Germán Eric Valenzuela Lisboa asegura ser "el tipo más simple y más tímido que te puedas imaginar", pero dice que el traje de "choro" se lo pone para resguardarse del ambiente televisivo que es muy difícil, "es tan complicado que uno necesita protegerse". "Yo me protejo tratando de pegar el combo primero", sentencia.
Cuenta que se lleva bien con la gente con que ha trabajado, pero que tiene pocos amigos –casi ninguno- del ambiente televisivo, porque la competencia en ese mundo es muy dura y hay poco espacio para las relaciones personales profundas.
-Aun así, hasta te hiciste una liposucción para "ser más televisivo", o sea que este medio te alucina.
"Bueno, tuvo que ver, pero no fue sólo por eso, ¿quién no se quiere ver bien?, y si tienes la posibilidad de hacerlo, por qué no. Siempre he sido un fanático del gimnasio y un buen día me aburrí de ser el guatoncito de la tele. Ahora estoy haciendo pesas, voy todos los días y tengo entrenador".
-¡Eres bien obsesivo!
"Sí, para algunas cosas. De hecho, puedo dejar de lado un almuerzo, muchas cosas, para no faltar al gimnasio. Todos los días... los domingos puede que me de licencia, puede.
"Es que me ayuda un montón; a no tomar los viernes ni los sábados en la noche, a comer menos. Estoy tan pendiente de esta cuestión que no la puedo cagar".
-¿Cuándo tomaste esta determinación?
"Con el cambio de milenio. Entrenaba cuatro horas diarias, de 90 kilos llegué a 76. Me mantuve harto tiempo y hace un año y tanto lo dejé, pero hace tres meses volví al gimnasio diariamente, pero dos horas no más".
-¿¡Hay polola que aguante esto!?
"Yo lo aguanto, yo necesito aguantarlo, el sacrificio es mío".
-No, no, no me vas a decir que a alguien le gusta que la cambien por cuatro horas de gimnasio.
"No tengo que darle explicaciones a nadie. Como estoy soltero, puedo estar cuatro, seis, ocho horas, si quiero, en el gimnasio, ¡es problema mío!".
-Entonces es verdad que hay pocas que aguanten...
"Nooo, si hay, siempre hay".
Bueno, pero no te corras, ¿te liposuccionaste para tener mejor facha en televisión?
"Yo diría que sí, claro. Porque al principio era el gordito simpático, pero después la cosa empieza a cambiar y te das cuenta que les interesa el tío más bonito, que tiene mejor físico, más joven y que la edad empieza a pesar. Ahí me di cuenta que tenía que hacer algo por mí; primero, porque me iba a ayudar mucho en forma personal y, después, por la tele. En eso también me rayé, pero ya me controlé".
-¿El tema de la edad no te ha pesado para seguir siendo notero?
"La edad es un tema para mí y como es un graaan tema, no lo vamos a tocar" (y se pone serio, luego estalla en una carcajada).
-¡Puchas que te quieres!
"Mucho".
-¿Eres muy ególatra?
"No. Tengo la película súper clara, sé cuánto peso, cuánto mido, cuánto calzo y cuánto puedo. Ahora... ¡juego con eso!"
Cuenta que le encanta "hacerse cariño": va al podólogo, se compra montones de perfumes (de hecho su casa está pasada al que está usando en este momento); se reconoce trapero, pero más que nada a la hora de comprar, porque incluso tiene ropa a la que no le ha sacado nunca la etiqueta –sobre todo poleras-.
Se acaba de hacer un chequeo completo y el médico le recomendó empezar a trabajar sus ansiedades. "Es que, a veces, ando muy arriba, pero me deprimo con facilidad, a fondo. Es terrible, sufro cuando me deprimo, pero se me quita rápido; me tomo dos pisco sours y estoy arriba de nuevo", cuenta.
También sabe que es mal genio, pero lo atribuye principalmente a que, después de tantos años haciendo lo mismo, busca la perfección en lo que hace y se molesta mucho cuando quienes lo acompañan no saben hacer su trabajo, porque le gusta laborar en equipo. "Todos tienen que jugar a la par y, cuando hay uno que no lo hace, me encrespo". No obstante, señala que es el primero en pedir disculpas cuando se le pasa la mano.
Es inflexible con los horarios: "Cuando me citan a las 4:00, es a esa hora, ni diez minutos antes ni diez minutos después; yo no juego con el tiempo del resto, no me gusta que jueguen con el mío. Es una cuestión simplemente de respeto".
-¿Será por eso que tienes fama de fregado?
"El problema está en que yo digo lo que pienso y por eso dicen Ay, el weón amargao. No, no soy amargado; sólo hago notar lo que me parece mal, lo que pasa es que en este país todo es por detrás y, al final, nadie es responsable de nada. Yo soy el primero en pararme y reconocer que lo hice mal; así me cuido, porque quién me va a retar si ya reconocí que me equivoqué.
"También cuando veo que alguien lo hizo mal, pero ahí tengo problemas de repente, porque mi boca es más rápida que mi cabeza y, a menudo, desperdicio la oportunidad de quedarme callado".