Pedro Carcuro es un hombre de aquellos que cuando se tiene al frente, da gusto mirarlo. ¡Impecable!, desde la cabeza a los pies. Su camisa celeste, corbata en satín, terno azul marino, zapatos recién lustrados y hasta calcetines de seda, denotan su intachable elegancia. Y qué decir de sus cabellos blancos que peina, organiza y luce con gran orgullo, dejando aflorar su experiencia, inteligencia y gran trayectoria profesional.
Así como es de cuidadoso consigo mismo, Pedro también es un hombre precavido, sobre todo cuando se trata de hablar con la prensa. Para dar la entrevista a PuntoMujer, solicitó una cita con anterioridad con el objetivo de conocer a su entrevistador, la sección, el interés y tiempo tanto de conversación como de fotografías.
Comenta que este tipo de procedimientos los hace, porque cada día el tema de la farándula se ha hecho más difícil, “es complicada y, más que eso, desagradable y hasta violenta”. Añade que, a estas instancias, cuando llega un periodista, no sabe con quien se va a encontrar, cual es el afán y la intención. “Uno ya está acostumbrado a que te dicen una cosa y luego te salen con una carta debajo de la manga, hay mucha trampa y es mejor evitarse malos ratos”. Para el relator de TVN es mucho más grato pasarla conversando, que la cantidad de cosas que pueda contar.
Es por ello, que con antelación advirtió que sobre su vida personal no hablaría mucho, porque no le gusta que sea involucrada dentro de un medio que cada vez se vuelve más arduo. No obstante, Pedro expresó a PuntoMujer una de sus más profundas penas.
-¿Te sientes cómodo con la televisión de hoy con una farándula que ocupa un lugar relevante?
“Creo que hay espacios para todo. Hay periodismo de alto nivel, revistas de buena calidad y periodismo televisivo que se hace muy bien y que implica un trabajo idóneo. No se trata de que haya farándula o no. Es como el periodismo de economía o de política, el punto es, si es bueno o malo y esto depende de la seriedad y responsabilidad con que se lleve y la credibilidad del que lo comenta.
“No creo que uno pueda descalificarlo, porque sea más frívolo, es simplemente como la comida, puede ser buena desde una marraqueta con palta hasta un plato fino. En otros países como Argentina la farándula se maneja, pero en términos más en “joda” como dicen ellos, más lúdicos; hay una cierta agresividad más en un tono de juego, aquí en cambio se hace en un tono de mala intención que a mí me choca mucho”.
-¿Crees que el destino de la televisión es la opinología? ¿Hay que cuidarse?
“Nadie tendría que cuidarse del periodismo; el que actúa correcto no tiene nada que temer; todo el tema sobre la proliferación del opinólogo puede responder a requerimientos de un determinado sector del público que consume. Este tipo de programas hacen parte de un fenómeno que ocurre en todas partes del mundo y podemos verlo a través del cable. Cuando estuve en España, ellos me hablaban de montajes en revistas y programas que lo utilizan para generar noticia dejando una buena ganancia para los involucrados”.
-¿Es lo que la gente quiere?
“Son fenómenos que ocurren, porque a lo mejor existe un creciente apetito de la gente por consumir este tipo de programas. A mí me llama la atención, por ejemplo, que en el Festival de Viña, temporada 2007, fue más un ‘festival de la farándula’ que un festival de la canción; como la ‘cumbre nacional de la farándula’. A la gente le importaba mucho más lo que pasaba con los opinólogos y animadores que con la gente que venían hacer el show que eran los que estaban directamente involucrados. Y para qué hablar de los pobres competidores; nadie sabe quién ganó el festival de la canción. Eso me espanta, ¿dónde vamos a llegar con el fin de aparecer y mantenerse vigente?”
Pedro Carcuro es uno de los personajes chilenos más reconocidos en Latinoamérica por su programa “De Pé a Pá”, que fue emitido durante 10 años con más de 200 capítulos y más de mil invitados. Aquí nos cuenta como surgió su transmisión y los cambios que se generaron al final de su ciclo, los mismos que posiblemente propiciaron su declive.
- ¿Las últimas temporadas del “De Pé a Pá” te dejaron conformes?
“Como todo programa, tuvo cosas buenas y malas. Después de diez años y de que largamente cumplió más de un ciclo, creo que se suspendió en el momento adecuado.
“Tengo momentos gratos de lo que ocurrió y evidentemente que hay una gran satisfacción profesional por todo lo que hicimos, los personajes que pudimos tener y la repercusión internacional que hubo en las pantallas de América Latina. Fue un programa que tuvo muchos resultados y te reitero, no va hacer fácil que en esta misma área de los estelares nocturnos haya otro igual en TVN, que llegue a 10 años con tanto éxito”.
-¿Pero te dejaron conforme?
“Es un tema que se ha planteado mucho. Yo te voy a contestar con mucha sinceridad, sin que esto se transforme en el centro de interés para la entrevista. En alguna medida nosotros también fuimos víctimas de la farándula en el sentido de que nos equivocamos en algunas cosas y uno tiene que reconocer los errores; es absurdo decir que todo lo que hice fue bueno, ¡no es así!
“En la última etapa, nos metimos en una especie de ‘atracción fatal’, por el facilismo que implicaba conseguir el rating a través de la farándula, y eso, al final, también se paga; sobre todo, para alguien que como yo, no tenía que ver con eso. Creo que uno tiene que hacer en televisión lo que le gusta, sentirse grato conversando, como lo hacemos ahora; si nosotros no estamos cómodos, la entrevista no va a resultar; hay que sentirse grato y desde luego hay ámbitos y evidentemente no me sentí cómodo”.
-¿Como en cuáles?
“Fundamentalmente, no tenía nada que hacer conversando, por ejemplo, con DJ Black, nada que ver; no pudo haber otra cosa nada más distante que ese momento, yo no lo conocía, no tenía idea de quien era”.
-¿Pero él estaba en los medios por un escándalo en el reality de canal 13?
“¡No es eso!, a pesar de que uno se informe, es muy difícil que se cree un vínculo y una empatía con un personaje, al cual no estoy descalificando, pero con el cual no tenía nada que ver y, evidentemente, eso me producía desagrado e incomodidad. Pero te digo una cosa, creo que sería descomedido centrarnos en un hecho puntual.
“La realidad es que fue una etapa de un programa que duró diez años, que tuvo Presidentes de la República, que tuvo grandes escritores latinoamericanos y figuras del deporte y el espectáculo. Cuando uno analiza algo debe quedarse con la globalidad ¿cierto? lo general y lo grueso está en hablar de un programa que me trajo muchas, pero muchas satisfacciones y agrado al hacerlo”.
-¿Vas a insistir en la misma fórmula?
“Es muy difícil que uno diga que va a volver o a continuar con una misma fórmula como ésta; en televisión no sabes cuando un programa comienza ni en qué momento va a terminar. ‘De Pé a Pá’ comenzó en el verano de 1996 y nos planteamos hacer un programa de conversación, pero claro, tuvimos la suerte y la capacidad de que teníamos invitados espectaculares. Piensa tú, que en el primer capítulo tuvimos a la actriz española Rossi de Palma, la musa de Almodóvar. ¿Te das cuenta?, esa fue la característica principal, tener invitados de primer nivel, con los que uno podía hacer una conversación entretenida e interesante”.
-¿Te gustaría explorar otro formato? ¿Uno político, por ejemplo?
“Mi ancla y conexión fundamentalmente ha sido el mundo del deporte. ¡Para mí, es lo prioritario! Incluso, yo pagué un precio al hacer ‘De Pé a Pá’, porque me significó perder muchos eventos deportivos: no pude estar en los juegos olímpicos de Atenas en 2004, tampoco en el campeonato mundial juvenil de fútbol en 2005. Fue un costo, porque lo que más me produce agrado y satisfacción es trabajar en el mundo de las comunicaciones deportivas.
“Ahora siempre hemos estado evaluando y trabajando en otros proyectos. Con el canal no estamos cerrados a otras posibilidades, pero las cosas tienen que madurar y creo que tienen que fluir naturalmente. No creo que uno deba obligarse y no tengo necesidad de presionarme para poner un proyecto en pantalla, porque estoy contento con lo que hago ¿tú lo ves?, estoy saturado de trabajo, en las noticias en la mañana y en la noche, tengo programa deportivo en la mañana a las 7:30 en la radio, ahora empieza el "Zoom deportivo" y en esta misma área tenemos un sin número de proyectos; entonces no me quita el sueño el tener que hacer otra cosa, no hay necesidad, te diría”.
-¿Qué te impulsa a salir del ámbito del comentario deportivo y pasar a espectáculos?
“Te voy a contar lo que pasó. Es un proyecto que surge sólo en el año 93; en “Radio Chilena”, la primera que existió en Chile, presenté un proyecto para hacerlo un día domingo en la mañana y se llamó “Rapidísimo” con un toque más misceláneo; eran dos horas donde entrevisté a los más variados personajes y el programa consiguió el primer lugar en sintonía, con mucho éxito, y el primer año ganó el Premio Apes.
“Producto de este proyecto exitoso nace, naturalmente, ‘De Pé a Pá’; es decir, que este estelar es hijo putativo de “Rapidísimo”, surge de una derivación, una adecuación; fue transformar un programa de la radio en un proyecto televisivo”.
-¿Crees que a la gente le gustaría verte nuevamente en De Pé a Pá?
“No se trata de ser vanidoso, pero aún después de estar más de un año el programa fuera de pantalla, todavía hay mucha gente que me pregunta cuando va a volver. Hace 15 días fui a Buenos Aires y todavía la gente me preguntaba cuando regresaba el ‘De Pé a Pá’, y acá en Santiago y en provincia, cuando estuve en la Copa Davis, me pasó lo mismo. Es decir, el programa dejó un grato sabor. No se siente para nada el rechazo ni que la gente diga
hay que bueno que esto se haya acabado, no, no, no es así”.
-¿Cómo crees que la gente preferiría verte: de comentarista deportivo o como presentador de algún programa de espectáculo?
“Me da lo mismo como me prefieran, la verdad lo que me importa realmente es que a estas alturas me sigan soportando un tiempo más” dice carcajeándose.
- ¿Cómo te sientes frente al cambio generacional que se ha producido en TV? ¿Eres de los pocos que subsiste de antaño junto con Julito Martínez?
“Es evidente que la televisión chilena como cualquier otra ha tenido un cambio generacional brutal y especialmente en estos últimos cinco años. La televisión chilena es una manifestación clara de una televisión hecha fundamentalmente por personas jóvenes; lo encuentro bueno, creo que hay gente muy capaz y muy talentosa.
“Por otro lado, creo que hay espacio para todos, aceptando el recambio. Uno está en otra edad, y evidentemente más cerca del final que del comienzo del camino; a esto uno no se debe negar. Sin embargo, considero que es preciso mirar siempre, más allá, observando lo que ocurre en otros países más desarrollados como la televisión italiana, española y norteamericana.
“Me llamaba la atención, por ejemplo, que en el reciente Festival de San Remo, el director artístico y conductor fue Pippo Baudo, un hombre de 71 años; no estamos hablando de un cincuentón sino de un tipo ‘grande’. Aquí en Chile, es impensable que un personaje como éste animara el Festival de Viña. Entiendo que son realidades distintas, pero considero que hay espacio para todos. Así como hay gente con ímpetu juvenil que ha arremetido con fuerza y con inteligencia, también debe existir una voz más madura y haber espacio para la gente un poco mayor”.
-¿Crees que en la TV no se valoran las canas?
“No lo sé, no lo tengo tan claro y tampoco es un tema que me preocupe. Te reitero, diciéndote que en la televisión uno sabe cuando empieza, pero no cuando termina. Es todo muy pasajero. El hecho de haber trabajado tanto años en TVN y en radio ha sido muy gratificante, pero también ha sido medido permanentemente todos los días ¡si te va mal, se acaba! El respeto va más allá de lo que uno es como profesional y como persona, el espacio tú te lo ganas a través de lo que marca la puntuación, el día que no marques rating tendrás que irte para la casa y no te queda de otra”.
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