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El valor de los pequeños gestos de cada día

Las muestras de cariño ayudan a fortalecer una relación, por eso hay que salvarlas de que las ahogue la rutina.

27 de Febrero de 2007 | 12:04 |
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Nadie duda de que la comunicación sea clave para una sana relación de pareja, pero en el amor, no todo son palabras. "Lo no verbal -como los gestos de cariño- tiene que ver con cómo se emite el mensaje y con cómo el otro lo percibe emocionalmente. Eso va a establecer el tipo de relación: cercanía, lejanía, indiferencia o confianza", explica la sicóloga de parejas Perla Sanhueza.

Lourdes Gómez (25) y Nelson Meléndez (29) están convencidos de que los gestos han profundizado su relación. "Él siempre se ha preocupado mucho de los detalles. Incluso cuando mi turno en el trabajo empezaba a las 4:30 AM, Nelson se levantaba para hacerme el desayuno mientras yo me duchaba. Reconozco que al principio me dejé querer, pero estoy segura de que esos gestos suyos me fueron enamorando cada vez más", confiesa Lourdes.

Pero no todas las parejas saben darle el verdadero peso a esta forma de expresar cariño. Por eso, en materia de gestos, los expertos coinciden en que los problemas son básicamente dos: no saber interpretarlos correctamente y que estos pequeños detalles se pierdan con la cotidianeidad.

"Las relaciones de pareja son complicadas porque hay que estar constantemente trabajándolas: mirando al otro, leyendo las señales, haciendo gestos", resume Sanhueza.

"Los gestos no son hechos aislados, sino que surgen desde cada persona. Van a depender de sus rasgos de personalidad e incluso de los conflictos inconscientes que vengan de la infancia", explica la psicóloga sicoanalítica Marie Louise Duhalde.

Según la profesional, cada persona internaliza modelos de relación de acuerdo a su propia experiencia de vida. "Si tu mamá siempre atendía a tu papá antes que a nadie, porque era su forma de mostrar que él estaba primero, ése es el modelo de relación que vas a tener para expresar lo mismo", sentencia.

Por esto, entender cómo el otro recibe los gestos, no es fácil. "Para un hombre desvalorizador y narcisista, que la mujer le lleve el desayuno a la cama puede ser visto como sumisión. Otro, en cambio, puede pensar: 'qué amorosa, siempre me trae lo que me gusta'", dice Duhalde.

La interpretación del gesto también dependerá muchas veces del estado de la relación, por lo que frente a un mismo hecho, puede haber dos lecturas.
"Si la relación está bien y siento que el otro está comprometido y me quiere, en vez de enojarme, recojo la toalla que dejó tirada en el suelo. Pero cuando la relación está tirante y creo que el otro vive pensando en su trabajo y sus amigos, digo: 'Es un desconsiderado' ", explica la sicóloga y terapeuta de parejas Claudia Rojas.

Cuando Francisco (37) llegaba a su casa y veía a su mujer con alguna mala cara, siempre pensaba que el responsable era él. "Automáticamente me ponía a repasar mis acciones del día para ver dónde había metido la pata", relata, aunque reconoce que no indagaba más allá. Su solución era acostarse sin hablar del tema, lo que, según él, finalmente hizo fracasar el matrimonio.

Sin embargo, según Rojas, es un error pensar que cada gesto refleja cómo está la relación, ya que hay factores externos, como trabajo y salud, que también influyen en cómo reacciona el otro.

"Hay personas que chequean minuto a minuto si el otro está interesado según el tono de voz o la mirada, lo que desgasta a cualquier pareja", dice la sicóloga.
Valentina (24) no se daba cuenta de que ella era la única que se preocupaba de los detalles con su pareja. "Le mandaba mil mensajes al celular y nunca me respondía. Pero si él me daba un beso o me hacía un cariño, por mínimo que fuera, me sentía feliz. Después me di cuenta de que la relación era totalmente desequilibrada y me cansé".

Es que, como explica Perla Sanhueza, los gestos de amor rara vez son casuales, ya que toda relación de pareja está marcada por la condicionalidad: "Yo quiero agradar a mi pareja levantándome temprano para traerle el café, porque quiero que él sienta este amor que le tengo. Pero, además, necesito saber que le llegó mi acción y le gustó. Si él no lo dice, no lo sé con certeza", argumenta la experta.

Ahí cobra importancia la retroalimentación ante el gesto: un beso, un "gracias, mi amor", o "qué rico el café", son todo lo que hace falta.
Otro riesgo es que en una relación duradera, los gestos empiecen a escasear a causa de la rutina. Ante esto, Sanhueza advierte: "El amor no funciona sin gestos que lo corroboren".

Ahora bien, conversar acerca de los gestos y su significado dentro de la pareja tiene méritos, pero también límites. "Si todo se vuelve negociado en función de los costos e intereses de cada uno, la relación se vuelve utilitaria y eso no fomenta el amor", asegura Sanhueza.

"El gran problema es dar cosas por sentado: hay que hablar de lo no hablado. Preguntar '¿qué te pasa? ¿Estás cansada o no te gusta que te haga este cariñito?'. Es fácil hacerlo", dice Duhalde.

Lourdes y Nelson conversan seguido sobre qué gestos agradecen del otro, y éste ha sido un elemento clave en su relación. "Ahora que me quedo en la casa cuidando a la guagua, trato de tenerle algo rico cuando llega, o de hacerme cargo de la niña en la noche para que él pueda descansar. ¡Nunca pensé que yo terminaría haciendo estas cosas y lo más divertido es que las hago feliz!", explica Lourdes Gómez.
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