Tangas, sostenes, petos y hasta colaless infantiles. Muñecas exageradamente pintadas, en minifalda y con unos labios imposibles de tener sin silicona. Programas musicales juveniles donde se baila a cadera suelta y escote abultado. Letras de canciones como las del ídolo juvenil Don Omar: "Dale, cuchi-cuchi, que esta noche es de lujuria / Pégate a mi cuerpo que te voy a sacar la furia".
Este es el mundo "infantil" que hoy rodea a muchos niños y que ha llevado a los especialistas a alzar su voz de alerta.
La Asociación Americana de Psicología (APA) difundió un informe en el que explica
cómo la sociedad está bombardeando a los menores con mensajes que tienden a erotizarlos precozmente, especialmente a las niñas. Un claro ejemplo, afirman, es la publicidad. Como la de "las zapatillas Skechers, donde Cristina Aguilera viste como colegiala con su blusa desabotonada y lamiendo un lolipop".
Incluso cirugía
La postura de la APA es clara: "Si las niñas compran productos y ropa diseñada para lucir físicamente atractiva y sexy, y si moldean sus identidades siguiendo a las sexy celebridades, están en efecto sexualizándose".
Sin embargo, agrega el informe,
los mensajes que contribuyen a la erotización infantil no vienen sólo de los medios o del mercado, también de los padres, quienes, a veces sin notarlo, insisten en que mantener una apariencia física atractiva es una meta esencial para las niñas. "Algunos (papás) incluso permiten y fomentan la cirugía plástica".
Cómo disuadirlos |
Atender a lo que los niños están viendo, oyendo o a lo que están jugando. Por ejemplo, conversar sobre las letras de las canciones.
Revisar los límites y ser claro en lo que no les parece adecuado, pero sin demonizar ni descalificar. Por ejemplo, pedirle que no se maquille todos los días o que no vea cierto programa.
Mostrar facetas alternativas de la realidad, para que vean que el único destino de una mujer no es ser regia y popular entre los hombres. Motivarlos a que desarrollen intereses.
Fomentar que se muevan en espacios infantiles. Y si se sienten muy presionadas, ayudarlas a escoger bien dentro de las tendencias.
Responder y contextualizar las dudas naturales que les surgirán precozmente a los niños por vivir en una sociedad más erotizada. |
El problema, dicen los expertos, es que
la sobreexposición a este entorno genera claras alteraciones físicas y psíquicas a mediano y largo plazo.
Esta erotización a través de los juguetes, vestuario, publicidad es una influencia insidiosa. Así opina la psicóloga infanto-juvenil y docente de la Universidad Católica Josefina Martínez, porque se va insertando en nuestras vidas de manera casi imperceptible. "
A las niñas se les insta a disfrazarse de pequeñas mujeres, a que bailen meneándose y eso es motivo de orgullo para los adultos".
El riesgo, agrega, es que las niñas aprenden a darle una importancia tremenda al cuerpo y a la apariencia a una edad que no es esperable. "Si estos temas adquieren relevancia en la adolescencia es porque hay un desarrollo de la identidad y cambios físicos. Pero los niños no cuentan con todos los recursos cognitivos y emocionales para manejarlos bien". Y
al adelantarse esta fase comienzan a restarles energías psicológicas a las grandes tareas que deben enfrentar en su infancia, como es jugar, desarrollar habilidades sociales, dominar el entorno...
Un niño que imita bailes provocativos no lo hace con intención erótica, no obstante, si está expuesto constantemente a este tipo de estímulos, comienza a desarrollar movimientos pélvicos en un baile y los hace propios, opina Carolina Navarro, psicóloga infanto-juvenil de la U. de Chile y del Centro de Atención de Víctimas de Abuso Sexual (Cavas).
"El niño, entonces, puede aprender que en la medida en que se comporta erotizadamente recibe atención y aprobación. Y
un menor compensado por su conducta sexual está aprendiendo que su cuerpo y el comportarse o moverse de una determinada manera es, por ejemplo, una herramienta en la vida".
Y lo que es peor: "
Una niña de 7 años con una minifalda y un peto, por el solo hecho de tener esa apariencia, está más expuesta al abuso que otra vestida realmente como niña".
Precisamente el abuso sexual es uno de los peligros de vivir absorto en este entorno sexualizado, dice el informe de APA.
Otras consecuencias negativas que van de la mano, dice el informe, son los trastornos alimentarios, la baja autoestima, las depresiones y la dificultad de desarrollar luego en la adolescencia una sexualidad sana.
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