En un momento calló y no habló más. La advertencia de que la entrevista no podría continuar, porque debía reposar su voz varios minutos antes de ingresar al estudio de grabación se hizo realidad con cierta congoja por parte de ella y de PuntoMujer.
Pero su silencio –de casi 20 minutos, en el interior de un auto- no impidió que sus padres, Lucía y Gerardo, comentaran con toda naturalidad momentos inolvidables de su vida, marcada por una carrera fortuita en la lírica, el esfuerzo y, finalmente, el éxito.
Así nos enteramos que, de pequeña, Verónica Villarroel iba a misa en el templo Santo Domingo y cantaba con entusiasmo “con flores amarillas” en vez de “con flores a María”, provocando la risa y el orgullo de su progenitora.
O que en su penúltima función de “Don Carlo” –realizada hace algunos días en el Teatro Municipal- actuó con fuertes dolores estomacales provocados por un cálculo renal que horas más tarde, eliminó. “Era un diamante”, dice entre risas.
El encuentro con Verónica Villarroel debía ser en la entrega de una medalla por parte de la Municipalidad de Santiago en reconocimiento a su destacada trayectoria. Su buena disposición, simpatía y sencillez posibilitó que la entrevista derivara en una suerte de breve testimonial que podría titularse “unas horas con una anti-diva”.
La acompañamos en la ceremonia donde agradeció la distinción tarareando la canción hip hop “me gusta la gasolina”; bromeó con el fotógrafo sobre el precio de las imágenes que le tomaba; probó, a intervalos, el apetitoso cóctel y contestó sin apuro las preguntas de dos periodistas que le inquirieron, por separado, detalles sobre el nuevo disco de música popular que grabó antes de regresar a Nueva York y en donde hace un dúo con Luis Jara.
Caminamos, después, por el centro de Santiago, junto a sus padres, en busca del auto, comprobando que ella se siente en su casa cada vez que visita Chile y que se desplaza sin aprensiones. Conversamos un largo trayecto en dirección a Las Condes donde, en el estudio, la esperaba su hermana menor Maribel, con quien también grabó uno de los temas de su disco que saldrá al mercado en el segundo semestre. Y la vimos guardar silencio, poniendo en práctica todo el rigor y profesionalismo que ha caracterizado su carrera.
Esas horas junto a Verónica Villarroel, una de las más destacadas cantantes de ópera que haya tenido Chile, permitieron descubrir a la mujer que hay en ella; una que, a los 44 años de edad, desea tomarse las cosas con más calma y probar nuevos caminos. Por eso su aventura en la música popular y por eso también, el placer que experimentarían los chilenos al contar, nuevamente con su voz en otros dos espectáculos que daría a fines de año.
-¿En qué etapa de tu vida como cantante te encuentras?
“Me encuentro en muchas cosas mejor y en otras me hubiese gustado tener la inocencia que tenía cuando era más joven, cuando cantaba cosas abriendo la boca y sin saber dónde me estaba metiendo.
“No soy una persona que se escucha o se mira mucho; por ejemplo, a pesar de todos los CDs o videos que tengo de mis actuaciones, detesto escucharme, porque todo lo encuentro horroroso, malo. Con los años, por diversas razones, entre otras que me han pedido algunas cosas, he estado mirando y me asombro
guaaau..cómo hice eso, lo hice por la inconciencia; no sabía lo que estaba haciendo, pero me salió bien. Ahora tengo más experiencia, más vida, sé la calidad de vida que puedes tener, sé de sacrificios y lo duro que puede ser estar arriba del escenario, sola, expuesta a la crítica, a cualquier accidente como un resfrío”.
-¿Y te planteas nuevos desafíos?
“Siempre; el desafío no sólo es cantar nuevos roles ¡y vienen! Por ejemplo, tengo que aprender “Sor Angélica”, “Andrea Chenier”, reaprender “Falstaff” que hice hace mucho tiempo.
“También tengo que tener la salud física, la sanidad bocal, la constitución, mi cuerpo, fuerte para soportar y querer hacerlo. No sé cuántos años más voy a querer hacer tal y cual cosa, se debe tener también la disposición. Hoy no quiero hacer mucho, quiero hacer menos”.
-¿Qué quieres hacer?
“Quisiera cantar cuando yo quiera, por ejemplo”.
-¿Se puede?
(Se ríe) “No sé si se pueda, hay cosas que son difíciles, creo que en algún momento va poder ser así; Además, más adelante todo ya no va a ser lo mismo; después, cuando tenga 50 y tantos, 60 años no voy a tener la misma voz que tengo ahora, eso es obvio.
“Sí quiero hacer cosas que estén dentro de lo que he aprendido y de lo que Verónica quiere hacer como por ejemplo, hacer un CD pop, actuar –me encantaría hacer alguna intervención en alguna teleserie o en una película, ser actriz-. También me encantaría, a lo mejor, dirigir alguna ópera que conozca bien; no me metería en algo que no conozca bien, porque las cosas hay que hacerlas con responsabilidad.
“También me gustaría enseñar, ‘coachear’, pero siempre estando ligada a lo que sé, a lo que pueda transmitir, a lo que pueda ser útil, eso me interesa mucho. Me encanta cuando alguna persona me pide consejos musicales y me veo capacitada para ayudarla, eso lo encuentro maravilloso”.
-¿Te sientes muy apremiada, cansada en esta etapa?
“Ehhhh... Mi agenda todavía está muy apretada, me gustaría tener más espacios libres aunque siempre he tratado de hacerlo. No he sido de esas cantantes que sólo se han abocado a la carrera, siempre he estado consciente de que necesito buscar la felicidad, a la Verónica con los pies en la tierra.
“A mí no me ha hecho feliz esta carrera, me ha dado felicidad en momentos maravillosos y una de mis grandes satisfacciones es haber podido sacar a mis padres por el mundo y a mis hermanos. También, cuando vuelvo a Chile, otra satisfacción es que la gente se siente identificada conmigo y ve en mí un poco del país representado afuera. Eso me emociona muchísimo y es también una gran responsabilidad”.
-En tu retiro, que no es próximo, ¿te ves de vuelta en Chile o ya te quedaste afuera?
“Yo, ahora, me veo en las dos partes, eso sería mi ideal, Nueva York y Chile. Quiero apuntar para eso, quiero proyectar algunas cosas y hacerlas más acá para estar en contacto con mis papás, hermanos, sobrinos –que casi no conozco-, con mis amigos de antaño, con los nuevos. Quiero recuperar toda esa vida que perdí estando fuera... me perdí casamientos, bautizos, nacimientos, muerte; quiero incorporarme más a mi Chile y recuperar un poco esa Verónica de antes y estar en contacto con Nueva York que es mi otra casa, a la cual afectivamente estoy muy ligada”.
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