En el mes de octubre Chile será otro. Ya no tendrá 13 regiones y en sus mapas se instalarán las regiones de Arica-Parinacota y de Los Ríos (Valdivia). La Presidenta concurrirá dentro de estos días a las dos nuevas ciudades capital para firmar los decretos que les darán vida, dando cumplimiento a uno de los anhelos más esperados por los habitantes de dichas zonas.
El cambio que se avecina no es menor. El país no sufría una modificación de su división político-administrativa desde comienzos del gobierno militar (1976), oportunidad en que se dio la organización que hasta hoy conocemos.
Además, instalar dos regiones implica crear una serie de nuevas estructuras así como enviar al archivo todos los textos de geografía política que hay en el país –incluidos los mapas-, que con el paso de los meses deberán ser actualizados.
La subsecretaria de Desarrollo Regional, Claudia Serrano, está abocada al ciento por ciento para que las regiones empiecen su marcha sin retraso ni tropiezos.
-¿Hay estudios que dimensionen el impacto que tiene hacer una nueva distribución administrativa del país?
“No hay informes desde el punto de vista del país; si los hay respecto de los argumentos técnicos que avalan una decisión como ésta de crear regiones, porque no es fácil. Es cierto que hace 30 años no se modificaban; los valdivianos y los ariqueños nunca, durante todo ese período, se conformaron con esa situación y la evaluación que se hizo fue técnica y política.
“Las dos nuevas regiones provienen de regiones madres muy extensas en donde la nueva era un poco periférica y con una realidad socio cultural e histórica sumamente diferente. Con esos argumentos técnicos y la capacidad de diálogo y presión que ejercieron todos los sectores –porque esto no es una presión política de la Concertación-finalmente se determinó conveniente crear las nuevas regiones”.
-¿Y cuál es el impacto?
“Cuando se hace una nueva región se entiende que ahí hay una apuesta de desarrollo. Arica, en particular, más que Valdivia, es una región con indicadores de desarrollo, empleo, etc. súper desfavorecidos respecto del resto del país, entonces entendemos que fortalecer la institucionalidad pública vinculado a un buen proyecto de desarrollo va a llevar a esa zona más dinamismo, más emprendimiento, más desarrollo”.
-¿Entonces, no sería traumático pasar a ser un país de 15 regiones?
“No hay desacomodo; las regiones madres son las primeras que apoyaron la creación de las otras porque entendían esta cosa como de ‘hermanos mal avenidos’, esta convivencia forzada.
“No, de ninguna manera se prevé conflicto. Un conflicto puede surgir es que se desate una demanda por regionalidad, cuestión que ocurrió el año pasado en rigor, porque otras zonas, arguyendo argumentos similares querrían ser también ser región. Ahí lo que procede es que la unidad que ve los temas de política administrativa revisa los planteamientos técnicos y emite opinión. Nosotros, dentro de este gobierno, no vamos a generar nuevas regiones, pero vamos a estudiar seriamente todas las propuestas porque entendemos que el camino es largo; ésta es la decisión de este gobierno, pero no podemos decidir por el futuro y nos parecería poco democrático no acoger demandas que son legítimamente planteadas”.
-¿Puede que se presentes expectativas de desarrollo en las nuevas regiones que no respondan a la realidad? No sé si ser región es determinante como para cambiar los destinos.
“Lo que dices es exacto. Creo que ser región importa cuando en verdad se tiene una situación en que se es muy periférica; tener autoridades más cercanas y una visión de territorial del desarrollo más coherente sin duda que ayuda, pero eso no clava la rueda de la fortuna. Además, el desarrollo no es la política pública, el desarrollo es el emprendimiento privado, no nos podemos contar cuentos.
“Una parte de la demanda por regionalidad tiene que ver con procesos culturales y de identidad y también históricos, es como una remembranza de una identidad provincial del pasado que es valioso, no lo estoy mirando en menos, pero en realidad, este rediseño que parte en 1976 es una apuesta de una mejor administración política del país y de una mejor apuesta al desarrollo”.
-¿Y el Gobierno se asegura frente a la frustración de expectativas que se puede dar? ¿Se está preparado?
“Sí, pero yo te diría que los que tienen que estar preparados son los propios protagonistas de estos procesos. Yo no visualizo frustración; el caso de Arica es muy particular porque enfrenta problemas de recesión y va a haber siempre frustración a no ser que se logre dar un salto económico al desarrollo importante, eso con o sin región. Pero, creo que para ambas regiones el hecho de ser autogobernadas por su propia gente ya es una gran expectativa.
“De todas maneras es una situación en la que van a estar mejor de lo que están hoy día, porque van a ser parte de algo que es propio, es
mi región, algo por lo que he luchado mucho; es algo de pertenencia, de involucramiento cívico que tiene que ver más con la sociología política que con los rendimientos económicos”.
-¿Ser región aporta al proceso de descentralización, problema endémico en este país?
“Sí, pero la concentración también se da en la región, donde se acusa que todo va a la capital regional. Creo que éste es un salto que profundiza el proceso de regionalización efectivamente, que da cuenta de zonas que estaban rezagadas. La región de Los Lagos era enorme y convivían tres culturas completamente distintas; una cultura más intelectual y agrícola en Valdivia con una cultura agropecuaria de impronta alemana en Llanquihue y con la provincia de Calbuco-Chiloé que es totalmente pesquera, orientada al mar”.
Establecer dos regiones tiene implicancias administrativas. Dentro de los próximos meses la Presidenta Michelle Bachelet debe nombrar a los dos intendentes y se deben construir los edificios regionales.
Según las cifras que se manejan, esto tendrá un costo de $ 7.419 millones de pesos para el primer año de operaciones. Claudia Serrano explica que además de la intendencia se debe dar paso a los Seremis, y en el caso de los servicios, algunos como Sernatur o la Corfo ya se habían regionalizado.
En cuanto a funcionarios, más que contratar una nueva planta, la madre se dividirá y los consejeros regionales (que son elegidos los alcaldes y concejales) que asumirán en las nuevas regiones serán los que ya representaban a esas provincias. Así las cosas, las regiones comenzarán a operar en propiedad 180 días después de que la Presidenta promulgue la ley.
-¿Qué va a pasar con la vida cotidiana? ¿Qué va a pasar con el habitante de Valdivia que había iniciado un trámite en Puerto Montt?
“Bueno, eso es parte de lo que deberá resolver el equipo a cargo de la interfase porque habrá casos en que será conveniente que el trámite termine en Puerto Montt o en otro, que se le traslade. Ahora, hay pocos trámites que son a la región, la mayoría son provinciales o servicios y con esos no habrá dificultad ninguna para el vecino porque serán traspasados”.
-De esto también se viene un cambio más grande y es que en definitiva se tendrán que archivar los libros de geografía política. ¿Se ha calculado el costo de eso?
“No, no se ha calculado. De hecho tenemos que elaborar nuevos mapas, cuestión que hará el Instituto Geográfico Militar. No se ha empezado a trabajar en aquello aún, nos hemos abocado a crear las nuevas regiones y para esos tenemos 6 meses.
“A mí interesa crear alguna cátedra de educación cívica en las nuevas regiones para ver lo que significan, qué trayectoria, qué memoria traen, qué camino hay recorrido. No lo veo como un costo, lo veo como un aprendizaje cívico”.
-Y los viejos, reactualizarse.
“Partiendo por aprendernos los nombres de regiones y no los números, porque la de Arica no puede llamarse 15, ¡no puede ser!”
-¿Cómo se hacen las modificaciones?
“Bueno, los libros de geografía se hacen cada ciertos años, y el próximo implementará esta corrección, no lo veo como un gasto. O sea, no vamos a agarrar todo lo que existe y botarlo; de hecho los libros tienen una validez de 2 o 3 años y se actualizan.
“Los mapas van a quedar obsoletos... y los mapas que reparte la Copec también” (lo dice con una sonrisa).
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