El sistema de pensiones grafica que la jubilación anticipada tanto de hombres como de mujeres es muy común en Chile; los primeros lo hacen a los 56 años y ellas, a los 54, es decir, varios años antes de lo que la ley señala.
“Quien puede hacerlo lo hace”, explica la superintendenta Solange Berstein y agrega que una de las razones para ello es que con eso optan a un segundo ingreso, porque siguen trabajando.
También explica que la jubilación anticipada se usa como un mecanismo de corto plazo, para solucionar un problema imprevisto, pero ello tiene un costo que muchas veces las personas no tienen en consideración o no dimensionan.
Este es uno de los temas en los cuales la super de AFP se va concentrar en los próximos meses; informar y hacer conciencia en la población de los costos que tiene jubilarse anticipadamente.
-¿Qué efectos tiene esto para las personas?
“Tenemos una población cada vez más longeva y lógicamente, ellos requerirán de ingresos para soportar 25 o 30 años de pasividad. Se debe educar a la gente respecto de esto, porque ellos no dimensionan sus efectos; un año que se adelante la jubilación puede significar un 6 o 7% menos sobre la pensión, que es el ingreso que se va a recibir de por vida; 5 años puede implicar hasta un 35% sobre el monto final.
“Esto se debe dimensionar para tomar una decisión adecuada”.
-De los dos sistemas que existen para pensionarse, renta vitalicia y retiro programado, ¿por cuál están optando las mujeres y cuál es el que más les conviene?
“En general, sin distinguir entre hombres y mujeres, la gente opta por rentas vitalicias cuando requieren de seguridad respecto de los ingresos futuros, es decir, no están dispuestos asumir los riesgos que significan el que el día de mañana sus fondos no sean suficientes para financiarles la pensión. Quieren asegurar un ingreso, independiente de cuanto vivan y la rentabilidad que pueden generar los fondos, compran una renta vitalicia. Eso lo hace la mayoría de los chilenos que se pensionan”.
-Pero para la mujer es más costoso por su proyección de vida más larga.
“Siempre les es más costoso independiente de cual sea la modalidad, las mujeres siempre van a tener una pensión más baja, sea cual sea el modo que escojan, porque justamente son más longevas. Por eso, si yo quiero asegurarme de que me van a cubrir de por vida, compro una renta vitalicia, que efectivamente significa que la pensión que me van a ofrecer las compañías de seguros va a ser menor, pero si quiero un retiro programado, que es la pensión que me ofrece la AFP, de todas manera la fórmula que calcula cuánto puede recibir una mujer considera su expectativa de vida y entonces también va a ser un monto menor, porque hay que preocuparse de que el fondo le alcance para vivir la mayor tiempo posible.
“En el caso del retiro programado, la pensión va bajando en el tiempo en el caso de que la mujer vaya viviendo más y es probable que en algún minuto no tenga una pensión suficiente. Hoy, la garantía estatal de pensión mínima de pensión existe y por lo tanto, la mujer que se jubila por retiro programado nunca va a tener una pensión más baja que la mínima, siempre y cuando haya cotizado a lo menos 20 años.
“El cambio que se está promoviendo es que en la modalidad de retiro programado se está asegurado el monto de la Pensión Básica Solidaria, PBS. En la modalidad de renta vitalicia, se suma el Aporte Previsional Solidario, APS”.
-Otro tema que preocupa es el de los temporeros e independientes. El esfuerzo está en que no tengan tantas lagunas previsionales, los primeros, y que coticen, los segundos. ¿Se puede lograr, se puede crear conciencia ciudadana?
“En el caso de los independientes, el tema es bastante importante, porque hay muchos trabajadores en esa condición que además no se da en forma permanente, porque es esporádico; es decir, hay personas que pasan por períodos donde son independientes y otros, dependientes. La incorporación de este grupo de trabajadores es pieza fundamental del proyecto de ley y la forma de hacerlo es gradual para que no implique que el independiente informal se nos transforme en un independiente formal.
“Del total de independiente en Chile, que es cercano a un millón y medio de personas, un 4% cotiza; es muy, muy baja la cifra de quienes lo hacen en forma voluntaria. Con la obligatoriedad pasaríamos a tener cifras bastante más altas.
“Sin embargo, además de esto, nuevamente se presenta el tema de la educación, que es muy relevante no sólo para los independientes, sino que también para los trabajadores dependientes, porque todavía tenemos en este país bastante informalidad. Los dependientes deben preocuparse de que sus empleadores les hagan las contribuciones, tienen que mirar sus cartolas cuatrimestrales y preocuparse de hacer un seguimiento a sus cotizaciones”.
-Yendo al sistema y su funcionamiento, los afiliados deben elegir entre cinco fondos de pensiones, cuyo riesgo varía. ¿Cómo se está comportando la mujer en su selección, que tiende a ser menos arriesgada? ¿Se ve un cambio en las nuevas generaciones?
“Primero, es sorprendente la cantidad de gente que ha tomado una posición activa respecto de en qué fondo quieren estar; hay una estructura por edad en la cual se incorporar las personas que no deciden, pero se ve que las personas están optando por opciones con mayores niveles de riesgo, como los fondos A y B.
“En general, las mujeres son más precavida que los hombres, pero no se ve una actitud diametralmente distinta que ellos en este caso”.
-¿Crees que la gente tiene una percepción de desventaja frente al sistema? ¿Una suerte de David contra Goliat debido a las complejidades del sistema?
“Sí, efectivamente es un sistema complejo, a cualquier ciudadano le cuesta entender todas las dimensiones que tiene y se han hecho esfuerzos permanentes por aumentar la información. Pero no sólo ello, porque no más información es mejor –es algo que hemos ido aprendiendo en el tiempo-, sino que la simplicidad de la información, su claridad es más importante; incluso, a veces, es mejor menos información que más, porque simplemente las personas se pierden”.
Solange Berstein explica que los esfuerzos actuales de la Superintendencia en ese sentido apuntan a que el afiliado reciba en su cartola cuatrimestral una proyección de la pensión que recibirá y transparentar las comisiones que cobran las AFP. Agrega que el proyecto de ley presentado busca profundizar este enfoque, al eliminar las comisiones fijas, dejando sólo la variable, lo que hace más transparente el cobro.
-¿El cobro de la comisión ha hecho que el afiliado se despreocupe de otros temas importantes como sería la rentabilidad?
“Bueno, los afiliados, respecto de precios (comisiones) no saben cuánto se les cobra; el 97% no sabe cuál es y el 3% que dice saber, tampoco lo sabe, por lo tanto, no hay una conciencia clara de las comisiones que se cobran en las AFP.
“En cambio, respecto de la rentabilidad, a lo menos, hay un grupo de trabajadores, que son los más conocedores del mercado, que sí se fijan en ella. Hay estudios que dicen que un porcentaje de afiliados se cambia de AFP cuando perciben que la rentabilidad de una es mejor que otra. En general, es muy poca la gente que es sensible a este tema.
“Ahora, es importante que si logramos tener una masa grande de personas que se preocupa del precio, la rentabilidad y calidad de servicio podremos generar disciplina de mercado, es decir, que cada una de las AFP se preocupe de estas variables porque sabe que hay un grupo importante de personas que está atento a ello y se va a estar moviendo y generando competencia en razón de estas variables”.