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Cómo disminuir la frustración por ser buena madre y profesional

Analizar cuáles son las prioridades en el plano personal, pero también recibir apoyo de la empresa para tener flexibilidad laboral es clave, según los especialistas.

14 de Marzo de 2007 | 11:40 |
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Seis de cada diez chilenas cree que la familia se resiente si ella tiene un trabajo de tiempo completo, según reveló la Encuesta Nacional Bicentenario Universidad Católica-Adimark.

Una cifra que prácticamente iguala al pensamiento masculino (62,7%) y que tiene su apogeo entre hombres y mujeres de 45 a 54 años de edad (71%). Atrás de estos datos se esconde la culpa que sienten muchas mujeres, sobre todo entre quienes bordean los 40 años, que quieren ser exitosas en el ámbito profesional, pero que crecieron con el modelo de la mujer en la casa, por no poder compartir más tiempo con sus hijos, y en cambio tener que dedicarle esas horas a la oficina.

La filósofa, experta en temas de mujer y trabajo Carolina Dell'Oro lo ha visto con sus propios ojos en las conferencias que dicta en distintas empresas. "Las mujeres sienten agobio. Están superadas, y el problema cuando la gente está sobrepasada es que no ejerce bien ni en su familia ni en su trabajo".

Y esta observación coincide plenamente con el hecho de que en la encuesta Bicentenario el 46% de las mujeres respondió que si no tuviera la necesidad pensaría seriamente en dejar de trabajar.

La sicóloga y terapeuta de parejas Perla Sanhueza agrega: "Siempre existe la pregunta '¿Lo estaré haciendo bien? '¿Qué tanto más tiempo debo darles a mis hijos?'. El trabajo obliga a cumplir horarios, y por una necesidad económica se debe cuidar, y por eso muchas veces no se puede asistir a actos o reuniones de curso y las mujeres se torturan imaginándose el vacío que debe sentir el hijo al no verlas presentes y sí ver a otras madres que disponen del tiempo para estar con ellos".

Para superar la culpa que genera querer ser profesional y exitosa, pero también buena madre, la sicóloga Perla Sanhueza es clara: "Hay que centrarse en lo que significa el éxito personal y dirigir nuestras energías para ese objetivo. Si para alguien es lo económico, que luche por satisfacer esa meta, si es la familia, que luche por ello. El confundir las prioridades lleva a la culpa, al estrés y a la depresión, y por eso ordenar y planear las actividades es importante para administrar el tiempo y poder disfrutarlo".

Carolina Dell'Oro coincide en el tema de las prioridades y agrega: "El problema no es que la mujer trabaje, sino que trabaje en las condiciones actuales donde no están las posibilidades para que ella, además del trabajo, cumpla con su rol de madre".
Para ello, la sociedad tiene que reconocer el aporte que es la educación de los hijos, y, por lo tanto, darles ciertas facilidades a las mujeres para que puedan insertarse al mundo laboral sin perder el aporte familiar.

"Eso se traduce en subsidios de empresas y flexibilización laboral, incluso en jornadas compartidas o teletrabajo. Me parece absurdo que se les pida igualar las responsabilidades laborales de los hombres. Son responsabilidades distintas. Yo no creo en la paridad, creo en la diversidad", señala Dell'Oro.

Desde la Unicef, la sicóloga Soledad Larraín también cree importante dotar al país de más salas cunas y jardines infantiles de calidad para que las trabajadoras puedan contar con ese apoyo mientras laboran.

Pero eso no es todo: "Las mujeres se sienten culpables porque socialmente se les asigna sólo a ellas el cuidado de los niños, pero eso tiene que cambiar. La responsabilidad por el cuidado de los hijos es de ambos padres".

Para lograr ese cambio de mentalidad, Larraín cree que es básico que las parejas no sólo "ayuden" a la madre en el cuidado de los niños, sino que se hagan parte. Algo que ya empieza a atisbarse en las nuevas generaciones y que se refleja en cifras como la siguiente: un tercio de los jóvenes entre 18 y 24 años cree que es mejor para la familia que la mujer se quede en casa, contra el 63% de quienes tienen 55 y más.

Para lograr este cambio en toda la sociedad, Larraín cree que es básico que los hombres estén presentes en los controles del embarazo, que asistan al parto y celebra aun más medidas como los cinco días de posnatal masculino, ya que según ella "refuerzan el apego. Pero aún falta darles mayor facilidad para que tanto el padre como la madre tengan derecho a sala cuna".


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