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No sólo una imposición de manos

Reiki es una palabra japonesa que significa "fuerza vital universal". Esta energía adquiere diversas formas y está presente en todo lo que tiene vida. Es la esencia del ser humano, una parte integral de nuestro ser.

14 de Marzo de 2007 | 17:19 |
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Cuando el Ki es fuerte, las personas están física, emocional, mental y espiritualmente sanas. Si está en un nivel muy bajo, pueden enfermar o desequilibrarse en varias formas.

Una de las maneras en que los seres humanos pueden reabastecerse de fuerza vital es usando Reiki; es decir, mediante la imposición de las manos, que transmite esa energía que tanto el cuerpo, la mente y el alma necesitan. Cuando un practicante de Reiki hace contacto, a través de las manos, transmite esa energía ya sea a sí mismo o a otra persona.

El Reiki tiene un efecto equilibrador, armonizador y desbloqueador; tanto en la persona que lo recibe, como en quien lo transmite. Cuando se experimenta Reiki -ya sea con las propias manos o recibiéndolo de algún iniciado-, se siente calma y relajo; incluso hay quienes llegan a dormirse después de una sesión.

Según sus seguidores, grandes curaciones en todos los niveles suceden a partir de este estado de quietud y armonía. Explican que es “excelente para reducir estrés y fortalecer el sistema inmunológico”.

Muchos de los profesionales de la curación como terapistas físicos, psiquiatras, psicólogos y kinesiólogos han empezado a combinar Reiki con los métodos de curación que ellos usan habitualmente.

Los maestros del Reiki aseguran que éste tiene su propia inteligencia y sabe qué es lo que cada persona necesita; la energía va directo al lugar donde quien la recibe sufre alguna molestia.

Al comenzar el tratamiento, la energía puede trabajar en un nivel totalmente diferente al que se había anticipado. El Reiki siempre muestra la oportunidad de efectuar una curación a un nivel tan profundo como esté preparado quien lo requiere.

Cuando las personas no se sienten listas para confrontar su yo interno con lo que aflora a la superficie, el Reiki actúa de una manera muy suave, apoyándolas sin invadir en lo absoluto el momento interno que se vive.

El Reiki es energía universal, viva e inteligente, por lo que al tomar la primera sesión se inicia un nuevo paso hacia una vida equilibrada, sana y feliz.

Tres etapas en el Reiki

Quien quiere aprender esta técnica milenaria debe seguir tres etapas distintas, por cierto pagadas al maestro que las dicta y que puede ser de la misma nacionalidad de sus alumnos o extranjero.

La primera, o Reiki I, enfatiza la noción de servicio y entrega, que necesita del amor y la compasión como bases de la práctica terapéutica.

A este primer paso se le llama Servidor de la luz. Este grado faculta para realizar tratamientos por las manos, sea a uno mismo o a otro ser vivo.

El iniciado en Reiki-II se llama Portador de la Luz . Ello supone que lo faculta para realizar tratamientos a distancia o mentales. Este sanador es un terapeuta psíquico.

Quien desea aumentar su grado de conocimiento y estudio, alcanza el Reiki-III. Se llama Maestro de la Luz y su misión en la vida es enseñar el sistema a los nuevos practicantes y transmitir las iniciaciones a los nuevos sanadores; es decir, decide quien ha alcanzado el nivel suficiente para llegar a cualquiera de los tres grados; cada uno de los cuales se dicta por separado.

El terapeuta manual Reiki simplemente aplica sus manos conscientemente, lla intención es activar y la energía se transmite de manera impersonal, aunque estén las manos muy cerca del paciente.

El sanador psíquico interviene voluntaria y personalmente en el proceso de canalización, al elegir la modalidad de patrones energéticos que se imprimen en el receptor.

El maestro Reiki tiene la más alta responsabilidad, al convertirse en un sostenedor de la enseñanza, pues tiene por delante la tarea de equipararse realmente con los guías espirituales que estánen los planos de pura Luz.

El Reiki toma la apariencia de un sistema de sanación espiritual, psíquica y física, pero es mucho más, aún siendo eso. Es la luz divina que nos constituye esencialmente y que constituye todo.

Al recibir Reiki o iniciarse como reikistas se están alineando la conciencia individual y relativa con la conciencia universal y absoluta.

El Reiki cura y sana en todos los sentidos de la existencia y manifestación relativa, porque disuelve cualquier definición limitadora de la existencia en relación a lo único que es, lo divino. Al encontrarse conscientemente en presencia de la sustancia universal -dentro, alrededor y a través de uno mismo- permitimos que ese principio de unidad absoluta sea operativo en sus propios términos de armonía y perfección ilimitada.

El cuerpo emocional se purifica y transpira amor por todo y todos. El centro vital se equilibra en la paz y estabilidad de la inseparabilidad divina. El organismo físico se libra de desarmonías.

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