"Algo cambia cuando te empiezan a tratar de señora o ya no te silban por la calle", cuenta Paula Mir (37).
Por eso, a los 30 empezó a cuidar su piel con cremas, y su dentadura con hilo dental y enjuagues bucales. Dos embarazos también potenciaron el cambio. "Todo se suelta y traté de apretarme con yoga, masajes y comida sana. No me dio tanto resultado, así que me saqué grasa de los muslos con laserlipólisis".
Aunque en Chile no existen cifras exactas, las cirugías estéticas han aumentado. El doctor Wilfredo Calderón, director docente de la Sociedad Iberoamericana de la especialidad, realiza 50% más de liposucciones y abdominoplastías desde hace una década.
Estas operaciones se han constituido en una necesidad a causa del consumismo, la competencia y el existismo social que obligan a tener buena presencia, opina el médico, pero reconoce que muchas compiten sin hacerse arreglos.
El aumento de las intervenciones se debe a que sus beneficios son claros: las personas se ven mejor. Además, sus riesgos y costos han disminuido y su difusión ha aumentado, complementa el doctor Vicente de Carolis, ex jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital de la Universidad de Chile.
El narcisismo
El deseo de verse como una minoría que hoy aparece en los medios es un hecho cultural indesmentible, reflexiona el siquiatra y sicoanalista Rogelio Isla. "Es la fantasía de que la estética va a asegurar éxito y amor, pero yo atiendo a muchos bonitos que no son felices".
El deterioro corporal suele vivirse como un duelo que afecta al individuo de distintas formas dependiendo de su desarrollo. Quienes poseen una relación amplia con el mundo, elaboran esta pérdida como una más que ocurre en la vida. Reconocen lo que el cuerpo les ha dado, lo cuidan y cuando envejecen no lo tratan como si fuera una traición
Pero a otras mujeres les cuesta más aceptar este proceso. A quien cree que es querida sólo por ser joven o bonita, le es difícil pensar que puede ser amada por otras razones.
Esto suele verse en individuos cuyos rasgos narcisistas de personalidad son muy importantes, es decir, su relación principal es consigo mismos y generalmente tienen un alto ideal estético, explica Isla.
El problema es que ese ideal es habitualmente inalcanzable. Se operan la nariz y luego quieren modificarse otras partes del cuerpo para llegar a una perfección que no van a lograr. Es una búsqueda crónica, compensatoria de otras insatisfacciones.
Varias de estas pacientes llegan a su consulta derivadas por cirujanos. Vemos qué motiva la intervención. Si cree que con pechos más grandes va a retener a su marido, podemos descubrir que no será así y a veces desisten de operarse.
Algunas personalidades con rasgos narcisistas, explica el sicoanalista, están tan autocentradas que no dejan espacio para un vínculo adulto con el otro; el amor va dirigido hacia sí mismos, por lo que a veces sus relaciones fracasan.
La buena intervención
Distinto es el caso de las intervenciones que reparan un problema puntual y de esta forma restituyen la autoestima, explica el siquiatra.
Hay mujeres que tienen la suerte de ser delgadas. Otras hacen deporte y dieta y disfrutan de su corporalidad por más tiempo. Pero para la mayoría esto implica un esfuerzo que, a pesar del intento, fracasa, por lo que la cirugía es una opción, indica De Carolis.
Precisamente, la motivación tras una cirugía es la pregunta clave que la mujer debiera hacerse antes de una intervención, recalca Isla.
Si ésta apunta a reparar la autoestima es muy válida. Pero si persigue quimeras como lucir como una actriz determinada o conseguir trabajo o pareja, el especialista aconseja una evaluación sicológica con miras a elaborar los problemas que no se resolverán con un bisturí.
Una cirugía específica para cada edad
La edad avanzada ya no es sinónimo de cirugía plástica. El deseo de verse bien es algo que hoy persigue a la mujer desde su nacimiento. Me impresiona que quienes desean operarse son cada vez más jóvenes, dice el doctor Vicente de Carolis, con 18 años como cirujano plástico.
Entre las adolescentes, cuenta, existe un alto interés por la cirugía de prótesis mamaria, la que muchos profesionales desisten de realizar por su complejidad en relación a la madurez sexual. Lo común en esta etapa es operar narices o mamas demasiado grandes.
En tanto, las adultas jóvenes tienden a usar la cirugía para aumentar su sensualidad. Las prótesis mamarias o la optimización de la figura con lipoaspiración son recurrentes
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Después de los 30, las mujeres desean borrar las secuelas del embarazo y la lactancia con abdominoplastias, liposucciones y levantamiento de mamas.
Por el aumento de peso, el abdomen se suelta y aunque se realicen abdominales la flaccidez persiste. Además, con el amamantamiento la piel que sostiene la glándula mamaria también cede, explica el doctor Wilfredo Calderón, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital del Trabajador.
Es que desde que nacemos, la fuerza de gravedad actúa sobre la piel provocando su caída, efecto que se hace visible con el envejecimiento, aunque es posible retardarlo con cremas y evitando el sol.
A los 40 las mujeres optan por las cirugías faciales menores, pero les sigue importando más lo corporal, indica De Carolis. En cambio, después de los 50 y en la tercera edad la prioridad es reducir las arrugas. Aunque en la menopausia también hay un aumento en las liposucciones porque se suele engordar.
A pesar de que los riesgos de una cirugía aumentan con la edad, los adultos mayores no la descartan: Más que por razones de pareja, su motivación es verse bien ante sus nietos y muchas de ellas además son activas profesionalmente.
Así como la piel cede, los músculos y ligamentos que la sostienen también, por eso hoy las cirugías faciales corrigen los cambios anatómicos en la musculatura para que la piel desplazada vuelva a su sitio, lo que da un efecto más natural. Antes, explica el doctor Calderón, el lifting se hacía sólo en la piel por lo que la gente quedaba estirada, sin expresión y con cara de momia.