EMOLTV

Una madre aperrada que quiere devolver la mano

15 de Febrero de 2007 | 10:33 |
imagen
Debe ser la subsecretaria más joven del gabinete, con escasos 34 años. Sus cercanos no dudan en describirla como una mujer ordenada y exigente, más bien autoexigente.

Por eso no sorprende que a los pocos días de estar en el cargo y asistir al primer acto público en la institución, se haya aprendido el himno de Carabineros de una manera singular. Camino a la ceremonia, su escolta y el chofer -ambos policías- se la fueron cantando dentro del auto para que ella la memorizara.

Así es Javiera Blanco, casada en segundas nupcias, el año pasado, con Eugenio Ortega Frei, y madre de dos niñas de 14 y 9 años.

-Siendo tan autoexigente, ¿cómo enfrentaste tu fracaso matrimonial? (Se casó joven y tuvo su segunda hija en medio del examen de grado).
“Fracaso no fue, yo diría que fue una etapa súper conversada de la que salió una buena relación. Estaba clara que iba a generar un aprendizaje para lo que viniera a futuro y te diría que así lo veo, no lo veo como un fracaso”.

-¿Y cómo una autoexigente ve un segundo proyecto matrimonial?
“Ah, ahí sí. Más que el en primero, donde uno cierra el ciclo, viene la exigencia de que efectivamente uno no vaya a cometer los mismos errores que en el primero. Ahí aplico lo mismo que me aplico en la vida y es que cuando cometo los mismos errores me enojo, porque uno tiene que evolucionar en la vida, uno tiene que ir mejorando y el desafío en este segundo es eso. Uno ya tiene un aprendizaje que no fue gratis, porque en el camino no daña, pero no es el ideal y hay niños involucrados. En el segundo uno tiene que tener claro que no está probando esta vez; esta vez hay que hacerlo bien y las exigencias en la vida son mayores”.

-¿Cómo te manejas en el tema de ser madre de una familia grande? (Eugenio aporta otros tres hijos al matrimonio).
“Yo básicamente me hago responsable de dos, sería mucho decirte que me hago responsable de todo. ¿Cómo se maneja una vida familiar con una vida de subsecretaria? Te diría que con las niñitas uno aprende a valorar los pocos ratos, o sea, yo pasé de haber tenido a mis hijas en la universidad y por lo tanto, con hartos ratos para ellas a tener una vida en que estoy, muchas veces, de 8 a 8 en la oficina, que me toca viajar.
“Eso te genera el deber de que los pocos ratos que estás son de muy buena calidad; uno que como se relaja más cuando tiene más tiempo”.

-¿Ya sientes que estás pagando algunos costos familiares?
“Siempre, cuando se tiene un trabajo de alta exigencia se pagan costos familiares, pero uno tiene sus recompensas. Creo que es impagable ver como las niñitas te ven como modelo y ven que su mamá se saca la mugre, no sólo por lo económico, sino porque de verdad cree que con el servicio público puedo llegar a aportar a un tema que nos afecta todos que es la seguridad. Ven un tema de ideal cumplido.
“No es un costo, te diría que me siento más bien afortunada porque no todas las mujeres tienen esa posibilidad de dar un ejemplo a sus hijas, no porque no quieren sino que porque no se les dan las posibilidades. Lo que espero que quede como ejemplo para ellas es una madre bien aperrada, esforzada, que le devuelve la mano a la sociedad”.

-¿Has tenido que soltar algunas cosas para no volverte loca?
“Sí, la ida al supermercado, no volví a pisar uno y espero no tener que volverlo a hacer”.

-¿Es lo único que has logrado relajar?
“Sí, el tema de comida en mi casa no lo veo yo, todos los otros temas sí, pago cuentas...”.

-¿No te estresa?
“Creo que no, es cosa de organizarse. Lo mismo me preguntaron cuando fui madre en segundo año de derecho y cuando di el examen de grado embarazada de 5 meses y medio. Sabes qué, no fui ni súper woman ni deje de hacer mi vida, yo me ordené y hoy en día me pasa lo mismo; me ordeno, aprovecho mejor los nuevos ratos”.

Aunque le cuesta reconocerlo, la tensión de su trabajo le ha pasado cuentas. Siendo una mujer de dolores de cabeza cada cierto tiempo, éstos se le presentan hoy con mayor frecuencia. “He colapsado más por el tema de salud”, dice, pero agrega que consigue también darse sus momentos de relajo.

-¿Cómo cuáles?
“Normalmente es una cura de sueño (dice entre risas) porque duermo poco. Esto aparejado con un buen libro al lado de piscina, con el ruido del agua”.

-¿Gimnasio?
“Soy re mala, habiendo sido bien buena para correr. Ese viene como desafío, este año vuelve el deporte a mi vida (declama). En algún minuto, con niñas, las voy a sacar a trotar y mientras lo hacemos conversamos”.

Consciente de que mientras esté de subsecretaria es poco probable que se embarque en un nuevo embarazo, Javiera se concentra en sus hijas e hijastros. De hecho, los cinco juntos se irán de vacaciones con Eugenio, mientras ella permanece en Santiago y a lo más se arranca 5 días.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?