“La adolescencia es un período en el cual es fundamental distinguir si el sujeto que consulta está transitando una adolescencia normal o si se trata de un cuadro psicopatológico. Los profesionales de la salud mental, que trabajamos con adolescentes, estamos enfrentados a esta delicada distinción”. Así lo señala el psicoanalista argentino, Hugo Lerner, co autor del libro “Adolescencias: Trayectorias Turbulentas” y que estuvo de visita en nuestro país para participar de un seminario organizado por la Universidad del Desarollo.
“El adolescente –agrega- pasa de agnóstico a religioso, de rockero a fanático de la música clásica, de filósofo abstracto a empirista a ultranza; esto está relacionado con la búsqueda de identidad y el proceso de múltiples identificaciones. Este camino lleva a fortalecer una identidad que no es rígida o inamovible, sino que es un proceso en movimiento. Se llega a una identidad que, si bien tiene aspectos nucleares significativos y permanentes tiene otros más cambiantes. El sujeto va construyendo su mundo subjetivo, de acuerdo a los contextos socioculturales en los que se desarrolla, como lo plantean Castoriadis y Aulagnier, psicoanalistas contemporáneos”.
-¿Qué problemática le preocupa en los jóvenes de hoy?
“Estoy abocado, básicamente, a las organizaciones fronterizas de la personalidad o personalidad borderline y a la depresión. Los pacientes borderline suelen quejarse de aburrimiento y sensación de vacío; ansiedad difusa constante y sin causa aparente. Son muy inseguros y labiles emocionalmente. Presentan marcadas necesidades de dependencia. Pueden ser muy impulsivos, autodestructivos y rabiosos, les cuesta controlar sus impulsos.
"En los últimos tiempos, me ha preocupado mucho la depresión, no sólo en los adolescentes sino también en adultos. Me interesa como desde nuestra práctica y teoría psicoanalítica podemos cooperar interdisciplinariamente para prevenir, lo que la O.M.S Organización Mundial de la Salud, pronostica para el año 2020. Las depresiones estarán en el segundo lugar de las enfermedades, detrás de las cardiopatías y antes del cáncer; por lo tanto, me aflige pensar que los adolescentes de hoy devengan depresivos mañana. Muchas veces, lo que se ve en el adolescente como patología central: violencia, adicciones, trastornos alimenticios puede estar encubriendo una patología fronteriza o depresión".
-¿Cuáles son los signos de la depresión adolescente?
“Si los padres perciben retraimiento social, encierro, pérdidas vinculares importantes, hostilidad, angustia desmedida y trastornos en la escolaridad deben consultar a un especialista para que evalúe la sintomatología y llegue a una conclusión: si es parte del desarrollo evolutivo o si se está frente a un cuadro psicopatológico.
“A veces, los adolescentes se deprimen frente a la pérdida de vínculos significativos: una novia, un mejor amigo, la separación de los padres, una mudanza, alguna situación familiar compleja. Esto puede derivar en un cuadro depresivo como una respuesta normal ante pérdidas importantes o, quedarse cristalizado en un cuadro clínico, el que es necesario tratar con psicoterapia”.
-¿Podría referirse a la difícil tarea que enfrentan los padres de los adolescentes?
“Citaré a Anna Freud, la hija de Sigmund Freud, ella planteaba que: ‘el momento más doloroso y difícil del ser humano, es presenciar el tránsito de los hijos por la adolescencia’.
“La adolescencia siempre es una “trayectoria turbulenta”. El padre se siente en una situación de pasividad y le cuesta comprender el momento de su hijo, pues está muy alejado de sus propias vivencias de antaño. Aquel que tiene registro de su propio trayecto adolescente, podrá sentirse más cerca y entender el complejo pasaje adolescente”.