting’ que realiza junto a su hermana Rosita para descubrir potenciales modelos. De hecho, la final a la que llegaron ocho jóvenes, se realizará este sábado en Marbella y contará con la presencia de la princesa Sarah Ferguson.
-¿Cuál es el objetivo del scouting?
“Buscar chicas a través de Chile, bajo una identidad nacional muy fuerte para darles una oportunidad de proyección. No es un concurso de belleza donde vamos a entregarles una corona y un cetro ó que ganen un premio. Traemos gente de Nueva York y son ellos quienes ven las cualidades y las eligen; hacen una proyección internacional y las ponen en diferentes entes del mundo. Nosotros les ofrecemos una forma de vida para forjarse en el exterior y no que lo hagan localmente.
“Escuchamos en las noticias que las chicas ya no quieren ser modelos, porque no quieren hacer lo que se ve en la televisión”.
Se explaya: “La idea no es que las modelos trabajen en Argentina, México o Brasil sino que lo hagan en París, Tokio, Milán, Londres, Nueva York. Eso es la oportunidad que yo les doy a las chicas y les ofrezco esos términos. El año pasado ganó una chica de 13 y no se pudo ir por asuntos de su colegio, pero esperamos que se marche ahora en febrero, que empiece en el mercado de Tokio y que lance su carrera”.
-¿Cuál es la tendencia que se busca crear?
“Nosotros invitamos a todas la chicas de Chile, entre 13 y 23 años, con un mínimo de 1.70 de estatura. ¿Creo que lo bajamos un poco?... sobre todo que tengan las ganas y las condiciones y una talla mínima de 40 ó ¿42?”, pregunta a su asistente, quien le aclara que ésa es la talla máxima.
-¿Niñas como Camila Bjorlig de 13 años, ganadora del año pasado, pueden sufrir problemas por ser tan joven?
“Te voy a contar la historia de mi mejor amiga que comenzó cuando tenía 13; nació en un pueblo pequeño de 2 mil habitantes en Brasil. Hoy en día tiene 23 años, un departamento en Nueva York, terminó su colegio con un tutor y tiene una casa enorme en Brasil. A los 13 años de vida, se le dio la oportunidad; cuando uno de los representantes la vio en su país natal y se la llevó a Tokio a viajar. ¡Allá fue donde la conocí! En esa oportunidad, tampoco fue un concurso de belleza”.
Carolina continúa hablando con firmeza: “Quiero proyectar lo que pasa en todo el mundo menos en Sudamérica. Los scouting fueron a Perú y Argentina y no encontraron nada, porque las agencias ofrecen otro tipo de rasgos que no son los que se piden en las pasarelas de París. Una de Valentino en París, es una cosa, y otra, es una pasarela en traje de baño. ¡En Chile son chicas que no tienen esos rasgos que se necesitan en una pasarela de París! Es un poco lo que quiero hacer, una promoción a nivel internacional”.
-¿Qué preparación se les hace?
“Creo que el modelaje no tiene este prototipo de escuela. Por ejemplo, en mi caso, empecé a los 14 y salí al extranjero a los 16; tu trabajo es con grandes ¡así es como se aprende!”
-¿Cuáles son los rasgos que se les pide para una proyección internacional?
“Basta con que mires en las revistas Vogüe y veas lo que hacen las chicas de Valentino; basta con que mires una revista nacional y verás lo que se hace en traje de baño. Son dos prototipos, a pesar de que ambos funcionan en su respectiva especificación. Las que trabajan en traje de baño son niñas que tienen una altura muy baja, son curvilíneas, y a pesar de que hacen muy buen trabajo, no es lo que funciona fuera, donde se ve otro tipo de curvas. Si vinieran aquí las encontrarían demasiado delgadas y, ni siquiera alcanzarían los cánones que exige la delgadez”.
-En España con la polémica del peso por la muerte de las dos modelos brasileñas se establecerá en las vitrinas que la talla más chica sea la 38. ¿No crees que es un acto responsable de la industria?
“La talla 38 es una moda que se impuso hace 40 años y las niñas han tenido el problema alimenticio ese mismo tiempo. Lo vienen a resolver hasta ahora, a causa de esto, porque estuvo en la prensa mundial, pero claro ¡mejor tarde que nunca! Creo que es una solución un poco ‘parche’; la solución real sería enseñarles en los colegios”.
-¿Por qué dices no estar de acuerdo con que en España se fije un peso mínimo para pasarela? ¿No crees que sea una medida correcta?
“¡Es que no tiene sentido! Las bellezas no están escritas por cánones, reglas, estatura, ni por nada. Por ejemplo, hay niñas que son muy redondas, muy curvas y son lindas, así como existen niñas que son muy flacas, pero que igual son lindas. Así que no tiene sentido que por tener un mínimo de 55 kilos se deba tener 1,75 de altura. Imagínese que hay modelos reconocidas por todo el mundo que relanzan las curvas a la moda midiendo 1,78 con 51 kilos. Por eso, encuentro que las reglas son soluciones ‘parches’. Encuentro que alguien debería buscar otras soluciones. No sé, darles clase a las chicas sobre educación alimenticia e incentivar el deporte u otro tipo de soluciones”.
Carolina tiene las cosas claras; para ser una top model se necesita "tener muchas ganas y cumplir con los rasgos y las tallas necesarias”.
-¿Qué pasa con las niñas que tienen ganas, pero están pasadas del peso?
“Se les lleva a un nutricionista y se espera para ver si avanzan”.
-Constanza Lonza la chica de 17, ganó el año pasado, dijo que tenía que bajar varios kilos. ¿Fue una exigencia?
“Ella no pudo bajar de peso, pero como conozco muy bien a la juventud y llevo trabajando desde los 16, entonces no quise poner ningún tipo de presiones y dejé que sus padres fueran los que la trataran con nutricionista o deporte. Dentro de un año tendrá todavía la posibilidad de viajar, si ella cumple con la talla que le exige el scouting”.
-Después de proyectar a las modelos en el Asia, ¿qué pasará con ellas?
“¡Los scouting se preocupan de ellas!, en mi caso, me apoyaron y siempre estuvieron conmigo; de hecho, hay gente muy seria que trabaja en esto. Si las chicas empiezan desde muy temprano, a los 14, simplemente viajarán con su madre o con su padre, porque van a tener que empezar con períodos cortos por el asunto del colegio”.
-¿Qué pasa si las chicas no salen adelante?
“Bueno, siempre va haber chicas que se queden en el camino, como pasa con los periodistas, actores y artistas, todo va siempre a depender de la personalidad y las ganas que tengan; nosotros les brindamos la oportunidad, pero si no la aprovechan, ¡no hay nada que hacer!.
“Si la acepta una agencia como ésta, ya es un paso grande, pero todo depende de que ellas quieran seguir, ¡es asunto suyo!”
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