Uno de los principios fundamentales del entrenamiento dice relación con la progresión de la carga. Los incrementos de carga de entrenamiento deben ser graduales, y con pausas de recuperación.
Pero éstas son indicaciones generales. El tema está en hilar fino... ¿Cuánto incremento? ¿Cuánta pausa? En fin, resolver el cómo. Este cómo es importantísimo para evitar lesiones de abuso o entrar en fases de rendimiento decreciente de sobreentrenamiento.
El abuso es uno de los extremos del uso. Y cuando del cuerpo se trata, se pierde la función a través de una destrucción de la anatomía, que no alcanza a restaurarse tras ejercitar intensa e incesantemente.
En este escenario vemos a deportistas de alto rendimiento, deportistas ocasionales o aquellos sedentarios que cambian su rutina.
Estos últimos son los "guerreros de fin de semana", que se piden demasiado luego de cinco días de sedentarismo. O el atleta preuniversitario multifacético, que se saca el alma en todo.
Su principal molestia es el dolor -en un codo, en un hombro, en una rodilla, o en una pantorrilla-. Todos tienen en común lesiones de abuso, las más comunes de todas las lesiones en el deporte, y que cuentan con casi el 60% de las consultas médicas.
La historia del paciente es la conclusión de un brusco cambio en la calidad o cantidad de ejercicios que desarrolla en su actividad deportiva:
Atención |
CUANDO UN DEPORTISTA SUFRE UNA MOLESTIA, la solución es detener la práctica y restaurar las estructuras. Además, una pausa larga ayuda a recobrar la motivación.
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-Una quinceañera nadadora que agrega el tenis a su vida. Un mes más tarde, un dolor en el hombro le estorba en el servicio y le impide nadar.
-Un fondista preuniversitario decide que "ésta debe ser su temporada". Comienza corriendo cien kilómetros por semana y tratándose su dolor de pierna post-entrenamiento con hielo. Un mes más tarde, el dolor a la canilla le molesta hasta para caminar.
-La tenista de una vez a la semana, que a los cuarenta empieza a tomarse en serio su deporte, y a jugar tres o cuatro veces a la semana. Pronto, no es capaz de levantar una taza de café sin dolor en su codo.
Las lesiones de abuso resultan de repetitivos traumas de tendones, ligamentos, músculos y hueso, causados por una actividad que no está compensada por la dosis de ejercicio ni por la dosis de reposo.
Una descompensación que lleva a la fatiga de materiales biológicos, con inflamación y dolor progresivo que llevan a la limitación. El antídoto es detener la práctica, restaurar las estructuras. Una pausa larga, obligada, incluso para recobrar la motivación que lleva el exceso de competencia. El abuso de la mente. Que se proyecta en el cuerpo. Porque somos uno.