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Guía de buenos propósitos

No son la panacea para combatir el envejecimiento, pero seguro estos hábitos contribuirán a la salud del organismo en general, y al aspecto y lozanía de la piel. Proponemos un comienzo de año con un mejor dormir, con una dieta equilibrada, con menos tabaco, con la debida protección UV y un mayor aprovechamiento de los activos naturales.

09 de Febrero de 2007 | 10:06 |
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Eliminar las siestas para dormir mejor

Durante el sueño alcanzamos una reparación física y síquica completa, por eso una noche de buen dormir se traduce en un despertar fresco. Por el contrario, la reducción del tiempo de sueño impacta desfavorablemente las actividades diurnas. En promedio debiésemos dormir 8 horas diarias, aunque el tiempo necesario es individual, pues hay quienes descansan lo suficiente con 6 horas y otras que necesitan más. Lo importante es dormir las horas que cada quien necesita, para descansar y evitar consecuencias a nivel físico y del ánimo como pueden ser la somnolencia y falta de energía, hasta llegar a la alteración de la memoria y la concentración. Normas para favorecer un buen dormir: acostarse cuando se tiene sueño, no por horario. Mantener horario estable para levantarse. Eliminar las siestas, evitar estimulantes como el café o bebidas cola, y no ver TV en la cama. Evitar cenas abundantes y muy condimentadas, y no irse a dormir con el estómago vacío. Si pasan 2 horas o más desde la última comida hay que ingerir algo liviano como leche. No permanecer en cama si no está durmiendo; si pasa media hora sin conciliar el sueño es mejor levantarse y volver a la cama sólo si se tiene sueño.


Reforzar la hidratación

Durante el verano la piel se deshidrata con mayor facilidad, ya que pasa más tiempo al aire recibiendo el impacto del sol y el viento y se baña más veces al día, lo que va debilitando la capa de grasa que recubre la piel y la humedad se evapora. Es necesario aplicar crema hidratante varias veces al día, y cambiarla por fórmulas más emolientes que no sólo aporten agua, sino también lípidos para fortalecer la capa que nos aísla del medio externo.


Consumir tres porciones de fruta diarias

Durante el invierno se come menos frutas, por lo tanto ingerimos menos vitaminas vitales para el funcionamiento de la piel y del organismo en general. Muchas veces a ello se suma una atrofia de la mucosa digestiva que impide que éstas se absorban como es debido. Es tiempo entonces de reforzar la dieta con tres porciones de fruta al día para conseguir una buena dosis de antioxidantes naturales capaces de evitar la oxidación celular. Los efectos no serán sólo a nivel cutáneo, pues todos los procesos de contractura muscular y hasta el pensar implican un proceso químico que requiere de antioxidantes. Se deben favorecer las frutas ricas en vitamina C y E, ya sea frescas o en zumos.


Dejar de fumar

El tabaco no sólo es un pro cancerígeno para todos los cánceres, sino también un acelerador del envejecimiento cutáneo. Al fumar se acelera el proceso oxidativo de las células, lo que se suma a la oxidación que ya provoca el sol en verano. Además, el acto de fumar genera una serie de contracciones musculares alrededor de la boca que favorecen la marcación de líneas. Todo ello se traduce en que la piel de un fumador tiene un color poco saludable, se deshidrata más y envejece antes. El ideal es dejar el cigarro definitivamente, o al menos disminuir la cantidad a la mitad y evitar fumar cuando se está expuesto al sol. Los efectos no son tan rápidos, pero son notorios. La piel mejora su tono, turgencia y nivel de humedad.


Beber infusiones de hierbas

Siempre será más saludable que consumir bebidas, además también pueden usarse en forma tópica. Las infusiones de té verde hidratan y nos protegen de las agresiones del ambiente. Si se usan en el último enjuague al lavar el pelo evitan la caída y la oxidación capilar. La manzanilla tiene un efecto relajante y antiinflamatorio, se puede beber, usar en compresas en pieles expuestas al sol o mezclarla con unas gotas de aceite de oliva para limpiar el rostro antes de dormir. La lavanda es sedativa y calma la piel. Se recomienda hacer una infusión con menta, eucalipto y lavanda y ponerla en un envase spray para usar durante el día cada vez que se sienta la piel tirante o necesite refrescarse.


Usar factor SPF 30

La necesidad de protección solar es independiente del lugar donde estemos. Es tan importante usar filtro en la playa y la montaña como en la ciudad. En el primer caso se requiere de SPF 30, si son personas a quienes les cuesta broncearse y su piel se pone roja con el sol, y SPF 20 si se broncean fácil y se ponen morenos. Si hay antecedentes de cáncer de piel en la familia mejor SPF 50. En cualquier caso hay que reaplicar el producto cada dos o tres horas pues se va con el agua, la transpiración y el roce. Para protegernos en la ciudad el ideal es aplicar un filtro después de la crema hidratante, aún cuando ésta contenga SPF, ya que por lo general son bajos o duran poco. En un día normal SPF 15, y si se van a realizar actividades al aire libre SPF 30.


Frutillas, gran antioxidante

Al consumirlas se aportan nutrientes al organismo e indirectamente se favorece una piel más lozana. La frutilla entrega vitamina A, B1, B2 y C; el kiwi también actúa como antioxidante gracias a su alto contenido de vitamina C al igual que los polifenoles de la uva. El plátano aporta potasio y ayuda a regular el balance de agua en el cuerpo, y el melón y la sandía favorecen la hidratación. También hay beneficios si se usan en forma tópica. Hay que moler 1 kiwi, 10 granos de uva y medio yogur natural para usar la mezcla como mascarilla facial. Otra receta es 1 plátano, 1/4 de sandía y un yogur natural. La primera humecta y combate el deterioro de la edad, y la segunda hidrata y suaviza la piel.


2 litros de agua al día

Beber agua tiene múltiples beneficios. Mejora la digestión y la eliminación de toxinas, regula la temperatura corporal por medio del sudor, lubrica las articulaciones y contribuye a dar estructura al cuerpo mediante la rigidez que proporciona a los tejidos. Desde el punto de vista estético, retarda el envejecimiento e influye en la calidad de la piel a nivel subcutáneo, más allá de la hidratación. Hay que beber dos litros de agua al día para favorecer los procesos metabólicos, y para asegurar una piel tonificada, turgente y sin arrugas prematuras.


Broncearse en forma saludable

Hay dos opciones, exponerse al sol con filtro solar, en sesiones cortas de 20 minutos y fuera de horarios peak, o bien usar autobronceantes. Estos productos tiñen la piel sin dañarla, y si se usan con regularidad ayudan a mantener el color por más tiempo sin necesidad de volver a tomar sol. La única salvedad es reaplicar cada cuatro días y mantener la piel hidratada para evitar la descamación. También se puede hacer uso de los cosméticos after sun, que calman la piel, aumentan la tolerancia cutánea evitando que la superficie se vuelva áspera y rugosa, y retardan la renovación celular para que las células permanezcan más tiempo en la piel.


También comer hidratos de carbono

No quiere decir ingerir sólo frutas y verduras. Ningún extremo es saludable. Si se come pura fruta se pierde agua y reservas de hidratos de carbono, lo que puede traer trastornos de los electrolitos, falta de energía e incluso problemas cardíacos. No se deben dejar de lado los hidratos de carbono - pan, cereales y papas- , son fuente de energía básica para el organismo; ni las proteínas, que son las que más incentivan el gasto energético, ni las grasas ya que se producen trastornos a nivel de piel, mucosas y bioquímicos. (La cantidad de grasa aceptada por día es de 30 a 35% del total de la dieta). La dieta debe contener los distintos grupos de alimentos. Si se come sólo uno puede aumentar el porcentaje de músculo perdido. No hay que olvidar que el organismo está diseñado para consumir calorías cada tres o cuatro horas, eso permite mantener el metabolismo adecuado al gasto energético. Si se saltan comidas el cuerpo se defiende bajando el gasto energético.


Eliminar toxinas

Ideal empezar el nuevo año con una cura de desintoxicación. Hay varias formas, se puede aumentar el consumo de alimentos que favorecen la eliminación de toxinas como son la albahaca y las ciruelas. O bien, probar con tratamientos más formales como el de Bow Spa, que incluye terapias de medicina holística, evaluaciones y controles alimentarios, depuraciones orgánicas y emocionales, desintoxicaciones linfáticas, de piel y colon, y terapias de desbloqueo energético (Teléfono 220 7751).

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