Su primera aparición fue en la película "Se arrienda", de Alberto Fuguet, pero sin duda, después del capítulo de "Héroes" de este sábado, el público lo identificará por mucho tiempo con Carrera, un personaje con el que comparte muchas cosas y al que admira por su valor y humanidad.
Al principio, parece algo distante, pero apenas empieza la entrevista, su buena disposición y el gusto por lo que hace quedan de manifiesto inmediatamente. Más bien parece algo tímido y, además, asombra su cara de niño chico en un gran cuerpo (mide 1.95).
Aunque es más bien callado, pero tiene muy claro lo que quiere y lo que le gusta. Tal vez por eso defendió su opción de estudiar teatro, pese a que a su padre no le gustaba mucho la idea. No fue una decisión fácil, pues se desenvolvía en un círculo social y familiar bastante alejado del tema artístico. Por eso, al principio le costó asumir su vocación y, recién salido les colegio, se matriculó en ingeniería comercial en la Universidad Católica. Aunque tenía buenas notas, ya a mediados de semestre se dio cuenta que no era lo suyo; enfrentó a la familia y al año siguiente entró a lo que realmente le gustaba, también en la UC.
-¿Qué gatilló el cambio de carrera?
"La verdad, es que el sueño y las ganas estaban, pero me tomó tiempo, fue difícil, porque creo que fui educado para algo mucho más tradicional. Más que sentirme obligado a seguir ese camino, esa era mi estructura. Salí del colegio, di una gran prueba –siempre me fue muy bien- y entre a comercial.
"En un momento de lucidez, me di cuenta que sentía un gran vacío y que era hora de hacerme cargo de mi propia vida, porque en el colegio como que a uno lo guían todavía. No sabes lo afortunado que me siento de haber tenido el coraje de tomar la decisión".
-¿Qué dijo la familia?
"Mi padre, que era de quien más me importaba el apoyo, no lo comprendió, pero me apoyó y me respetó. Con el tiempo ha ido entendiendo y disfrutando, también".
-¿Te fue mal en ingeniería?
"¡No, para nada!, me fue muy bien; por eso terminé y le demostré a mi padre que me la podía, que no tenía que ver con flojera, pero que no era lo que quería, no llenaba mi vida. También por esa razón, decidí dar la prueba de nuevo y seguir el proceso normal, no cambiarme por dentro".
Con esa voz grave y atrayente que lo caracteriza y sin ni pizca de soberbia, agrega que la prueba de aptitud no era un tema para él, así que prefirió eso a tener que ver malas caras por traspasarse de carrera.
-¿Le avisaste a tu papá antes o después de dar la prueba?
"Ya cuando quedaba poco tiempo pa' dar la prueba, me acuerdo que me vieron estudiando y ejercitando con algunos facsímiles y no entendieron mucho. Mi papá me preguntó
¿no será que quieres estudiar teatro, no?. Le dije que sí, que ya lo había pensado suficiente y que necesitaba su apoyo".
-¿Qué te contestó?
"Fue bonito... bien bonito, porque me advirtió que era una carrera difícil – en ese tiempo no era como ahora que hay tantas universidades-, todavía era algo mucho más extraño estudiar teatro. Me dijo
Diego es un ambiente muy competitivo; tú estás acostumbrado a cierto estándar de vida. No sé, lo veo difícil y no quiero que sufras. Lo que me preocupa es que te educamos para otra cosa (lo dice en tono irónico)".
-Pero tomaste tu propia decisión.
"Claro, a uno lo advierten, pero siempre tuve la libertad de elegir lo que quería. Mi padre nunca fue un tirano ni se opuso radicalmente; no me tuve que pagar la carrera, nada de eso. Mi papá es bien generoso en ese aspecto".
Sólo habla de su padre, porque su mamá murió cuando él era muy chico y la nueva señora de su padre, Angélica, no se metió en el tema, pero lo apoyó.
A pesar de la reticencia inicial, Diego comenta con mucho cariño que su papá no se ha perdido ninguno de sus montajes ni estrenos: "Siempre ha estado muy preocupado de aprender, de ir, un poco, familiarizándose con el tema. Actualmente, le gusta, vibra, se interesa... ¡es bonito lo que ha sucedido con él! ¡Se lo agradezco mucho, mucho!, fue una gran muestra de confianza".
Aunque parezca curioso, Casanueva no se interesaba por la actuación mientras estuvo en el colegio ni participó de representación alguna. No obstante, ya egresado, un grupo de ex alumnos lo invitó a montar una obra.
-¿Cómo surgió la idea?
"Patrick, un profesor inglés del colegio, se desarrolló como actor y director en Londres y se hizo cargo del teatro en el San Benito. Surgió este proyecto de montar "Amadeus" con puros ex alumnos y a mí me pareció genial. A mí me fascina ese texto de Peter Schaffer.
"Fue bien bonito, porque Santiago Cabrera (un actor chileno que trabaja en Hollywood) era Amadeus; la Bárbara Ruiz –Tagle (Corazón de María) también estaba involucrada en ese proceso... bueno varios derivamos al teatro después de esa experiencia".
-¿Nunca te has arrepentido de haberte cambiado?
"No, nunca, nunca. Esta carrera, para mí, está llena de crisis, como la inestabilidad y el hecho de ser actor, pero yo he sido bien afortunado, incluso he participado en cine. Pero la realidad es que todavía hay poco qué hacer en Chile –más que antes, pero aún insuficiente-.
"Yo nunca le he tenido miedo a la competencia, ojalá haya muchos actores y muy buenos; pero, sí, a la poca posibilidad de desarrollarse, de hacer cosas que tengan que ver con uno, sobre todo con el cine. Eso me aflige un poco, de repente".
-¿Cómo llegaste al rol de Carrera?
"Por una audición. Diego Matus, que es el director de casting conocía mi trabajo y le pareció que era un buen candidato y se lo comentó a Cristián (Galaz) y a la Andrea (Ugalde), que me llamaron. Me filmaron y, nada, quedé. Me pareció un proyecto alucinante, maravilloso".
-¿Por qué tanto?
"Primero que nada, el guión me gustó mucho; muy bien escrito, maravilloso. Más allá del personaje histórico, pocas veces uno se puede enfrentar a un rol de esa envergadura, de esa intensidad, tan complejo. En una época tan especial, de revolución, de independencia, de anarquía.
"Protagonizar la película fue una tremenda muestra de confianza de parte de ellos. Además, que Carrera es uno de los personajes históricos más maravillosos de interpretar".
-Y que ha pasado como a un segundo lugar en la historia.
"Claro, y que tiene muchos detractores, así como mucha gente que lo admira y lo considera un héroe. Eso me parecía aun más llamativo".
Agrega que disfrutó trabajar con Galaz y Andrea Ugalde, a quienes considera tremendos directores. Sin olvidar que su mujer en el telefilme es Javiera Díaz de Valdés, con quien ya había actuado antes y son amigos. "Fuimos amantes todo el año pasado", dice riéndose.
-¿Contento con el resultado?
"Feliz. Para mí esta película fue hacer cine, aunque se muestre en televisión. La dinámica de trabajo y como yo me enfrenté a mi papel fue hacer una película. No fue diferente de hacer 'Se Arrienda', pero esta tomó otras proporciones... ¡es mi película!"
-¿No hubo problemas para hacer el personaje, perteneciendo al área dramática de TVN?
"Justo se concretó este proyecto cuando yo renegocié mi contrato acá y lo puse como una condición, porque era algo que valía mucho la pena hacer. TVN me apoyó y, finalmente, les conviene también. Ojalá, uno como actor, no tuviera que casarse con nada. No soy rostro tampoco, así que eso te da más libertad".
-"Epopeya" parte ahora en mayo, ¿qué piensas de estas producciones históricas?
"La verdad es que me parece muy bien que nos estemos preocupando de nuestras raíces y, aunque sean algo distintas –la del 13 una historia novelada y la de TVN más documental- ayudan a que la gente hable y discuta sobre estos temas".
Continúa leyendo:
"Cuando algo me gusta no paro hasta que me resulta"
Dormilón sin remedio