Aunque falte dinero, parece ser que salud y amor van ineludiblemente juntos.
Así al menos lo demuestran variados estudios. La mayoría de los beneficios que se asocian al sentimiento del amor se relacionan con el fortalecimiento del sistema inmune y con variaciones en los niveles de hormonas y neurotransmisores.
Tras estudiar a 12 parejas que se habían enamorado en los últimos seis meses, la doctora Donatella Marazziti, de la Universidad de Pisa (Italia), descubrió que éstas registran niveles de cortisol significativamente más altos que personas solteras o que tenían una antigua relación.
"El cortisol es la hormona de la alerta. Durante la noche empiezan a aumentar para que así funcionemos bien durante el día", explica el doctor Manuel Parra, ginecólogo de la Clínica Indisa. Las palpitaciones y la vasodilatación, que provocan rubor y cosquilleos, también se asocian a esta hormona.
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4 A 7 años más jóvenes lucen quienes tienen relaciones sexuales tres veces a la semana, debido a los beneficios aeróbicos de esta actividad.
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La oxitocina es otra hormona que sale a circular con más ímpetu cuando las personas aman y cuando tienen orgasmos. Ésta actúa a nivel cerebral, donde se cree que estimula zonas asociadas a la creación de lazos sociales y al establecimiento de confianza entre las personas. En las relaciones más permanentes, la oxitocina también ayuda a reducir la presión arterial y los niveles de cortisol, lo que contribuye a reducir la ansiedad y manejar de mejor forma el estrés.
Rosa Garrido, sicóloga de la Clínica Santa María, explica que los neurotransmisores que se desencadenan a partir de una situación amorosa son antagónicos a los que se gatillan en caso de estrés. "Una relación amorosa -no solamente de pareja, sino también de familia o amigos- hace que el estrés tenga menos potencia en esa persona".
Los enamorados secretan niveles más altos de endorfina, un neurotransmisor que semeja a los opioides, por su capacidad de reducir el dolor y producir sensación de bienestar.
El amor en general marca a las personas desde la infancia. Los niños que se sienten queridos, dice la sicóloga, no solamente desarrollan seguridad en sí mismos y en el ambiente en que viven, también tienen mejores posibilidades de supervivencia.
En el adulto, el amor es una emoción vinculada a la unión con otros, lo que genera plenitud. Si la persona, agrega Rosa Garrido, sicológicamente se siente plena y bien conectada con el entorno en que se desenvuelve, va a sentir bienestar mental y tendrá mayor capacidad de defensa ante infecciones y otros malestares. "El amor no cura una enfermedad grave, pero sí es una base para ser menos susceptible de enfermar".
Cuando una persona experimenta el amor también se siente más motivada a estudiar, a trabajar, etc. "Claro que si el amor es tortuoso, lo más probable es que baje la motivación, porque se estará más preocupado de los disturbios que ocasiona".