Dice que se ha reconciliado con sus rabias, también con las ideológicas, "como la que ya sabemos" (se refiere al régimen militar) y lo atribuye a que está más maduro; luego piensa un momento y dice: "No sé si más maduro... más viejo".
Sigue adelante con la idea: "En la medida que yo he estado más expuesto, he aprendido a entender que si quiero que la gente me acepte, yo tengo que aceptar a los que sean infinitamente distintos a mí".
-Más maduro, sin duda.
"¿Sabís cuándo terminé de aprenderlo?, el año pasado, cuando participé en 'Locos por el Baile' y me tocó conocer a la Patricia Maldonado, mi enemiga acérrima; nos habíamos odiado históricamente a través de la televisión, pero ¿qué me pasó? (se ríe) ... me encontré con una señora bien graciosa; a punta de chuchás... ¡me cayó bien la señora! y no puedo hacer nada en contra de eso. Además, fijaté, había muerto hacía poco Pinochet -y se lo dije a ella en su cara- creo que una de las cosas que me hace respetarla es una de las que me hizo odiarla en un minuto; si en algún minuto me pareció inadmisible que fuera pinochetista, me parece que lo más respetable de ella es lo consecuente que fue... si fue casi la única que siguió dando la cara hasta el final y eso es muy respetable".
-¿Fotografiarías a la familia Pinochet si te lo pidieran?
"Claro, ahora sí, voy encantado, porque si yo –gracias a mi naturaleza, a mi conducta y a mi condición- he tenido el respeto de tanta gente (de izquierda, de derecha, de distintos credos), por qué yo no puedo sentarme a la mesa o fotografiar a personas muy diferentes a mí".
-¿También a Manuel Contreras?
"Sí, pues, ¡feliz le haría fotos dentro de la cárcel!; encantado de la vida a don Mamo, fotos detrás de sus rejas, jajaja.
"Te voy a decir otra cosa, soy seguidor de Hermógenes Pérez de Arce, por una cosa medio literaria. También de Pedro Lemebel, de Patricio Navia. Me encanta leer columnas de los otros opinólogos; de los que, aparentemente, son más serios que uno.
"A mí, desde chico, mi abuelo padre -el materno-, me enseñó que había que leer de todo; que tenía que saber de todas las corrientes, todos los pensamientos, aunque fueran distintos a lo que yo pensara".
-Y construir tus opiniones desde ahí, desde la información.
"Exactamente. Gracias a eso, me he convertido en el hombre que soy ahora, que leo ¡todo!"
-¿Haces "Sueños urbanos" para compensar el lado frívolo que muestras en "Primer plano"?
"No, para nada, todos los programas me los ha ofrecido el canal, que potencia lo que yo sé hacer; probablemente este me lo dieron porque tengo mucha conciencia social y la gente sabe que la tengo y que no me voy a ahogar si tengo que sentarme a comer pan amasado en una mesa con una señora dentro de una casa que se está cayendo a pedazos, no tengo rollo con eso y no lo voy a tener nunca.
"Creo que me ponen donde saben que me siento cómodo y lo puedo hacer bien desde mi formación".
-¿Tienes rollos con algo?
"Tengo rollo con ser un hombre público; tengo hartos rollos con eso".
-¿Por la exposición? ¿Porque se metan en tu vida?
"Porque yo no voy de rostro por la vida, poh. Yo estoy aquí en un lugar público tomándome un café contigo y sólo en el minuto que lo hablo me acuerdo que soy un hombre público; el resto del día ando de Jordi Castell por la vida. Voy al supermercado, compro papel confort; acompaño a mi abuelo al médico, y hago todas las cosas que hace cualquier ciudadano.
"Cuando me traen a colación que soy un hombre público, se me produce una sinapsis que no sé bien manejar y que espero no saber manejarla nunca, porque en la medida de que ande de famoso por la vida, se me va a acabar la esencia de persona que tengo. A mi círculo más cercano –familia, amigos, pareja- les exijo que no hablemos nunca de televisión".
-¿Nunca?
"No, ni en las comidas en que me preguntan cosas, contesto. No. Transformarme en el centro de atracción... ¡tengo rollos heavy con eso! Conscientemente al menos; tal vez, inconscientemente soy un poco florero".
-Pero eso lo has sido siempre, con o sin televisión.
"Pero no es consciente, ¿cachai? Porque en el minuto que me doy cuenta que es así, estoy cagao. No quiero relacionarme a través del ego, no quiero dejar espacio para que el ego esté cerca mío. Creo que tengo un mundo interior, un núcleo afectivo que es mucho más importante que estar nutriéndome de lo que yo genero. Construyo entorno a los afectos –vengo de familia árabe- eso es lo más importante (lo recalca)... ¿el resto?, de la puerta de la casa p'afuera".