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Una moda sin in ni out

07 de Marzo de 2007 | 10:19 |
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Quienes están en el circuito conocen la larga trayectoria de Sarika Rodrik en el mundo de la moda. En los ’80 se instaló en la calle Las Urbinas con una tienda que traía la ropa Fendi y al poco tiempo se trasladó a General Holley, donde permaneció varios años hasta que el barrio la obligó a migrar a Isidora Goyenechea.

Ahí, con su socia Verónica Viejo, instaló Via Montenapoleone, una hermosa tienda de cuatro pisos, ubicada en un edificio que el marido arquitecto de Sarika construyó en 1993.

En 1997, paralelamente con Vía, abrió una tienda de ropa más casual y pret a porte en Alonso de Córdova, “Eserre”, en referencia a sus iniciales. Y en el 2000 le compró, a su socia, su parte y Via Montenapoleone pasó a llamarse simplemente Sarika Rodrik donde se encuentran marcas como Valentino, Armani, Moschino y Jean Paul Gaultier.

Pero sus vínculos con la ropa son muy anteriores a eso. Su familia, en Turquía, estaba relacionada con la confección de telas y por eso, sus primeros pasos en el negocio los dio en los ‘70 cuando entró a trabajar en una empresa que confeccionaba la ropa de la boutique Vía Venetto.

-¿Qué te llevó por el camino de la moda?
“Creo que desde chica me gustó; me gustaba hacerme mi ropa y mi mamá era una mujer muy elegante, muy coqueta por lo que yo la acompañaba cuando se iba a probar los vestidos. Además unos tíos tienen una industria de ropa muy famosa allá y en las vacaciones de verano me iba a trabajar con ellos”.

-¿Nunca intentaste otro camino?
“No, siempre supe que esto era lo mío”.

-¿Y cómo se dio el paso a la tienda?
“Después de trabajar en la empresa de confecciones armé mi propio taller donde le seguí haciendo ropa a Vía Venetto y a la boutique Shock”.

-¿Por qué no seguiste en eso y comenzaste a importar?
“Porque me aburrí. Tenía un maestro, un señor alemán, que era muy perfeccionista y me hacía la ropa impecable, pero falleció. Ahí resolví no hacer más cosas”.

-¿Por qué no intentaste tener tu propia marca, diseñar?
“Porque me da vergüenza incluso tener una tienda con mi nombre. Me gusta ir a Europa y traer cosas bonitas, pero no soy diseñadora, no sé de costura y no tengo el talento que tienen otros de coser, saber cortar las telas.
“Soy súper exigente y acá nunca voy a tener la tecnología para la perfección”.

-Ahora has derivado a la asesoría en imagen.
“Sí, porque tengo buen gusto, porque he aprendido a través de los años, y por eso, aunque no sé coser, puedo decir si algo es bonito o feo, si le queda mal o bien. Tengo una sensibilidad con la moda, para saber qué va a venir el próximo año”.

-¿Qué te llevó a tener otra tienda más casual?
“La razón fue más bien comercial. Tenía conflictos con mi socia y quise respaldarme teniendo otra tienda, pero al final le terminé comprando a ella y me quedé con las dos tiendas”.

Hace tres años, en sus impulsos creativos, Sarika instaló, en Zapallar, otra tienda donde da rienda suelta a su espíritu de “gran vendedora”, como aseguran sus asesores. “Yo no engrupo a nadie, me gusta vender bien para que la clienta vuelva; si le enchufaste una cosa a la fuerza, esa persona no volvió más, perdiste el cliente”, argumenta.

-¿Y cuáles son tus nuevos proyectos?
(Se ríe) “Mantenerme como estoy ya sería harto mérito”.

Y para hacerlo, debe viajar mucho. De hecho, la entrevista la concede horas antes de subirse a un avión con destino a Europa para imponerse de los nuevos diseños mostrados en el Fashion Week de París.

“Yo compro al mismo tiempo que las cosas salen. En enero fui a Milán a ver la colección de hombres y ahora voy a buscar las cosas de invierno. No aprovecho liquidaciones porque estos productos no las tienen”, explica.

-¿Cómo están tus precios?
“Son los mismos precios de allá, incluso más baratos que Estados Unidos, ahí es más caro que acá porque tienen más impuestos. Una chaqueta comprada en París se encuentra al mismo precio acá con la diferencia que allá deben pagar al contado y acá puede ser en cuotas con tarjeta de créditos... en cheque no (se ríe)”.

-¿Prohibitivo?
“Obvio, lo es para alguna gente, pero no es más caro que afuera. No tengo nada que cueste más de un millón 800 mil pesos; lo más caro son las prendas de Jean Paul Gaultier, pero tengo un público que le gusta alguna cosita de él y yo las traigo”.

-Bueno, hay varios que hoy se compran carteras Louis Vuitton a un millón 200.
“Sí, cuestión que afuera ya no ocurre porque encuentran que LV está muy masivo; acá es lujo, pero afuera la gente top no las usa”.

-No puedo dejar de preguntarte, ¿qué va a estar in y out está temporada?
“No tengo idea; la moda masiva es tan distinta a la mía, entonces de in y out no sé. Para mí no existe lo in y out.
“Si me preguntas cuáles van a ser los colores de moda en las blusas te digo que eso no existe en mis tenidas. Todo depende de la ocasión y la prenda. La moda es mucho más amplia que el in y out y uno se pone lo que quiere, una crea su propia moda”.

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