Remigio Fernando Remedy se consideró, desde niño, un contador de historias que tenía siempre un grupo a su alrededor escuchándolo; sus compañeros de colegio lo creían inteligente, porque nunca estudiaba y le iba muy bien.
Se considera un hombre común y corriente que come y bebe de todo. Así es él, un hombre descomplicado, espontáneo, jovial, alegre, que se ríe de sus arrugas, le saca chiste a su propia historia y que no teme abrir su cajón del velador para decir lo que siente.
Claro que a la hora de contar su edad, la dice bajito, a manera de chiste; luego, orgullosamente, cuenta que tiene 42 y manifiesta con jolgorios que la causa de la juventud de una persona es principalmente la irresponsabilidad.
-¿Te cuidas para mantenerte joven?
“No, no lo hago, creo que si tengo apariencia joven, quizás sea por el tipo de huesos en tu cara; cuando se te caen los cachetes, te ves más viejo” (se ríe).
Luego agrega que no usa ningún tipo de cremas especiales. “Uso sólo para la resequedad, pero nada para la arrugas. Soy arrugado, ¡mira las arrugas!” y señala sus ojos con los dedos.
-¿Practicas algún deporte?
“Lo que hago son actividades orientales como taekwondo y yoga, pero no con el objetivo de cuidarme, sino de practicarlo.
"El yoga me ha hecho aprender sobre la comida; no soy un tipo ortodoxo, ni monje... soy un chancho como los demás, bueno para la cerveza; lo que sí me gustan son las ensaladas, no como cosas artificiales y me gusta la comida más sana, no soy bueno para la carne".
Se explaya: “¡Cuando me porto responsable, me envejezco! (lo dice en forma picaresca y con la sonrisa a flor de piel). Me parece que las personas piensan que, porque tienen más de 40, se tienen que ver más viejas. En Chile, la gente es 'patas cortas' para todo, a los 50 años se sienten acabados. En cambio, la nueva generación, que tiene más educación, sabe que tiene que cuidarse, que debe hacer actividad física. Los actores, además, tienden a vestirse más jóvenes”.
-¿Te gusta carretiar?
“Me gustaba, pero, más que carretiar, era un trasnochador”.
-¿Cuantos hijos tienes?
“Tengo cinco hijos; una es hija de mi mujer”.
-¿Te casaste?
“No. He estado emparejado tres veces; la primera vez tuve a mi hijo de 17, con mi segunda pareja tuve al que tiene 10 y ahora, con la actual, dos niñitas, una de 6 y otra de 5”.
-¿Por qué nunca de casaste?
“Porque no; nunca hubo tiempo, siempre vinieron los hijos muy rápido”
-¿A alguno le gusta la actuación?
“No hasta ahora. A mi hijo mayor le gusta la música y yo lo voy apoyar en todo lo que quiera. Si él quiere música, okey, pero hay que exigirles un poco más y no dejarlos solos. Lo importante no es admitirles que hagan lo que quieran, sino orientarlos y exigirles un poco para que tengan una mayor herramienta. En mi tiempo nadie me dijo que hiciera un postgrado ni nada”.
-¿Pero te apoyó tu familia?
“Mis padres no se interpusieron. Había muchos compañeros que estaban pendientes de ver los resultados de la prueba para ingresar a teatro, yo no pude quedarme para verlos y una compañera llamó a mi casa para contarme. Mi papá contestó la llamada y se enteró de los resultados; ella, además de darle la buena noticia, se lamentaba porque no había pasado. Después de eso, mi papá me preguntó si verdaderamente yo quería estudiar teatro... quizás por eso se dio cuenta de lo importante que era estudiar un absurdo como el teatro”.
-¿Crees que es absurdo?
“Bueno, yo creo que sí; estaba en otra época. Si tengo un hijo que me dice que quiere estudiar teatro, yo le diría por qué no ser director, si se puede hacer las dos cosas al mismo tiempo ¡Creo que estudié muy poco¡, hay que estudiar una cosa que englobe más y no sólo para estar encima de los escenarios. Insisto en decir que me quedé en un simple saltimbanqui, sin progresar más".
-¿Te gusta cocinar?
“¡Me gusta! Cocino cualquier cosa, puedo hacer cocina diaria o algo especial como verdura salteada agridulce, cazuelas, cualquier cosa. No soy ningún chef, pero tengo feeling con la cocina y me queda muy sabrosa; me gusta usar miel, soya, romero, estragón, pimienta, vino y tragos fuertes”.
-¿Eres romántico?
“No sé si lo soy... puede ser, pero cuando cocino me queda muy simpático ¡Una cena es un momento especial que da paso para el sexo como postre!”.
-¿Qué haces en tus ratos libres?
“Me gusta leer y escuchar música. Leo también el diario, aunque la farándula me pone nervioso... ¡le dan importancia a tanta porquería! y con sólo leer los titulares te queda claro lo que pasa. No dejo de leerlo, porque necesito saber lo que sucede a mí alrededor".
-¿Tu vicio privado?
“No tengo vicio privado o, quizás los tengo todos, pero algunos son muy privados y no te los puedo contar a ti”