Recién salido de la escuela, formó una compañía independiente con sus compañeros. Montaron "Ocho, experiencias aisladas", que dirigía Diego Fontecilla, otro egresado de su promoción y hermano de Matías Bize. La experiencia no le pareció demasiado buena a Gómez, porque "fue muy básica y no hubo mucha conexión entre los actores y el director. No pasó na'".
Después de un tiempo, se transformó en ayudante de su maestro, Luis Ureta. A mediados de semestre, lo llamó Vasco Moulian para que se integrara a su compañía, "Querubines", donde estuvo cerca de un año y medio.
-Eres un fuerte crítico a Vasco Moulian ¿por qué?
"Por esa obsesión capitalista suya de querer hacer del teatro un negocio y no cultivar para nada el espíritu de lo que se hace; querer ganar plata y tratar mal a sus trabajadores. Me fui por eso y mucha gente más también se ha ido por la misma razón".
-Pero Vasco jamás ha ocultado que le interesa la plata, ¿te parece mal?
"Está bien que le interesen las lucas, pero que tenga un trato digno con sus trabajadores, más cuando estás haciendo arte. La gente va a ver buenas obras y realmente son de buen nivel, por lo menos en las que estuve yo, que son 'Océano', 'Planetas' y 'El libro de la selva'".
Se enamoró de la cantante de la compañía y estuvieron un tiempo juntos. Cuando terminó la relación, sumado al malestar que sentía hace un rato, dejó "Querubines". Volvió al lado de Ureta y siguió siendo su ayudante en tres universidades. Además, también con él, participó en 'Putas errantes', donde hacía un personaje porno.
-¿Con desnudo y todo?
"Salía con un abrigo de piel, unas botas de vaquero; sin nada debajo, sólo con un hot pants de leopardo y un postizo debajo, así que se me veía así un... (muestra con las manos el tamaño y se muere de risa) ¡Esa era la idea!"
-O sea que, definitivamente, perdiste los pudores.
"Actuar siempre me da mucho pudor, pero lo supero".
-Antes de formar parte del elenco de la telenovela, participaste en "Teatro en Chilevisión", aunque decías que tenías muchos prejuicios, ¿por qué?
"Sentía que, de alguna manera, iba en contra de mis principios y de los principios del teatro, por tratar temáticas muy livianas en contextos también muy livianos e incluso vulgares, a veces. Por otro lado, por creer que el teatro no es televisión; no es una cámara que enfoca un plano cerrado del Pato Torres, sino una escena entera, donde está sucediendo todo... ¡es distinto!"
A pesar del prejuicio, se integró a una de las obras y cree que eso le sirvió para liberarse un poco de la carga de actor dramático que tenía desde la escuela y darse cuenta que también podía hacer comedia y pasarlo bien. "Lo pasé la raja y me desprejuicié", reconoce riéndose de sí mismo. "Me consideraba un weón serio, parco, y ¡no poh!, la gente se reía ene conmigo. Aprendí harto del Pato Torres, porque, a pesar que tienes sólo cinco días para ensayar, es una obra de teatro, finalmente".
Después, estuvo un período haciendo unitarios para "Historias de Eva", "Pecados capitales" e "Infieles". En eso estaba, cuando supo del casting para "Vivir con 10" y le pasó su currículo a la productora. Tiempo después se encontró con ella y le preguntó si lo iba a llamar; "me sentí ninguneado, porque no me pescó". Luego, fue a entregar su boleta al canal y volvieron a cruzarse y ella, algo molesta le preguntó qué quería. Álvaro le contestó que veía gente muy similar a él haciendo el casting y que quería saber por qué no lo habían llamado si el tiempo se terminaba. Ella le dijo que el director –Ricardo Vicuña- era quién decidía a quien llamar.
-¿Hablaste con él?
"Me senté a esperarlo y fue bien simbólico, porque ese día se rajaba lloviendo y yo esperé como dos horas. Cuando Vicuña salió, le dije por qué estaba yo ahí; él le pasó la pelota a la Jose (la productora) y me fijaron la prueba para el jueves siguiente. Me tocó con una actriz que no le pegaba mucho y pensé que no había quedado.
"De la nada, después de dos semanas, me llaman a una nueva prueba. Llegué y estaban José Palma, el hijo del Coco Legrand, otro flaco, un modelo y yo. El director nos sienta en un estudio y nos dice nos quedan dos personajes –Simón y Silvestre- dos de ustedes tendrán contrato, tres se irán pa' la casa. Hicimos las pruebas y quedamos José Palma y yo".
-¿Por qué en el rol de Silvestre?
"Los productores me comentaron después que primero me habían seleccionado para hacer a Simón, pero que como cuando representé a Silvestre me saqué la ropa y me puse una sudadera, decidieron que hiciera ese personaje porque tenía la actitud que se necesitaba".
Divertido, recuerda que la misma productora lo llamó temprano para avisarle que era parte del elenco, pero como estaba carretiado, no entendió muy bien hasta que ella le dijo que se levantara para ir a firmar contrato.
-¿Se te acabaron los prejuicios con la tele?
"Jajaja, es que antes había hecho cosas que me llenaban el espíritu, pero no así el bolsillo y ahora –no es que reciba un sueldo exuberante-, pero gano más de lo que mi vieja ha ganado en toda su vida; entonces, está bien, muy bien, no necesito nada más. No tengo grandes pretensiones en lo económico, además que estoy empezando y siento que lo estoy haciendo bien".