Héctor Morales, es de aquellos que prefieren trabajar con un perfil bajo, evitando ser fotografiado bailando en discotecas y ventilando su vida privada. Asegura que lo pone triste y lo aburre el hecho de que trate de hacer un trabajo en televisión con bastante fuerza, para que la gente se divierta y la pase entretenido y luego la prensa lo convierta en una guerra de rating o pregunte “tonteras”.
No teme decir las cosas que piensa ni evaluar el trabajo. A pesar de ser uno de los actores jóvenes que tiene bastante acogida por la audiencia televisiva, se proyecta en el cine y en el teatro.
-¿Cómo se dio estudiar teatro? ¿Siempre lo tuviste claro?
“Primero entré a estudiar ingeniería comercial, suena un poco contradictorio, pero la inicié porque mis padres me dijeron, si quieres dedicarte al teatro hazlo como hobbie, pero ¡hazlo después!; ahora, dedícate a una carrera seria, que te permita tener un trabajo estable’. No obstante, no pude soportar la ingeniería y sólo estudié un mes; luego me retiré, y entré a estudiar a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile”.
-¿Les contaste?
“Mis padres no lo supieron al principio; cuando me retiré de la escuela de ingeniería, igual salía todos los días en las mañanas, pero a buscar trabajo y conseguí pega en un restorán, luego en una zapatería y en un lugar de comidas rápidas. Les conté a mis padres como al mes; les dije que ya no estaba asistiendo a clases, porque no me aguantaba. Como soy el mayor, mi padre me dijo ok, pero yo pensaba que mi hijo iba a escoger estudiar en la universidad; si no quieres, haz lo que se te antoje; le dije que quería estudiar teatro y me dijo bueno, ándate a estudiar teatro. ¡Quedó un poco defraudado!”
-¿Y ahora?
“Hoy en día ellos están muy contentos con mi trabajo en la televisión, sobre todo, porque cuando trabajo en teatro, ven el esfuerzo que hay detrás y lo poco que se gana; mi ‘apá’ por ejemplo, me dice que no entiende como una buena obra no gana tanta plata como la televisión y cómo es que no se puede vivir del teatro. Pero ahora está feliz, porque puedo tener tranquilidad económica y dedicarme al teatro en el tiempo libre, pero claro ¡no hay tiempo libre! No nos vemos mucho, me dice mi ‘apá’, pero te veo en la tele”.
-Estuviste en la obra “Prat”. ¿Qué te pareció la polémica en torno a ella?
“Bueno, ese fue un trabajo que hice con mi compañía y ahora vamos hacer ‘Juana de Arco’. La polémica fue el resultado de la ignorancia con que algunas personas se mueven en este mundo. Todo comenzó, porque una persona de la armada le pareció que era irresponsable y un poco irreverente al referirnos a una obra como Arturo Prat, pero ésta, ni siquiera había visto la obra y comenzó hablar, tres o cuatro meses antes de que se estrenara”.
-¿Cómo ves a la sociedad chilena por la reacción de la obra?
“No sé, en realidad cuando la gente iba a ver la obra decía no es lo que han dicho todo este tiempo de la obra. La polémica que se levantó no correspondía al resultado particular. Son cosas que pasan en los poderes. A la gente les parecía muy buena y por algo después seguimos con el grupo trabajando mucho”.
-¿No hubo problemas con el Fondart?
“Nuevamente hicimos otra obra con Fondart, la Manuela Infante que es la directora de la obra, fue reconocida por todos sus pares dramaturgos como excelente artista y se ganó dos premios Altazor. Entonces, no me van a hablar de que somos irresponsables e irreverentes con Arturo Prat. Si estamos trabajando y construyendo una obra de arte donde la única tesis que tuvo era que nosotros podíamos revisar la historia así como lo hacen los historiadores, pero que no podíamos fantasear ni opinar sobre un hecho histórico.
“Pero Manuela Infante, lo hace genial y si hubiera sido algo irreverente como para levantar una polémica, solo por hablar, no hubiéramos recibido ni la crítica que tenemos ni los premios que tiene La Compañía, ¿cachai?”
-El papel de la Señora Simpson, fue todo un éxito ¿Tuviste alguna preparación especial para desarrollar el personaje?
“Me preparé mucho para este personaje, vi películas y fui a cabarets. Hice una investigación, porque era un personaje transexual que vivía en Siberia. Escogí ver a mujeres en bares y no a transexuales, porque siento que cuando un hombre se transforma en mujer y hace este rol exacerba lo femenino. Lo que necesitaba era acentuar lo masculino dentro del rol de una mujer, porque era un cambio de sexo, entonces, me di cuenta que en realidad me servía ver más a una mujer en un cabaret tratando de lidiar con su vida, con los hombres, con sus hijos y eso lo hacía mucho más masculina. ¡Eso me sirvió mucho!
Emocionado con sus recuerdos se extiende: “Fue muy bonito el proceso; recuerdo que una vez durante los ensayos le dije al director, que el personaje me lo imaginaba con un vestido de terciopelo negro y además pelado y me dijo, que era perfecto y que él nunca se lo hubiera imaginado así; cuando ya llegó el vestido, tenía más de ocho metros y no podía caminar del peso. Me dije no puede ser así, me veo muy raro con este vestido y además pelado, pero me gustó mucho y la pasé bien con esa obra”, y lanza una carcajada.
-¿Cómo llegas al cine? Entiendo que hay varios proyectos como "Pinochet boys" o "Divine” “La historia de los prisioneros, Sudamerican rockers”
“Con el cine me pasa que me proyecto en el futuro, porque me gustan las cosas a largo plazo y no tan fugaces como sucede en la televisión. Las escenas que hago hoy en ‘Papi Ricky’, se trasmiten sólo una vez, ¡nunca más se van a repetir!
“En cine las cosas quedan, se convierten en un VHS, DVD, se trasmiten aquí, por regiones y en otro países y luego continúan en el tiempo; yo voy a tener 30 años y todavía voy a poderlas ver y otras generaciones podrán verlas.
“‘Pinochet boys’ o ‘Divine’ ‘Sudamerican rockers’, Son proyectos que se hacen para el 2007 y 2008, este año se estrena una película que se llama los ‘Bastardos’ que hice el año pasado y también la película ‘Desierto sur’”.
-Tu gusto y preferencia por el teatro está claro, pero a pesar de ello ¿con cual de los tres roles preferirías quedarte?
“Por lo pronto, la estoy pasando muy bien haciendo ‘Papi Ricky’, pero me gustaría más quedarme haciendo cine y obviamente teatro, específicamente dictando clases. Pienso que la televisión podría hacerse con más riesgo, más corta, distinta, pero las fórmulas parecieran agotarse.
Aclara: “La televisión es un lugar que me coarta creativamente y me complica, porque es muy difícil trabajar todos los días desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la tarde, durante 100 capítulos. A ello se agrega que debes grabar las secciones sin una secuencia; es decir, de grabar el séptimo capítulo, te devuelves al tercero sin una correlatividad y continuidad interna lidiando con un personaje todo el tiempo. En una obra de teatro uno cuenta la historia en una hora y media y se termina”.
-¿Para lograr esta dinámica en televisión es indispensable que el actor haya estudiado alguna técnica televisiva?
“Un actor de televisión puede trabajar sin necesidad de estudiar, porque se privilegia la naturalidad; es para gente con talento que tiene espontaneidad como la Carolina Arregui o Jorge Zabaleta, quienes me han enseñado mucho. En la Universidad puedes desarrollar técnicas y habilidades, pero no aprenderlas porque ya las tienes”.
-¿Y tu ego como está?
“Lucho contra él (sonríe). Claro, mi ego me traiciona; de repente la gente te da un trato especial cuando uno trabaja en la televisión ¿cachai?, te atiende primero, son más amables; si uno va a una fiesta se preocupan, pero me ha ocurrido que si uno va a un lugar y te atienden como al resto, entonces como que dices oye ¿que pasó? ¿no me reconocieron? Es en ese momento es cuando me pongo a pensar en ello y me da rabia conmigo mismo y digo no puedo estar acostumbrándome a ser especial en todas partes por el simple hecho de estar en la ‘tele’ ¡Eso no me parece y por eso me da rabia!”, sonríe entrelazándose las manos.