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Cuando una prenda es tan valiosa como una joya

12 de Junio de 2007 | 16:29 |
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La fama de Rubén Campos no se reduce sólo a Chile, sino que realiza varios desfiles anuales por el mundo. En lo que queda de 2007, está invitado a "Pasarela Latina Colombia", a Palmas de Mallorca y al "Sao Paulo Fashion Week".

Su última colección se llama "Pasión por vestir tu desnudez". Explica que se trata del diálogo del vestido con la dermis; así como la anterior –"Sangre, sudor y lágrimas"-, porque es la sangre creadora que corre por las venas, el sudor del trabajo logrado y lágrimas al ver lo creado.

-¿Qué te diferencia del resto de los diseñadores?
"Para mí, lo que yo hago es arte, no es hacer ropa; cada una de mis piezas es una obra de arte; como están construidas, como están conceptuadas, como están elaboradas, la arquitectura que tienen. Se me llama 'el arquitecto de la moda'. Hay magia y hay filosofía detrás de cada vestido; hay pasión, lágrimas y sudor; hay una entrega total del ser, de la pasión creativa".

-¿Haces vestidos para cada persona o la gente ve los distintos diseños y te los pide?
"La verdad es que cada persona es única y eso está impreso en mi ropa. Cada cosa está hecha para la persona, con el color, con la magia, con el estilo de ese ser único. La moda es lo que pasa y muere cuando aparece otra moda, esto es estilo; es decir, vivir y vestirte como tú eres.
"La moda es lenguaje, explotar lo que quieres comunicar; es lo primero que tú ves, el espejo del tiempo, porque nos conocen a través del tiempo por cómo nos vestíamos. Entonces, creo que eso ha sido muy importante en lo que yo hago –el vestirse, no la moda-: muestra cómo veo el cubrirse, el protegerse o el desnudarse".

-Tus creaciones llegan incluso a la talla 54, supongo que ese cuerpo no viste la desnudez.
"¿Por qué no? No, mi amor, yo pienso que todo cuerpo es bello, dependiendo del ojo que lo mire y a cada uno hay que potenciarle lo bueno, traslapar lo que no queremos ver. Claro que depende de la persona, porque si tú no te aceptas como eres, con tus volúmenes, te vas a vestir siempre de negro, como yo, pero que no lo hago por eso".

-¿Por qué, entonces?
"Ah, para mí es un black out: yo no debo llamar la atención por lo que me pongo, sino por mi creación, por mi energía y ese es mi lenguaje, lo que quiero comunicar. Es toda una filosofía, no llegar, ir a un mall y comprarse ropa... o bien, claro, ir, pero elegirla, verla, sentirla. Ver el color, sentir el corte, la forma y que te llene... ¡eso es vestirte!
"De lo contrario, te estás perdiendo algo que es mágico, algo fundamental. No sólo se comunica con los ojos o verbalmente; también con la expresión, con tu forma de vestirte, con el colorido, con lo que te estás poniendo en ese momento preciso; más corto, más largo; más sexy, menos sexy. Es todo un diálogo con tu cuerpo... ¡es lenguaje!"

Agrega que, por los tiempos que vivimos, la forma de vestir es un lenguaje muy potente. "Cuando te hablan, sólo escuchas lo que te quieren decir; cuando sientes, es energía, presencia y, lo primero que hace cualquier ser humano, es mirarte de pies a cabeza".

-¿Qué recomiendas?
"Llegamos a algo muy importante, los puntos focales. Tú miras a una persona y, claro, si está vestida de rojo y es gordita, llamará inmediatamente la atención su figura; si pasas por un túnel y aparece una luz roja, la vista se te va sola. Entonces, el color es importante, pero además los puntos focales. Por ejemplo, si tú eres una persona gordita y te vistes de negro y tienes buenos pechos, tienes que poner un poquito de encaje en esa zona, que trasluzca un poquito... ¡todos los ojos se van a clavar ahí!, nada para abajo. Es interesante el tema".

- Por eso el diseño es para cada persona.
"El diseño individualista –que hagas algo para una persona y pienses sólo en ella- es maravilloso. En este momento, el mundo es elitista, porque sólo pocos se preocupan; todos los demás tienden a ir y comprarse un montón de trajes para la oficina, todos iguales ¡No pues! si eres tú frente al público, a la gente que te ve, pero ¡te vistes para ti!, no para tu marido ni tu hijos ni la gente que te ve. Debe ser un placer para ti, cómo cubres tu cuerpo y qué es lo que quieres comunicar".

-¿No es un privilegio de las mujeres, supongo?
"¡De todos los seres humanos! Es más, de tus mascotas, porque las elegiste. A ver, qué terrible es que vistas a tus hijos iguales, sin diferenciarlos. Fijaté que yo empecé, porque quería tener mis pantalones, mis trajes, mis cosas, porque recibía todo de mi hermano mayor. Le pedía a mi mamá que me hiciera los pantalones de esta forma y con una patita acá y ella no, porque eres hombre y te tiene que vestir así. Eso también influyó para que yo tomara la decisión, porque la ropa para mí era y es muy importante".

Casi sin respirar, sigue: "Tengo colecciones completas de cuando Versace era Versace, porque para mí el placer de comprar era increíble. Tengo cosas que uso hace 30 años... ¡eso es estilo!, porque es tuyo. Clientas mías usan chaquetas de hace 15 y la gente igual se las admira. Creo que eso es maravilloso".

-¿Clásicos?
"Mis clientas tienen un ropero en que las piezas no son de temporada; eso es moda –muere- y terminó. Las de ellas, en cambio, son prendas que tú atesoras, las usas y las vuelves a usar... eso es mágico, no es consumismo, es quererse. Así como guardas una joya para siempre, hay prendas con lo que haces lo mismo. Pasa con las cosas de cuero, de piel, que son muy durables".

-¿Cómo se logra que se vean siempre actuales?
"Es importante que tengas tips de moda, por ejemplo el color, las botas, una cartera nueva, el guante, el sombrero, la piel. Insisto, sí, que el clóset debe ser atemporal, que las piezas sean únicas, clásicas vanguardistas y que sean parte de tu vida... parte de tu vida".

- Pero para eso hay que vestirse con diseñadores y no todos pueden.
"No, no necesariamente; si sabes elegir, lo logras".

-¿Cuál es la pauta a seguir?
"Hay que saber qué te gusta, lo que te queda bien y lo que quieres proyectar. Eso va evolucionando con el tiempo y se le van agregando cosas. Por ejemplo, un traje que es muy bello, pero la falda ya no sirve –se gastó, me queda chica, qué sé yo-, guardo la chaqueta para ponérmela con jeans o con pantalón de cuero. El eclecticismo que existe ahora en la moda, la gama de posibilidades, permite acomodar el vestuario a lo que eres, a lo que haces, a lo que quieres, a tu lenguaje corporal, a tu entorno".

-¿Las chilenas sabemos hacer eso?
"Muchas, muchas; por lo menos, todas mis clientas".

-¡Pero ellas no valen!, les ayudas tú.
"Como que no, si uno va enseñando, educando. Les hago una lista o un mapa de lo que tienen y con qué lo pueden combinar y se atreven, ves tú".

-¿También los vestidos de noche se usan varias veces?
"Pero, por favor, si el vestido es tuyo, tiene tu marca.... es muy esnob eso de mandarse hacer un vestido para ponérselo una sola vez".
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