Por Victoria Bianchini conoce bien el negocio de las termas. En 1947 su padre, Héctor Bianchini, fundó las ya tradicionales Termas del Corazón.
"En aquellos años la cosa era distinta, no teníamos luz eléctrica y había que trabajar en base a leña y carbón. Mi padre compró las termas que estaban muy poco cuidadas y mi madre las administraba. Tenía 10 piezas, baños comunes y un comedor", recuerda Bianchini.
Ahora, como gerente general de la empresa familiar, administra el complejo turístico que esta semana cumple 60 años y que hoy cuenta con 75 habitaciones, tres comedores, tres piscinas, canchas de tenis y un mini zoológico, entre otros.
Pero no ha sido fácil para este centro de eventos. Durante muchos años contaron con una competencia directa que había desaparecido algún tiempo, pero que ahora volvió: las Termas de Jahuel. De hecho, la misma Bianchini reconoce que durante muchos años a las Termas del Corazón llegaban quienes no se quedaban en las de Jahuel. No obstante, durante 5 años los dueños de Jahuel -la familia Barros- decidió cerrar sus puertas, pero no por mucho tiempo, ya que desde hace 2 años volvieron a abrir y ahora con una fuerte inversión en modernización.
"Durante algunos años crecimos a la sombra de Jahuel, el público que no tenía cabida en Jahuel llegaba a nuestras termas, las conocía y volvía, pero después ellos cerraron", dice. "Ahora que volvieron a abrir ya no se repite esta situación, hasta el momento no lo hemos notado, no hemos recibido gente que diga, vengo de Jahuel porque estaba ocupado. En las ventas no nos afectó (la reapertura), sabemos que algunos clientes fueron a conocer y han vuelto donde nosotros principalmente por el ambiente familiar y la comida. Esas son nuestras fortalezas".
Con el fin de enfrentar la competencia, desde que se instalaron las Termas de Jahuel, Corazón ha invertido unos US$ 800 mil. Según Bianchini, la base de la estrategia está en diferenciar los públicos: "Hay consumidores para los dos, las termas de Jahuel son más para familias más ABC1 y nosotros más C2".
El año pasado facturaron US$ 2,5 millones, lo que significó un crecimiento de más de 7%. Para este año esperan conseguir un 10% de alza. ¿Cómo lo van a hacer?: "Para eso hay que ir renovándose. En los últimos años se tecnologizó una piscina, hemos implementado nuestro SPA con servicios complementarios a los que ya teníamos y naturalmente buscar una ocupación mayor de los clientes y no sólo de los seminarios, especialmente durante los fines de semana, con las fiestas de cumpleaños y matrimonio, que ahora hemos vuelto a hacer".
Otro punto en el que se han enfocado es en el desarrollo de eventos para empresas, construyendo 8 salones con capacidad para 700 personas. De hecho, del promedio de 13 mil personas que pasan al año por las Termas del Corazón, un 75% son reuniones de ejecutivos. Además, este público específico ayuda a romper con la estacionalidad tradicional del negocio hotelero.
El problema de la sucesión
Pero a Victoria Bianchini se le nota una evidente preocupación.
Sobre todo cuando se le pregunta por los planes a futuro: "Hay que consolidar lo que ya tenemos, y luego ver cómo se puede traspasar esta empresa a generaciones más nuevas, si lo va a permitir".
Victoria tiene 8 hermanos, de ellos todos son parte de la propiedad y cuatro de la administración.
"Esa es una de las cosas que yo asumo como responsabilidad mía y que me ha costado mucho poder formar a alguien paralelo para que pueda asumir", reconoce Bianchini.
-Y si no logra conseguir a ningún sobrino que se entusiasme y quiera seguir al mando, ¿tendrían que venderlo?
-Hay que buscar alguna posibilidad. Se ha tenido la idea sobre la posibilidad de vender, pero no es el ideal, no es el sueño. Si nadie quisiera quedarse con la empresa, habría que venderla.