En la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile hay un salón de honor de cuyas paredes cuelgan los cuadros de una buena cantidad de ex decanos. Son todas pinturas de varones muy serios (faltan los últimos) por lo que no es extrañar que, en un tiempo más, el retrato de la única mujer que ha ostentado ese cargo rompa con dicha formalidad.
La doctora Cecilia Sepúlveda sabe que está haciendo historia. No sólo es la primera decana mujer de esa escuela, sino que llegó ahí tras ganar una elección en donde su otro contrincante también era... una mujer, o sea, algo impensado en tiempos pretéritos.
Como decana tiene muchos desafíos por delante, entre ellos, reinstalar a la Escuela de Medicina en el primer lugar del ranking que mide los conocimientos de los alumnos en quinto año, luego de haber sido desplazada al cuarto por otras más nuevas. Pero también le importa profundizar en la formación de los alumnos de manera de dar marcha atrás en el proceso de deshumanización que vive la relación médico-paciente.
-¿Cuánto ha cambiado el ejercicio de la medicina en Chile?
“Ha cambiado efectivamente. Son cambios que se han ido produciendo en las últimas décadas, por lo menos, y tienen que ver con el cambio de escenario enorme que ha vivido el país y el mundo. Hoy estamos en mundo globalizado, querámoslo o no, estamos en una economía abierta, estamos en una sociedad cada vez más individualista, entonces sufrimos el impacto de lo que eso significa en la medicina. Por otro lado, el ejercicio de la medicina está sufriendo de lo que llamamos el fenómeno de la judicialización de los casos.
“Se nos dice a los médicos que hemos sufrido de una cierta deshumanización, que cada vez la medicina es más impersonal porque el profesional no tiene tiempo para atender como uno quisiera, da unas órdenes de exámenes y después basta con que uno se les envíe. Bueno, la medicina no debe ser eso y los que estamos formando a profesionales de la salud nos corresponde tomar medidas para que esto no se profundice”.
-Vamos por parte. ¿Es el médico, hoy, más dependiente de la tecnología? Antes podían dar un diagnóstico sin que mediara un examen y acertaba, quizás más que ahora con una batería de pruebas.
“No comparto el juicio. Creo que hoy los diagnósticos son muchísimo más acertados que antes. Antes no se conocía la causa de la mayoría de las enfermedades, hoy sí y se sabe que las enfermedades que llamábamos idiosincráticas (de origen desconocido) tienen una causa genética, metabólica, infecciosa. Además, disponemos de un avance tecnológico que nos permite identificar los agentes causales de una enfermedad. Por ejemplo, hasta el año 1973 las hepatitis virales eran un solo grupo y hoy sabemos que son varios y las más conocidas son la A, B, C y otros”.
-¿Pero no ha convertido al médico en un ser más inseguro, que duda de sus conocimientos y no se arriesga si no tiene todos los resultados de los exámenes?
“En cierta manera sí, pero de verdad veo como un gran avance el poder contar con evidencia. Hoy no basta que diga que es una hepatitis, sino que tengo que decir que fue causada por tal virus ya que ello cambiara el pronóstico. Los médicos tenemos que recurrir a variedad de exámenes. Todo esto no debiera ir aparejado con una deshumanización de la medicina. Los médicos estamos muy exigidos, tenemos que ‘rendir’ tantos pacientes por horas...”
-Sí, hay una queja permanente de la impersonalidad en el trato, que el médico de cabecera ya no existe.
“Sí, comparto que se ha producido una situación de ese tipo y recalco, la Facultad de Medicina de la de Universidad de Chile, tiene que tomar conciencia de esto y formar sus estudiantes poniendo énfasis en que, aparte de ser muy competentes en los temas médicos, tienen que ser muy empáticos, responsables con las personas y darse un tiempo para escuchar, de verdad, al paciente”.
-¿Esto explica, en parte, la necesidad de contar con una ley de Derechos del Paciente?
“Puede ser...a veces uno cree que todo tiempo pasado fue mejor, pero yo creo que se vulneraban también los derechos de los pacientes antes sin darnos cuenta, sin mala intención; eran otros tiempos. Hoy para hacer un estudio clínico uno tiene que tener el consentimiento informado del paciente por escrito, se le debe explicar y solicitar los estudios para el mero hecho de tomar una muestra de sangre. Antiguamente no existía esa noción de autorización, parecía muy lógico tomar muestras y no hacer advertencias.
“El mundo ha evolucionado y es importante aprobar esta ley porque los desafíos son nuevos. Antes había una cuestión paternalista de los médicos y el concepto ha cambiado a relevar la autonomía de las personas, son las personas las que deciden si quieren someterse a tal o cual procedimiento. Esto es un progreso porque hace que la sociedad aprenda cuales sobre los derechos y deberes que deben ser respetados”.
-Señaló el tema de la judicialización y hoy se conocen negligencias médicas porque son más publicitadas. ¿Son hoy los médicos tan falibles como antes?
“Pienso que sí, creo que toda actividad que dice relación con el ser humano es falible. Pienso que se cometen menos errores que en el pasado, muchísimos menos; lo que pasa es que cada individuo es muy distinto de otro y de ahí la importancia que el médico se dé cuenta de esa particularidad y responsabilidad que tiene. Por eso es tan terrible esto de tener que lograr ciertos indicadores, hacer tantos pacientes por hora, porque interactuar con una persona que entra y distinta a la que salió de la consulta no se logra en 15 minutos”.
-¿Las sub, subespecialidades favorecen la práctica de la medicina o limitan al médico?
“En esto hay dos cosas. Creo que las especialidades médicas debieran estar relacionadas con las necesidades del país y en eso las facultades debemos que hacer un trabajo en conjunto con los servicios de salud. Se sabe que hay una falencia de determinadas especialidades y debemos trabajar por formarlas.
“En lo otro, creo que se produce una tendencia a fijarse sólo en lo que compete a una especialidad y a la larga, el médico que ha recibido una formación integral deja de sentirse competente para mirar el conjunto de la persona. Como resultado de la especialización algunos dejan de sentirse hábil en otras áreas de la medicina y por eso, si bien dan una orientación, recomiendan el especialista. Creo que eso es lo que corresponde si uno siente que no se cuenta con las herramientas adecuadas”.
-¿Se plantea que la gran cantidad de escuelas de medicinas hacen inviable manejar altos estándares de formación de los profesionales?
“Yo veo que ahí hay una necesidad en la cual tenemos que todos trabajar que es poder asegurar la calidad de la formación de los médicos; eso es súper importante. En ese sentido saco a colación la Ley de Acreditación recientemente promulgada que dejó establecido que las escuelas de medicina tienen que ser acreditada desde el primer año en forma obligatoria. Esto es bien relevante, tenemos que preocuparnos de este tema y espero que trabajemos por asegurar una calidad formativa de manera que los chilenos van a contar con médicos idóneos. En esto hay una tremenda responsabilidad frente a la gente y país; nosotros tenemos que dar fe pública de que los médicos que formamos son idóneos. Estamos hablando de la salud de las personas”.
-En relación al cuarto lugar del ranking que tiene la Facultad de Medicina de la Chile, ¿cómo explica lo que ha pasado, más allá de que son muchos más alumnos los que rinden el examen del ranking?
“Estamos haciendo un análisis para generar las propuestas adecuadas. Ahora, una de las razones que puede explicar esto es que nosotros, y de esto nos sentimos orgullosos, contamos con estudiantes de diversos grupos socioeconómicos. La mitad de los estudiantes vienen de colegios públicos y un tercio de los subvencionados, son muy talentosos, con altos puntajes en la PSU, pero hemos detectados que tienen falencias; no tienen el mismo capital cultural frente a los que vienen de colegios particulares y que han tenido mejor calidad formativa. Es responsabilidad nuestra desarrollar al máximo las capacidades que todavía no han sido explotadas en ello y estamos analizando si lo estamos logrando o no.
“Ahora, vuelvo a decir que este examen es un indicador, de preguntas de múltiple elección. Es un indicador valioso, lo respaldamos, pero en realidad la calidad y competencia del médico se prueba en terreno y nosotros múltiples indicadores de que los médicos que salen de esta escuela son muy valorados y encuentran trabajo de inmediato”.
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