Empezó el año...y ¡horror! hay que comenzar a pagar las cuentas que fuimos aplazando en las vacaciones y marzo. Pero para que esto no sea algo tan insoportable, lo mejor es hacer un plan escrito para administrar tu dinero mes a mes, durante todo el año.
No es necesario ser contador para hacer un presupuesto personal y familiar que te ayudará a identificar con claridad cuántos y cuáles son tus gastos prioritarios y qué se puede restringir, de ser necesario.
Kevin McCray, representante de servicio al cliente de "Hands on banking", de Wells Fargo Financial, de EE.UU., entrega en la página web de la organización ( www.handsonbanking.org) una serie de pasos para hacer más sencillo este proceso.
Es muy frecuente que las personas no ahorren para consumos que en determinada época del año se hacen, como las vacaciones, compra de útiles escolares, celebración de Fiestas Patrias, Navidad o cumpleaños. La lista puede ser larga. Y lo más probable es que termine endeudándose para financiarlos.
El economista del Instituto Libertad y Desarrollo, Tomás Flores, afirma en su blog que si al sumar las cuentas del mes las deudas pasan del 50% del sueldo, es conveniente repactarlas y reducir los gastos menos importantes. Lo ideal, según el analista, es que estas obligaciones no superen el 30% de los ingresos mensuales.
¡Imposible!, exclamarán algunos. Pero tranquilos: con un poco de orden, disciplina y ahorrando mensualmente una parte de los ingresos esos gastos anuales se pueden hacer sin tener que llegar a "encalillarse".
Alejandro Pujá, asesor legal de la Organización de Consumidores y Usuarios (Odecu), afirma que una situación está controlada cuando se puede ahorrar entre el 5 y 10% de los ingresos del mes. "Esto da una señal clara de cuándo uno no está sobreendeudado", afirma.
Si a lo largo del año aumentan tus entradas (mayor sueldo, bonos, pago de asesorías, pitutos varios), haz un esfuerzo y ahorra más. Los expertos recomiendan tener siempre un fondo para gastos inesperados y emergencias.
Y no olvides tu futuro. Reserva dinero para metas importantes, como la compra de una casa, la educación superior de los hijos o aumentar la pensión.
Para salir del sobreendeudamiento
Aunque los expertos no se ponen de acuerdo, se considera que una persona está sobreendeudada cuando, debido al desbalance entre gastos e ingresos, debe buscar a fin de mes financiamiento adicional a su sueldo o sus entradas regulares.
Ignacio Larraechea, experto en sobreendeudamiento y director del Centro de Servicios Empresariales de la Universidad Central, recomienda para enfrentar el problema:
Házte asesorar. Las presiones de los acreedores y el desconocimiento en temas legales, sumado a la angustia y la baja autoestima pueden llevar a las personas a tomar decisiones equivocadas.
Ordena y documenta tu situación financiera. Sirve para dimensionar el problema y hacer un análisis. Larraechea sugiere tener todos los respaldos de las deudas, incluidos plazos, tasas y condiciones de cobranza a la mano.
Haga un presupuesto y un plan de gastos. Además de lo expuesto, con un programa en mano se puede negociar con los acreedores.
Identifica gastos a disminuir o aplazar. Además, busca fórmulas para aumentar los ingresos como trabajos extra, asesorías o la venta de algún bien prescindible.
Concentra las deudas en un sólo acreedor que entregue mejores condiciones. Con esto se puede minimizar el peso de la deuda obteniendo mejores condiciones de tasas y plazos y se unifica este ítem, permitiendo ordenar la situación.
Esfuérzate por adquirir hábitos de consumo responsable . Existen talleres que entregan herramientas prácticas y consejos de orden psicológico para superar la ansiedad de comprar compulsivamente.
Recomendaciones para ahorrar dinero
Aunque suene de perogrullo, compra teniendo en cuenta tu presupuesto.
Asígnate y asigna a los integrantes de tu familia una cantidad semanal.
Lleva poco efectivo en el bolsillo, para evitar la tentación de gastarlo.
Cuando vayas al supermercado, lleva una lista de compras y trata de ajustarse a ella.
Siempre hay rebajas, está atento a ellas.
Compara precios.
Haz planes anticipados para las grandes compras.
Con lápiz y papel (o excel)
Kevin McCray aconseja hacer un presupuesto realista y que sirva para todo el año. Por ello es bueno revisarlo todos los meses e irlo modificando según los cambios que se presenten.
"Hands on banking" entrega una guía general para saber qué parte del presupuesto idealmente debería asignarse a los gastos del mes:
Vivienda (arriendo o dividendo): 20 a 35%
Servicios públicos (agua, luz, teléfono, internet, cable, gas): 4 a 7%
Alimentación (dentro o fuera de casa): 15 a 30%
Salud (seguro, medicinas, consultas): 2 al 8%
Transporte (bencina, pasajes de la micro, cuota del auto): 6 al 30%
Ropa: 3 al 10%
Gastos varios (artículos de tocador, lavandería, peluquería): 2 al 4%
Diversión (cine, salidas nocturnas, ir al teatro): 2 al 6%
Ahorros para salir del sobreendeudamiento: 10 al 15%.
Hay que agregar además una obligación que actualmente tienen millones de hogares chilenos: el pago de la tarjeta de crédito. Un ítem importante, teniendo en cuenta que a fines del año pasado se contabilizaron cerca de 8,9 millones de plásticos emitidos por las multitiendas y 3,3 millones, de bancos e instituciones financieras.
En este sentido se recomienda limitar el pago mensual a un 10 o 20% del presupuesto.
Tu plan, paso a paso
Lo primero es determinar cuál es tu nivel de ingresos en un mes promedio, tras los descuentos en salud, previsión social, impuestos a su renta, entre otros.
Luego, identifica los gastos fijos (dividendo, cuota del auto, seguros, mensualidad del colegio, etc).
Después vienen los gastos flexibles, aquellos necesarios de hacer pero en los cuales se puede controlar la cantidad de lo que se gasta: compras de supermercado, consumo de agua, energía, llamadas telefónicas.
Y por último están los discrecionales, los que se utilizan para recreación y que las personas deciden gastar o no, como salidas al cine, regalos, ropa, ir a un restaurante, etc. Éstos son los más controlables.
Ahora suma y sorpréndete. Si descubres que estás a raya, o peor, gastas más de lo que ganas, es buen momento para decidir la reducción de los gastos variables y discrecionales.