En relación con el envejecimiento hay varias certezas. Se sabe que no todas las pieles envejecen igual. Que gran parte del deterioro celular prematuro se debe a los radicales libres, y que cuando hablamos de envejecimiento no todo se reduce a la aparición de arrugas. Existen otras señales visibles del deterioro, como el adelgazamiento de la piel y la aparición de manchas.
El doctor Gonzalo Pantoja, dermatólogo, explica que las primeras arrugas que aparecen son las líneas de expresión en el contorno de los ojos, surcos nasogenianos, frente y entrecejo. "Tienen directa relación con las contracciones musculares en esas áreas, las que son seguidas por la piel hasta formar pliegues. Las arrugas más profundas se relacionan más a la relajación cutánea y muscular, y son las que modifican el óvalo facial". Según explica el médico, el efecto acumulativo de los rayos UV también altera los ritmos de producción de los melanocitos, lo que se traduce en la aparición de manchas que se producen por acumulación excesiva de melanina en ciertas zonas. A ello se suma la pérdida de densidad de la piel, que se vuelve menos resistente a las tracciones debido a la alteración del film hidrolipídico, que ya no cuenta con suficiente grasa y pierde agua en forma excesiva.
Pantoja sostiene que tanto las arrugas como el resto de las manifestaciones del envejecimiento son consecuencia de alteraciones que se producen en las distintas capas de la piel. En la capa córnea, la más externa, se hace más lenta la renovación celular, lo que no permite que la piel elimine y reponga células como debiera. Además, esta capa se fisura y con ello perjudica las reservas hídricas de la dermis, y el film hidrolipídico que la recubre se empobrece, dando pie a un rostro seco y más vulnerable a las agresiones externas.
Por su parte, en la dermis, el colágeno y la elastina van disminuyendo sus propiedades de extensión, lo que le resta firmeza a la piel y genera que las líneas más finas de expresión se remarquen.
Las ventajas de la noche
La batalla contra las arrugas y otras señales del envejecimiento supone actuar en varios frentes. Por un lado, utilizar cremas de día que ayuden a prevenir el deterioro y protegerse de la radiación ultravioleta con SPF altos. Y por otro, aprovechar la noche para reparar las estructuras dañadas a través de cosméticos formulados especialmente para actuar mientras dormimos.
Reposando y sin contracciones, los tejidos se irrigan y se relajan. Además, en la noche la multiplicación celular aumenta su ritmo, la regeneración de diferentes constituyentes de la dermis está en su punto más alto y la cicatrización se acelera. De ahí la importancia de las cremas de noche, capacitadas para potenciar la regeneración celular y reactivar procesos biológicos esenciales, como la reparación de las defensas. "Además, muchos cosméticos contienen ingredientes, como el retinol, que reaccionan con el sol, por lo que no es recomendable aplicarlos en el día. Y por último, durante el descanso nocturno existe una mejor penetración de las cremas y sus activos", dice el médico.
Por otro lado, las cremas de noche son grandes aliadas para nutrir la piel, gesto esencial para la salud del cutis, pues a través de ella se reciben los elementos de los que a veces carece y que son indispensables para que la piel pueda cumplir con sus funciones metabólicas. Entre los activos de la cosmética nocturna destacan el retinol, retinaldeído, coenzima Q10, ácido hialurónico, vitamina C y ceramidas. Todos eficaces regeneradores del cutis.
En relación con la cosmética antiedad, es importante recordar que no basta con fijarse en los activos que incorporan para asegurar un buen resultado. También es esencial cómo se usan las cremas, ya que de poco o nada sirve aplicar productos ricos en vitaminas y antioxidantes sobre un rostro sucio o en el momento inadecuado. En este sentido se estima que la limpieza del rostro en la noche es la más necesaria, ya que permite retirar los residuos de cosméticos utilizados en el día y la suciedad ambiental que se adhiere a la cara. Si no se hace, se taponan los poros e impide que la piel respire correctamente.
Igual de relevante es la forma en que se aplica una crema. En términos generales se recomienda masajear suavemente la piel mientras ésta se aplica. Así, se estimula la circulación, se favorece una mejor absorción del producto, y con ello una acción más rápida y efectiva. Al respecto cabe destacar que la industria ha sorprendido el último tiempo con innovadores productos antiedad que suponen el uso de parches, capaces de potenciar la acción reparadora de sus activos.